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Por Vicent Albaro
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Toda carrera política acaba en fracaso ( I )

    Comienzo con esta máxima de Enoch Powell, porque justo el día en que la nueva alcaldesa de Alcora, Merche Mallol, tomaba posesión del cargo en un salón de plenos repleto hasta la bandera, Javier Peris el ex alcalde socialista y gran perdedor de las elecciones, aunque sea por la mínima, presentaba su dimisión irrevocable dejando pasmados a propios y extraños.

    Su mandato ha constituido una etapa negra en la vida local, y no porque la crisis, personificada en el desastre Zapatero, le haya perjudicado claramente como a tantos jerarcas socialistas. No porque durante ocho años de mandato no hiciera mejoras, no es eso, ha sido su forma de gestión al frente del consistorio. Con reiterados tics maniqueos, sectarios y autoritarios, los que le han propinado torpezas mayúsculas, que con tiempo y en perspectiva, verán la luz, siendo el más notorio una sociedad civil dividida y desmembrada. Además Javier Peris, ha sido un fiel exponente del lema socialista acuñado por la etapa Zapatero, que ha devenido casi en problema genético del PSOE, “No respeta lo que no controla, y lo que no controla intenta desprestigiarlo”. Por ello, el conmigo o contra mí, ha sido el lema de su mandato, aunque lo haya querido travestir de mil formas y maneras, al final la cabra tira al monte.

    Los socialistas ganaron la alcaldía de Alcora en 2003, derrotaron por mayoría absoluta al PP con Javier Tomás al frente. Éste, ya había sido descabezado por la movilización manipulada por la izquierda, en forma de Plataforma No a la Contaminación y derivados. Una máquina electoral bien rodada y engrasada, infiltrada en todos los ámbitos locales, que había sabido vender muy bien las carencias medioambientales históricas, acumuladas desde décadas y por diferentes alcaldes, achacando absurdamente toda la responsabilidad al equipo de Tomás que fue el último en llegar. Éste, estuvo lento y torpe, reaccionó a destiempo y mal. La futura máquina de poder, encabezada entonces a la sombra por Peris, aprovechó las meteduras de pata del ex alcalde tránsfuga del PP, Javier Tomás, para derribarlo del poder. Así fue como manipulando, engatusando, mintiendo y exacerbando la sensibilidad de la gente, la izquierda tomó la calle en manifestaciones, asambleas, pancartas, folletos, agresivos anónimos, pintadas, foros controlados y toda clase de medios muy al uso, para derribar a un gobierno popular elegido democráticamente, que le había dado la vuelta a la ciudad como un calcetín y para bien, tras muchos años de inanición socialista.

    La multitud de actos realizados en Alcora, se asemejó mucho a lo acontecido los días anteriores y posteriores al 11M del 2004, al desastre del chapapote del Prestige y al No a la Guerra. Javier Peris y su entorno, fueron sin duda alumnos aventajados a nivel local, con lo que hemos visto acontecer ahora, hasta los últimos indignados de la Puerta del Sol de Madrid en toda España. De hecho su estrategia demoledora de alcaldes peperos, trató de exportarla a otras localidades como Les Coves de Vinromá, Almazora, etc... pero no acertaron. O bien no tenían la maquinaria tan bien ajustada, como la de su caja de reclutas en forma del Instituto “Ximen d’Urrea”. O los alcaldes destinatarios del ataque, fueron más inteligentes que Javier Tomás. Pero conste que lo intentaron y muy en serio.

    Una vez ganada la alcaldía por mayoría absoluta, comenzó lo bueno. Se rodeó de sus acólitos en todas las áreas, defenestrando a aquellos que olieran a la anterior etapa, fuesen o no válidos. Aquí no imperó el mérito personal o profesional, sino el culto al líder, por ello y con los vientos de cara por su temprana frescura y prometedoras expectativas, los apoyos fueron múltiples y continuados. Aunando también de su parte, a los múltiples y peligrosos enemigos que J. Tomás se había ganado, con creces, en sus patosas maniobras. En los pueblos, los grupos humanos subsisten de la subvención municipal para realizar sus actos, ya sean sociales, culturales o deportivos. En este caso se supo aprovechar muy bien esta donación de prebendas, sacando el máximo rédito personal y político, muy al estilo PER andaluz, lo que granjeó multitud de adhesiones inquebrantables. La carne es débil, y la opinión crítica escasa y peligrosa, como así se demostró.

    Pero poco iba a durar el feeling del buen rollito en los chicos/as guay, que gobernaban el pueblo. Comenzó un ataque sin precedentes contra la parroquia de Alcora y sus sacerdotes, por la propiedad de las ermitas, con toda clase de artillería legal y fuerza motriz, dada su privilegiada posición como primera autoridad. Torna a activar la maquinaria de la manipulación, la demagogia, el insulto y el escándalo sobre un tema innecesario, sin precedentes en la localidad que desembocó en fractura social, la enemistad con el clero, con la pérdida del juicio y el consecuente pago de la factura por el pueblo pagano.

    La segunda batalla la libró contra el ermitaño de San Cristóbal. Una familia modesta, trabajador de las brigadas del ayuntamiento, a quienes trituró desde su posición de patrono, porque existía una antena de televisión que emitía programas de contenido subversivo para sus intereses, y no podía controlar. Ya se había creado su propia televisión, con personal adicto, con medios jugosos y mercenarios políticos gratificados por su buen trabajo en campaña, que jaleaban desde las imágenes de la TV, las bondades del nuevo régimen local. El resultado final, otro caso perdido y pagado por el pueblo, enemistad e inquina con los ermitaños del templo más señero de la población, que acabó con la supresión de los ágapes festivos y fraternales actos, realizados en ese lugar desde tiempo inmemorial.

    Mientras tanto sus comandos anticontaminación, los que le ayudaron a conquistar el poder, comenzaban a darle quebraderos de cabeza. Pues siguiendo el plan establecido de antemano, debían continuar las denuncias y adecuación de filtros y demás sistemas de calidad del aire a toda velocidad, para poder seguir respirando y no morir en el intento. Y hete aquí, que aconteció la incomodidad de pedir subvención a las empresas, (siempre han ayudado al consistorio en fiestas, museo, concursos, exposiciones, patrocinios diversos, etc...como parte integrante de la sociedad alcorina), y no es lo mismo estar fuera, que mandar desde dentro (sic), ahora que tocaba pedir auxilio, no era ya tiempo de repartir estopa. Así pues, como el líder-comandante del invento contaminativo dejaba de ser útil, convenía desmontar los grupos guerrilleros, tan útiles antaño para defenestrar a Tomás y al PP. Y así fue. Uno puede pensar y con razón, si trata a los propios de esta guisa, a los que le ayudaron a encumbrarse... ¿Qué no hará con los de enfrente?. Pues eso, a temblar, y muchos temblaron.

    Pero ese es otro capítulo, de cómo sus concejales se le sublevan y le dimiten, o los dimite. Que a fin de cuentas es lo que él ha hecho ahora, pero con la salvedad de dejar en la estacada a quienes creyeron a pies juntillas en su persona y en su proyecto, y van a tener que lidiar una corrida entera de Concha y Sierra, con el Bloc en la presidencia del festejo taurino, pero esta vez sin líder reconocido. Nunca he creído en su imagen prefabricada de buen chico, de cara a la galería Ha manejado la foto de prensa con sonrisa perenne como nadie. Un verdadero maestro. Su talante conciliador en público se convertía en exabrupto en privado. ¿Se va porque no tiene ya nada que sacar, o porque ya lo ha vaciado todo?. Muchos opinan que es una retirada estratégica, de que como anda hoy la PSOE, lo mejor es quitarse de en medio. Cuando entró de munícipe, otros dijeron que sólo aceptó la proclamación, cuando vio y palpó a su contrincante Javier Tomás, morder el polvo totalmente derrotado y desbordado por los acontecimientos. Vamos, que pocos riesgos y la mayoría asegurada.

    Yo nunca asimilé esta afirmación, pero visto lo visto, ya me lo creo todo. Por eso comencé este escrito con una cita, y con otra termino: “Sin integridad moral, el dirigente se retuerce entre sus mentiras hasta causar su destrucción y la de los que le rodean”. La cita se le atribuye Bill Clinton, y podría hacerse extensiva a otro nivel más alto, que el de un pueblo del secano castellonense, extenderla a España. Un pueblo desvencijado que galopa a lomos de un corcel desbocado llamado crisis, al igual que la desdichada nación española. No se por qué, Peris ganó la alcaldía después de soliviantar una sociedad pueblerina, es decir, necesitó una convulsión para ganar, igual que Zapatero ganó por una tragedia sin precedentes: los atentados del 11 de Marzo de 2004. Hay ciertos paralelismos entre ambos políticos, que no han pasado desapercibidos a algunos. Han sido personajes que han servido antes al partido, que a la sociedad a la que representan. El uno ya se ha ido, el otro ZP, -el más peligroso- resiste en un calculado plan de conveniencia estratégica, mientras el barco se hunde con todos nosotros dentro. Lo malo es que no hay salvavidas para todos, y la mayoría no sabe nadar en las frías aguas del Atlántico norte.

     

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