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Por Vicent Albaro
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De tiempos normales a tiempos difíciles

    La que está cayendo y la que nos espera. Esta es la frase que más escucho a unos y otros de mis allegados, conscientes de estar viviendo unos tiempos de dificultad cada vez más extrema, y lo peor, sin visos de solución a corto plazo. Recuerdo una anécdota de mi padre con su tío Pepe Albaro, casado con la tía María la Bajoca, cuando mi progenitor, ufano por el jornal seguro de la fábrica de Gaya, allá a mediados de los sesenta del siglo pasado, presumía de las bondades de la nómina. El tío Pepe, le aconsejó guardar y ahorrar, pues en su casa en “Tiempos Normales”, también había de todo y después vinieron la miseria y el hambre. (La Guerra Civil del 36).

    Yo no sé si nuestros tiempos normales ya han pasado. Lo que veo, es que no vivimos una situación serena y la tensión va en aumento hasta términos preocupantes. Seguramente nuestros buenos tiempos tampoco eran normales, si entendemos por normal la vida laboriosa de trabajo, ahorro, familia y gastos controlados, conformados a lo que nuestras posibilidades económicas nos pueden permitir. Por lo general en nuestros buenos tiempos, el despilfarro ha sido mayúsculo, así como vivir por encima de las posibilidades de la inmensa mayoría. Un conocido mío cuando sale a la palestra este tema, me reprende y saca a colación el tema bancos, mercados, primas, UE, etc…para tachar de todos los males casi siempre al gran capital. Y tiene buena parte de la razón, este perro mundo lo dominan cuatro hiper poderosos sin alma ni fronteras. Pero aún así, a nadie le pusieron una pistola en el pecho para firma la hipoteca del adosado. La ambición es libre, y el riesgo consecuente también. Culpar al sistema en abstracto, siempre es lo más fácil.

    Así que con una crisis monumental pegada a la chepa de la mayoría, recordando los tiempos normales, es bastante lógico que le suba la mala leche al personal y la gente busque culpables, que casi siempre están y son, ajenos a nosotros. Nuestro ego es especialista en buscar la autojustificación, culpando a otros. Y no siempre es así. Y en esas estamos, sin un duro en el bolsillo de lo particular ni de lo público, cuando todos los males se desatan encadenados por una serie de errores garrafales, que nadie quiso ver cuando la pasta gansa corría a espuertas con suma facilidad. Así que de los tiempos normales del tío Pepe Tabaco, nos podemos ver abocados a una situación límite, Dios no lo quiera.

    Por un lado Cataluña dando caña a España, caso de que la propia Cataluña no lo sea, según los profetas del secesionismo catalán. Han esperado el tiempo suficiente y la situación perfecta para lanzar el órdago de la independencia, igualito que en los años treinta del pasado siglo, frente al gobierno de la II República. Ya la tenemos montada, y quien no quiera verlo está más ciego que un topo. Para quienes hablan de adoctrinamiento del personal, yo solo referiré un caso de una amiga de mi mujer. Ella alcorina, casó con un muchacho catalán con ascendencia cordobesa con lengua vehicular castellana, tuvieron una niña preciosa que con los años creció, ya de adolescente coincidimos una tarde en la merienda de fiestas. Las soflamas independentistas y con aires de superioridad de la niña, de apenas dieciséis años eran para hacérselo mirar. Yo con confianza les apunté a los padres lo ideologizada de la apenas niña, y su respuesta fue que eso era normal allí en Girona, que los jóvenes se apuntaban a ERC con su rebeldía juvenil, y que no había ningún problema. Y yo insistía: No es que yo quiera fastidiaros, pero esta niña nos mira por encima del hombro y no escucha nada que no quiera escuchar, no solo está ideologizada joder, sino que le han lavado el cerebro. Para acabar con un: Pero amigo, coño, que tu eres de Córdoba y tu mujer de un pueblo de Castellón, al pie de Sant Cristáfol y que se llama Alcora. Pues oigan nada, ni flores. Todo alegrías y todo perfecto. Vixca Catalunya lliure. Ahora la niña debe rondar los veintitantos años y ya no se si seguirá en el dogma o no. La pregunta es siempre la misma: ¿A cuantos les sucederá lo mismo?.

    Si esto aconteció hace doce años, hace veinte y viniendo de Francia en autobús, después de librar una competición deportiva internacional, y llevando la bandera española en la luna trasera (Obligada en el evento por cierto), desde la Junquera hasta Tarragona, los insultos verbales y los gestos manuales, eran de ver, se los pueden imaginar. Ni que les enseñaras al mismísimo Satanás. Los gurús iluminados catalanes, han hecho muy bien su trabajo. Y quienes debían moderarlos han hecho una irresponsable dejación de funciones. Así que yo ni pongo ni quito rey, ni relato la Historia real ni su constante e interesada manipulación, que para eso hay gente muy docta y sapiente. Pero algo huele mal en la Cataluña profunda seguro, en especial para quienes entendemos el conjunto de la nación llamada España en unidad, y al mismo tiempo respetuosa y tolerante con su diversidad territorial.

    De cómo la política ha llegado a ser tan manipuladora y rastrera da para otra sesión. Pero con la muerte del espíritu de la Transición, no puede esperarse nada bueno. Cuando le di cortésmente la mano en un congreso social, al alcalde del PSOE de Vila-real, y le explicaron quien era yo, me dijo sonriente aquello de, se nota que eres del espíritu de la Transición, para recalar en, ahora eso ya no se lleva. Y me vino a la memoria la alcaldía de D. Eugenio Ponz Nomdedeu, que aún ahora después de treinta años se reúnen exconcejales de la UCD, del PSOE y del PCE y se van a cenar con sus mujeres tan campantes. Detrás han pasado siete corporaciones más, y casi todas se odian a muerte. Hasta del mismo bando. Lo dicho, RIP al espíritu de la Transición de la concordia, respeto por las ideas ajenas y búsqueda del consenso constructivo. Ahora toca todo lo contrario, el de enfrente no es rival, sino enemigo. Y al enemigo se le combate y si se puede, se le destruye.

    Con estos mimbres se hacen los cestos que tenemos. Casi ocho años de gobierno de Zapatero, los últimos de desastre económico monumental y nadie decía ni pum. Con diez meses de Rajoy intentando tapar boquetes, bailando con la más fea y con algunos errores de bulto incomprensibles, todo el anarco-rojerío encendido en llamas, culpabilizando a la derecha de todo, sin el mínimo espíritu de crítica asumiendo los errores pasados. Para acabar siempre, en la frase típica del desencanto del frustrado izquierdista; “Todos son iguales”. En esa lógica increíble, de si los míos no valen, los otros a los que aborrezco, aún valen menos. Pues como que no, Manolo Pizarro no es Pedro Solbes, el tiempo ha dado la razón a Pizarro aunque el exministro le ganara el debate, es muy duro asumir que nos hemos quedado sin queso, y también es humano.

    Visto lo visto, las posiciones se están extremando. Los argumentos ya no existen, y priman los eslóganes al uso, más o menos incendiarios, para derribar cualquier persona o institución que no convenga a las posturas exacerbadas “in crecendo”. A cuanta más miseria, peligro, menos a perder. A cuanto menos a perder, más agresividad y combatividad. ¿Y quien pone freno a esto?. Quizás fuera mucho pedir, practicar un espíritu constructivo, comprensivo y tolerante, comenzando por los mandamases de arriba, y a partir de ahí todos los demás.

    Para lograr esto, la ideología habría que guardarla en el armario ropero, la euforia ególatra en formol, hasta la espera de mejores tiempos, remar todos unidos, y ser más conformistas con lo poco que nos han dejado los mangantes de cuello blanco. Y no estaría de más, poner en el cabezal de la cama el cuadro de Goya, ese de los dos paisanos atizándose con la estaca, que parece nuestro sino maldito. O ponerse el DVD de la Vaquilla de Berlanga de tiempo en tiempo. Mientras tanto, el que pueda, quiera y sepa, a rezar para que vuelvan los “tiempos normales”, citados por mi tío abuelo Pepe el Tabaco, y colaborar para que esta orgía de despropósitos de unos y de otros, no vaya a más. Un incendio es fácil de prender y malo de apagar.

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