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Por Vicent Albaro
Camins de l´Alcora - RSS

Sobrevivir aún la cerámica

    Lo vi el otro día, era Pepe caminando por un polígono industrial desértico, grasiento y vacío. Donde el reiterado y monótono cartel decía SE VENDE o ALQUILO NAVE. Tan mudo y silencioso como un camposanto, con los nichos y panteones tamaño Gulliver en forma de grandes naves sin vida. En su interior reposan gigantescos cadáveres con osamentas de hierro y piel de refractario. Cristaleras de oficinas rotas, a imagen de cuencas sin ojos en tétricas calaveras. Un gran osario de sueños y ambiciones perdidas. Paré y le saludé. Pepe me miró risueño con ojos llorosos, paseaba un perrito faldero por aquel vial como buscando algo sin saber qué. Pepe lleva más de dos años en paro, el subsidio agotado y sin perspectiva de trabajo. Era un buen prensista, el mejor desde que entró a la fábrica con catorce años. Tiene cincuenta y seis y pasea su perrito sin rumbo fijo y con el rostro enajenado. El mejor prensista no tiene prensa que trabaje, para que le dé de comer.

    Las fábricas de cerámica las están pasando canutas. Cierres, paros, Eres, y otras calamidades al uso, se ciernen hoy, sobre el sector más boyante de nuestra provincia desde hace décadas. Ha sido hasta ahora el principal motor económico de esta tierra y con su agonía, van desapareciendo también el bienestar y las esperanzas de futuro de mucha gente. Se están rompiendo moldes ante una situación desconocida, que sino fuera tan dramática, sería para escribir una epopeya.

    Alcora y alrededores siempre han vivido de la cerámica, mejor o peor pero siempre, al menos en los últimos tres siglos. Estoy convencido que si aquellos precursores, hubieran conseguido una actividad mejor y más rentable, la hubieran aprovechado. Pero no. Para ganarse el pan, se dedicaron a ensuciarse de polvo y barro, como Pepe. Otros, a encender y apagar hornos. En invierno, en verano, los domingos y las fiestas de guardar. Y así ha sido hasta hoy, el tiempo en que toca escribir tristes epitafios.
    Y hablando de epitafios, hace años allá por el mil novecientos setenta y siete, en la revista Peñagolosa y el núm. 14; editada por la Excma. Diputación de Castellón, Lisard Arlandis escribía un soberbio artículo sobre la cerámica del Conde de Aranda llevando por título: “Una elegancia llamada Alcora”, artículo por cierto, al que han hecho referencia un sinfín de escritores. Pues bien, en el citado trabajo, se narraban las peripecias de la Fábrica y sus exquisitos productos con fotografías espléndidas, algunas a color de su variada producción. Platos, mancerinas, fuentes y placas. Tras la pomposa exposición y toda suerte de halagos (merecidos por cierto) concluye el autor con la frase: Había muerto una elegancia llamada Alcora. (Sic) La referida sentencia podrá ser todo lo poética que quiera, pero nadie negará el tinte de luto, el tufillo a velatorio y el sonoro toque de muertos que desprenden el sujeto, verbo y predicado.

    Y es que a veces pienso que nos gusta la necrofilia. Nos recreamos en lo que pudo haber sido y no fue, aquello que pasó a mejor vida. Llámese alfarería, hoy inservible y nada práctica, arrinconada por los plásticos. La preciosa cerámica elitista del XVIII, de precio prohibitivo y exclusiva de museos, forofos virtuosos y anticuarios; también feneció por su inutilidad práctica. Y mientras se nos llena la boca con homenajes al pasado, perdemos de vista lo que en verdad nos da el pan, trabajo y dignidad. La “odiada” por algunos cerámica industrial, a esa que le den. Y le han dado, vaya que si le han dado. Y en toda la línea de flotación. Vamos, que el barco se va a pique, desde el Titánic hasta la modesta patera, pasando por el catamarán y el barquito de vela. Aquí, como alguien no lo remedie, no va a quedar ni el apuntador. Y el paseo en solitario de Pepe, amenaza convertirse en romería penitencial de parados desubicados, con colección de hipotecas al costillar y recetas de antidepresivos.

    Esta crisis que el presidente Zapatero no vio o no le interesó ver. Que pudo atemperar y no atemperó, se asemeja a aquella temible peste bubónica medieval. Esta no te mata, o sí, pero te deja para el arrastre y sin solución de continuidad. Nos ha empobrecido a todos y ha cercenado el porvenir de todos, en especial de la juventud. Agravado por un monocultivo que no ha buscado alternativas. No hacían falta, era todo demasiado fácil. Es verdad. Pero ahora pintan bastos y es momento de buscar salidas, las que sean. Entre ellas hacer las maletas como nuestros abuelos. ¿Y qué nos ha pasado?. Se estarán preguntando futuros Lisard Arlandis, cuando escriban sobre esta otra elegancia llamada Alcora que agoniza. No es sencillo.

    Pero podría decirse entre otras cosas: Que la industria cerámica es la hermana pobre de la Administración, molesta pero necesaria. Manoseada por todos y vilipendiada. Muñida y apaleada. Sin apoyos y malmirada. Represión fiscal continuada, energía cara, ayudas nulas. Por otro lado, la avaricia rompe el saco. Que no todo es correr, pues la velocidad mata. Que no se puede vender a cuatro lo que cuesta seis. Que es un suicidio profesional, promocionar lo de fuera por muy chinesco que sea, y desacreditar lo propio. Aquello de la unión hace la fuerza, está muy bien en la teoría, pero en la práctica, yo hago lo que me sale de mis bemoles. Que en el comercio deben respetarse tanto fabricante como comprador, y no abusar del débil, ambos se necesitan.

    Y en la otra parte sería bueno recordar, que no es de sabios morder la mano que te da de comer. Que el trabajo es un bien escaso que hay que cuidar. Ser responsable te catapulta al éxito. No deberías despreciar ni odiar aquello que te proporciona ingresos, para ser libre, vivir con dignidad y criar a tus hijos. Si no te gusta lo que haces busca otra cosa, seguramente la habrá. Si quieres superarte o independizarte, nadie te lo impedirá, es cuestión de valentía y...de riesgo. Nuestros padres sabían lo importante de tener un trabajo. Lo cuidaban con esmero. No gastar más de lo ganado. Ahorrar es de inteligentes. Revisar los dichos de la abuela: El que guarda cuando tiene, come cuando quiere.

    Y para algunos que nos dirigen. A la vaca si no la cuidas, se le secan las ubres. No se pueden comprar el ego, las ambiciones políticas y económicas, con moneda de alarmismo, manipulación, insulto, confrontación social y desprestigio de los emprendedores. Montar algaradas con manifestación y pancartas al uso, (ZONA ZAC) culpándolos de todos los males. Porque sencillamente provocarás la estampida. Solo que se irán, discretos y en silencio. Con crisis y sin crisis. Despedida a la francesa. “Au Revoir mon ami”. Que te aprovechen los PAIs llenos de escombro y jaramagos, y los solares de gasolineras en proyecto. Lo malo de todo esto es, que a un individuo megalómano con andares de funcionario, se la trae al pairo.

    Y mientras, Pepe con su perrillo faldero, aún cree que es posible. Y busca el milagro, absorto en su ensoñación por el solitario y mugriento polígono. El vientecillo le ha traído un sonido familiar, el retumbar rítmico y medido de una prensa invisible, en la lejanía. ¿Será esa quizás, la prensa SACMI con la que sueña reincorporarse cada día, para sobrevivir hasta la jubilación?. ¡Dios, qué pena y lo que nos queda por sufrir!.

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    comentarios 3 comentarios
    Vicente P. Albaro
    Vicente P. Albaro
    04/04/2011 12:04
    De acuerdo

    Tiene usted toda la razón en el final de su comentario, y yo añado, no solo "nada", sino nada de nada de nada.

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