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Por Vicent Albaro
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El perdido artículo del libro de fiestas

    Es un clásico de lectura obligada cada verano. Hay quien se los colecciona con fruición, pues no deja de ser una hemeroteca local desde aquel lejano 1948, cuando a la corporación de postguerra se les ocurrió editar un libreto, que incluyera el programa de fiestas, y que salvo algún paréntesis, se ha conservado hasta hoy engrosando su contenido año tras año, a medida que la población iba creciendo en gentes y medios.

    Si no me falla la memoria, soy el tercer colaborador más veterano tras Enrique Moliner Grangel y Encarnita Ferrer Bou -que no el de más edad-, lo que da a entender el vacío generacional existente, tras la muerte de grandes maestros como Vicente Mallol, Rvdo, Joaquín Amorós, Dr. Federico Michavila, Eduardo Soler Estruch, Cristóbal Bachero Pérez, Ernesto Nebot, etc...

    En la actualidad una pollada de juventud escribe sus cuitas en estas queridas páginas, y otros no tan jóvenes que se incorporaron más tardíamente por diferentes causas, aunque el denominador común es su relación con Alcora a través de los años, y por supuesto la afición a la literatura prosaica o la lírica poética. Históricamente el ayuntamiento de la población, ha invitado a los escribidores a participar con sus escritos, sin mayores pretensiones que la colaboración literaria más o menos afortunada, pero siempre agradecida. No hay baremo, ni patrón, ni concurso para participar en el libro, a lo sumo la corrección ortográfica, la adecuación a temática de corte local y poco más. Este hecho quizás pueda deberse, a esa laguna oscura de pocos escritores de la tierra, que en algún momento hizo peligrar la publicación a principios de los setenta, quizás por ese sentimiento de orfandad creativa la manga ancha sea la norma genérica para publicar.

    Ni que decir tiene que al margen del contenido literario, publicitario, fotográfico y la detallada exposición los actos festivos, agradan muy mucho a la peña lectora, los reportajes de las festeras, llámense Reina y Damas de la Corte, por aquello del cotilleo. Programas rosa que tanto gustan al personal en estos tiempos, y que no lo inventó Tele 5... las comadres del pueblo, ya llevan lustros dándole a la labia en mercados, lavaderos, portales, fuentes, esquinas y lugares de reunión al uso, hasta riñas de pelambre; por ello creo que deberían demandar a la SGAE y exigir royalties por copia descarada del acervo popular.

    Desde sus inicios dicho libro lo han coordinado los concejales de turno, generalmente el de cultura con ayuda del de fiestas o viceversa. Desde hace ocho años lo hace José M. Puchol que ostenta el cargo de cronista de la ciudad, con buen oficio y quisquilloso perfeccionamiento. No voy a quitarle ningún mérito pues se que lo tiene el organizar semejante puzzle, como también creo que los anteriores a él -que son muchos, y entre los cuales me encuentro-, tampoco se merecen las sombras brumosas que se han ido hilvanando por la incompetencia del anterior regidor de cultura Sr. Luna, desentendiéndose de éste y otros asuntos de su inmediata competencia.

    Y para muestra un botón. En el libro de este año aparece el artículo de un firmante: Paco Gentil-Medinyá, que como el que no quiere la cosa, entre sobeos y buenos deseos, pone a caldo el libro de fiestas del año 2000. Ese me tocó montarlo a mí, claro. Por cierto el discrepante, es natural del pueblo, maestro jubilado y emigrado a la Cataluña como tantos otros, se incorporó a la nómina literaria del libro a finales de los años 90. No voy a opinar de sus gustos, todos muy respetables y opinables como todo. Pero se ensaña reiterativa y machaconamente en el asunto de la Lengua, criticando el orden de impresión, y a algunos autores por utilizar la lengua castellana y no la valenciano/catalana, apelando incluso a epítetos como el desprecio a la Nostra estimada llengua? sic. Cuando es un libro bilingüe desde hace más de treinta años. Por favor, que alguien le enseñe a este señor libros de los años sesenta, cuando en este solar nadie osaba zaherir la lengua del imperio, y resulta que en el año 1966 estando Franco vivito y coleando, recién estrenada su película ”Franco ese hombre”, siendo reina de las fiestas la bella señorita: Maria Amparo Grangel Tejedor, en el libro de fiestas de su pueblo aparecen escritos de Conrado Font y Soleriestruch en lengua valenciana culta, otros de Cristóbal Bachero “El Llimonero”en valenciano alcorí, etc... ¿Será por precocidad en publicar la “despreciada” lengua, en los fabulosos años sesenta?

    Al amigo Paco Gentil le ocurre, y es comprensible, que a fuerza de demostrar su inexistente pedigrí catalán para evitar el menosprecio que nos tienen a “los valencianets” en esa tierra tan “superior”, acaba uno tragando los postulados integristas del nacionalismo excluyente, que tiene como su principal bandera la imposición del Catalán a todo kiski. Una región autonómica que se autodefine “Nación”, que persigue al castellano que es el vehículo para entendernos todos en esta piel de toro, –que por cierto, tampoco le gustan los toros- considerándola extranjera en su territorio, y multando a quien osa rotularla siendo un derecho constitucional, en un descarado proceso de secesión del Estado. Todo esto señor Paco Gentil, es lo que quiere decir en su artículo, pero no se atreve, y lo manifiesta de forma sutil y delicada, entre algodones. Pero el transfondo es la supresión del castellano, la anexión de Valencia y les Illes Balears en esa ensoñación idílica dels Països Catalans. Usted lo dice con brumosa sofisticación, los de Esquerra Republicana con alto voltaje retórico. A mi me llamaron “fill de puta”, en su Girona de acogimiento, viniendo de Francia en autobús, de un concurso de reclamo de tordo. Todo porque el autobús llevaba la bandera española en la luna trasera. Y es que veníamos de representar a España, como así lo hacían: Francia, Italia, Bélgica y Portugal. De pena.

    En nuestra tierra que es la suya, estamos muy a gusto con el bilingüismo. Salvo casos puntuales nunca pasa nada. Aquí hay castellanos, murcianos, andaluces, aragoneses, portugueses, rumanos y hasta moros. Cada uno se expresa como sabe y puede. Los lectores del Libro de Fiestas, de más de cincuenta años de edad, que son muchos, leen mejor en castellano que en valenciano. No tuvieron oportunidad de aprenderla en la inmersión lingüística, que obliga, sí obliga a los escolares de hoy en día, y que también produce desnortados analfabetos en esa dichosa LOGSE. ¡Qué lástima de Inglés, para ganarse fuera, un pan que ya no hay aquí!. Aún y así, leen y se documentan con absoluta normalidad. Usted como maestro, me recuerda otros “maestros” que siempre han de sentar cátedra, debe ser un síndrome del oficio, ese que a fuerza de predicar a los alumnos, traslada la prédica a todas sus relaciones humanas. Qué se le va a hacer. Mire, yo escribo y he escrito el valenciá/catalá normalizado. Me puede buscar en esos libros que anda repasando, y son esas actitudes impositivas y dogmáticas como la suya, las que me hacen aborrecer el utilizar algunas veces la lengua materna.

    Y usted estará preguntándose a estas alturas el porqué de esta perorata. Muy sencillo, no me gusta que nadie manosee mi lengua para asuntos políticos de dudosa finalidad. Porque lo más sagrado e intransferible que posee el hombre, es la lengua y la libertad. Felices y “Gentiles” fiestas.

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    comentarios 2 comentarios
    Vicente Albaro
    Vicente Albaro
    22/09/2011 11:09
    Clar que es una opinió

    Claro que es una opinión por eso está en ese apartado. Y a mi abuela Serrana y a mi abuelo Colás que hablaban justito el castellano, pero no interpelaban a nadie, ni obligaban, ni multaban por hablar o rotular en castellano a nadie, esa es la gran diferencia.

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