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Por Vicente Piqueres Monzonis
El Caballero del Komián - RSS

Remembranza del ayer - 2ª parte

    Al final de la misma, tomando dirección hacia El Grao, había dos calles o caminos bifurcados, que venían a unirse en uno sólo, bastante antes de lo que hoy es el Hotel Alhoa.

    .- En la primera calle, y a mano izquierda, había una explanada y por ella se accedía, en primer lugar, al horno del puerto y en la planta baja del edificio de al lado estaba la centralita telefónica, de la que se ocupaba Carmen, la mujer de Cavanilles.

    Y en el piso de arriba estaban las oficinas del Pósito de Pescadores, cuyo presidente era el “Siño Pepe Nicolau (El Curret), el Secretario Manolo Chiva y finalmente yo que actuaba como auxiliar de oficina y ayudante de Chiva solamente, en los principios de mi curriculum profesional. Después pasé a trabajar en la Maceva, cuando mis aspiraciones sobre el porvenir eran otras.

    .- En estas oficinas del Pósito, casi todos los días, había reuniones con algún que otro armador de embarcaciones de pesca, de arrastre, fanal, “palangre” etc. como era el Tío Garí, por ejemplo, y también venían a telefonear o a visitarnos el que era Comandante de Marina Don José Urízar, y el Práctico del Puerto D. José Mª García de Abienzo y Colmenares, cuyo motivo principal de sus visitas era el teléfono, porque no había otro por los alrededores, debido al movimiento de barcos, entradas y salidas, sobre todo en época naranjera. Él entraba y sacaba los barcos del puerto.

    Como abajo estaba la Centralita de Teléfonos, Carmen se ocupaba de acelerarle las conferencias. ¡Si hubiéramos tenido “cachaps” como ahora………

    .- Por aquella fila se seguía con casas, chalets o solares cuyos dueños desconozco o ignoro quienes eran, en aquel entonces.

    .- Pero uno de ellos, el primero, que aparecía, a mano izquierda, era el de un señor rico, o lo había sido, y lo conocíamos por el “el chalet de Sardina”, que posteriormente pasó a Salvador Comes y Bautista Gimeno, ambos conocidos como “los Baoros”.

    .- En el centro había una fila de casas y barracas particulares bien de pescadores o de otros diversos dueños, como por ejemplo la de “El Cumbo”, que, si no recuerdo mal era la primera.

    .- En la calle de abajo, al principio, existía una barraca, con terraza techada, que servia a modo de Lonja para subastar el pescado y guardar en su interior cosas propias del Pósito, y en la exterior, junto a la pared, cajas para el pescado que entonces eran de madera.

    .- Justamente al lado estaba el Bar de Pedro y enfrente las casas-pisos, ya de obra, de los marineros y pescadores, donde Pedro era dueño de alguno para alojamiento de huéspedes.

    D. Mariano Zugasti, dueño y Director General de la Maceva, y el Sr. Alcántara, Director de la Escuela de Cerámica de Madrid, que le acompañaba, se alojaron allí en alguna ocasión, especialmente en la época de verano. Y también Paco, el chofer, por supuesto. ¡Vaya elemento!

    Las comidas que se hacían en el Bar de Pedro eran caseras y de muy excelente calidad, sobre todo las paellas que eran de “chúpate dómine”, así como el pescado era muy fresco, del día.

    .- Siguiendo el camino nos encontrábamos con la Sociedad de Pescadores, regentada por la Sra. Elvira, donde guardaban sus cañas los socios y donde se podía adquirir cebo, en especial “gambeta de sequiol”, para pescar con caña y al “palangre”, gusanos de veta, fitas y varias clases de cebo más. Allí había de todo lo necesario para los que eran pescadores o aficionados.

    ..- A continuación venia el estanco de IVA OLARIA (así se llamaba), que era viuda y tenia un hijo.

    No se vendía más que lo corriente de la época. Cajetillas y Cuarterones de picadura, que llamábamos “Flor de andamio” por la cantidad de troncos (no hojas) que llevaban. Cigarrillos Ideales, que los apodábamos “Caldo de gallina” por su envoltura amarilla, Paquetes de cigarrillos medio hechos, o también Celtas largos o cortos, “Sigarrets de garbeta”, alguna marca de puros y poco más había para escoger. De tabaco rubio solo el de la marca Bubi y nada de “caliqueños” ni especial. Al principio era por racionamiento pero después ya quedo libre la venta.

    .- Un poco más adelante aparecían, a la derecha y en la misma fila, la casa donde vivía Agustinet Sanz, mi proveedor de paquetes de tabaco rubio.

    Total que en la misma fila de casas estaba, para mí, el suministro de tabaco rubio especial.

    TABACO RUBIO Y RACIONAMIENTO.-

    Agustín Sanz, (para mí el “Siño Agustinet”) que oficialmente trabajaba como “Ship Chandler”, (pero le llamábamos el “Chipichamba”), que significa “Proveedor de Barcos”, me vendía paquetes de cigarrillos rubios, americanos o ingleses, que canjeaba en los barcos por provisiones diversas o los compraría a bordo. El caso es que era mi proveedor de pitillos rubios.

    Cuando le pedía un “aprovisionamiento”, lo mismo trabajando en el Pósito o en la Maceva, porque tenia amistad con él, siempre me preparaba un “potpurrí” a base de paquetes varios compuesto de paquetes Camel, Chester, Lucky Strike, Gold Flake, Sweet Caporal, Craven-A, Capstan Navy Cut, Pall Mall, (uno de cada) etc. etc. que tenían un sabor exquisito, y que mucho sabíamos apreciar los que empezábamos a fumar, deleitándonos el paladar de una manera extraordinaria.

    Yo el que más apreciaba era el Craven-A cuyos cigarrillos tenían en un extremo hasta una envoltura de corcho para que el papel no se pegara a los labios y además se suministraba en cajas de hojalata con 50 pitillos dentro. Las cajas estaban un poco curvadas para poderlas llevar en el bolsillo de atrás del pantalón, y así se acoplaban al glúteo trasero que uno prefería.

    No existía el filtro de los cigarrillos como ahora, o sea que el humo lo tragábamos a palo seco y.... ¡Que buenos estaban! Me cobraba por cada cajetilla 2,o 3 o 5 Ptas., según las marcas escogidas.

    Con aquello, que muy pocos paisanos lograban, yo ya me consideraba uno de los amos de Burriana, presumiendo de fumar tabaco rubio de calidad, porque eso solo lo conseguía quien podía. Lo malo es que tenía una clientela impresionante, pero “yo ni caso”.

    Mi amigo Paco Ochando, que vivía en la Malva-rosa (calle principal) se cultivaba plantas de tabaco, las secaba. El mismo elaboraba “su” picadura y le llamaba “Flor del meu Serredal”. Estaba muy bueno. La preparaba con tanto cariño que era una delicia fumar un cigarro de aquellos. A Paco le conocí de marinero, pero murió de accidente en el puerto de Castellón.

    Cuando con el racionamiento no llegaba a cubrir mis necesidades recurría a fumar la flor del nogal, que llamábamos “gatet”, u “hojas de aparaella”, que encontrábamos en las acequias. Por eso quien fumaba “rubio” podía considerarse un afortunado.

    El fumar nos alegraba y no existía el cuento de ahora de que “El fumar puede matar”. Mi padre le pegaba a los “caliqueños” que se los proporcionaba un amigo, creo que se llamaba “El Bellano”, y siempre llevaba medio en la boca y otro medio en la oreja. Y no le pasó nada.

    Cuando estaba amortajado, antes de meterlo en el ataúd, mi hermano Juan cogió todo el stock que tenia en la mesita de noche y se los repartió en los bolsillos de la chaqueta.

    Durante la guerra el “gatet” y “la aparaella” era lo mas codiciado y apreciado. Y como también faltaba hasta el papel, cualquier trozo que se pillaba, de lo que fuera, era bueno. Pitillo y a fumar.

    Por ser aun menor de edad había que fumar a escondidas de los padres y eso de hacerlo delante de ellos...... imponía, por el respeto que les teníamos y miedo a que diera algún guantazo. Hasta después de la mili nada de nada.

    Yo alternaba el rubio con el moreno y cuando me fallaba aquel recurría al cajón de la mesa-escribanía que tenia mi padre, donde escondía sus provisiones, y siempre encontraba alguna que otra “garbeta” o cajetilla de negro, y sino recurría al “Siño Ramón el Barber” que me las vendía de estraperlo y bastante baratas. Era en la época del racionamiento.

    Cuando estaba en el Seminario, en vacaciones, un Padre Dominico Chino, llamado Lin Kin Chin, del Convento de las Dominicas, fumaba cigarrillos de la marca Zephir y me invitaba con bastante frecuencia a que le visitara para charlar y fumar. Era una simpática y excelente persona con la que daba gusto estar con él. Me regaló una estampa de la Virgen, dedicada a mí, pero en chino.

    .-Quiero recordar que al lado de casa del Sr. Agustinet estaba la tienda-terraza del Sr. Alfredo, bien organizada y limpia que en una parte era la tienda de comestibles y en la otra había dispuesta una especie de terraza donde, en época de verano, muchas tardes nos íbamos a merendar mi amigo y encargado Bautista Llacer, (El Redó), y yo, cuando ambos trabajábamos en la Maceva.

    Al finalizar la jornada cogíamos la bici y… a pedalear se ha dicho, que es “gerundio”.

    El Sr. Alfredo nos hacia unas ensaladas a base de lechuga muy tierna, tomate pero de verdad y del terreno (se llamaban tomates Nável, por lo carnosos y buenos que estaban), cebolla que no picaba, huevo duro, atún en escabeche, migas de bacalao rojet, mojama de almadraba, anchoas, pero… ¡qué anchoas caseras, ¡madre mía!, aceitunas rellenas o machacadas, daba igual, algún pepinillo, que se lo zampaba Batiste, y aderezado todo con aceite de oliva, no sé si virgen o por desvirgar, y lo mas importante “pan blandito, fresco y del día”, cocido en horno de leña, pero ¡ojo!, porque nos comíamos entre “pitos y flautas” más de una barra y de las largas.

    Bebida aparte, cerveza o vino con gaseosa para Batiste y agua o gaseosa para mi, por aquello de la alcoholemia. (Es broma). El tener coche propio, para nosotros, no era posible ni en sueños.

    Siempre preferíamos la bebida fresquita, que nos la servia un chaval que se llamaba Tarzán, que el Sr. Alfredo lo tenia allí como ayudante, o nos la servia él mismo.

    ¡Ah! que se me olvidaba: Antes que nada todavía nos hacíamos nuestro aperitivito a base de unas lonchitas pequeñas de “Pernil del Bo, y algún taquito de queso curado”. ¡Che, la repanocha!

    Y con un etc. etc. como aquel, en la tripa, tenias la sensación de relax y bienestar como si lo hubieras comido en un restaurante de lujo, mejor que La Pepica de Valencia, o estar volando por las nubes, toda vez que la ensalada en cuestión y todo lo demás, incluido el ambiente, nos habían dejado satisfechos. Total que nos lo pasábamos “PIPA”.

    Primero engullíamos la materia sólida y al remate, con pan de aquel, tan re-bueno, le pegábamos cada mojada al fondo del plato que casi considerábamos lo mejor de la merienda, porque el tal, (grande y hondo), quedaba limpio y reluciente que no hacia falta alguna el fregarlo.

    “Batiste se feia el seu carajillo”, yo no, y al final me preguntaba “¿Y ara que fem?”.

    Yo le contestaba en plan de cachondeo: “¡Si te pareix anemsen al Camí Llombay a rematar la festa! ¡Au a casa que ya está be per a huí. A la semana que ve, mes!”.

    ¡QUE BONA PERSONA, QUE CUMPLID Y QUE AMABLE ERA EL TÍO ALFREDO!

    .- A continuación, un poco más allá, venían dos caserones grandes de color verde que eran, en aquel entonces, para alojar un pequeño destacamento de soldados de la Comandancia de Marina, la cual tenía su sede ubicada en la calle Encarnación de Burriana.

    .- Seguían, a derecha e izquierda, casas, alquerías o chalets, de diversos dueños.

    En la parte izquierda estaban el chalet de Sisco, propietario del Comedor de Pescadores en el Puerto, la “senda de Traver, el chalet de Batistet Mingarro, etc.,

    Y a la derecha una fila de barracas propiedad de gente diversa, y por la misma parte derecha, casi al final de la fila, la barraca del tío de Merche, Pedro Pascual Palomero Peiró (P.P.P.P.) y la de su hermana Antonia Palomero, que era como si dijéramos la Líder de las pescaderas.

    .- Después venían desembocaduras de acequias, que llevaban unas aguas putrefactas que eran, aparte de un nido de mosquitos, una verdadera vergüenza para quien debía ocuparse de tener la zona en condiciones. Y además, a falta de asfalto, el camino, para colmo, era de tierra.

    .- Finalizada esta tanda de viviendas venia el Camino Hondo.

    .- Quiero destacar aquí que obra en mi poder una película, muda por supuesto, de las que llamaban Pate Baby, donde se puede contemplar, con bastante detalle, aparte de otras cosas, una procesión, dedicada a la Virgen del Carmen, con acompañamiento de personas de la época, conocidas, y un séquito de sacerdotes de entonces como por ejemplo Mosén Francisquet, Mosén Gil, Mosén Linares, etc. presidida por D. Elías y otras autoridades. Y al final la banda de música.

    Esta película la filmó mi tío Pepe, donde aparece también mi abuelo, El Pare Roch, por la calle de Santa Ana con un sombrero y un atuendo que parece el de “Cocodrilo Dundee”, bien pertrechado e incluso con la caña, con la cual se iba a pescar anguilas “al borinot”..

    .- Después ya solo había chalets, a la izquierda, como el de Vicente Aguilar (que antes no estaba, en la esquina del Camí Fondo), el chalet de Lugo, el del medico Chillida, y otros hasta que nos topábamos con una hondonada, donde el camino hacia un quiebro, que, según dicen, fue donde enterraron una ballena o bicho marino por el estilo, que apareció en la playa. Frente a tal hondonada tenia su casa o chalet Salvador Ferrandis, cuyo hijo fue seminarista conmigo.

    .- A continuación de este quiebro en forma de cuatro, que hacia el camino, nos metíamos de lleno en la calle más importante o principal de la Malva-rosa.

    - Lo que hoy es Avenida en primera fila a la orilla del mar, era una playa de piedras o mejor dicho un “pedregal”. Al carecer de arena aquello era una delicia para quien gustaba de tomar el baño.

    .- Esta calle importante de la Malva-Rosa tenia, a diestra y siniestra, casas y chalets entre los que se encontraba, por la mitad, la Iglesia o Capilla, y siguiendo por ella desembocaba ya en El Grao donde estaban ubicadas, en primer lugar, las cocheras de los antiguos tranvías, que eran arrastrados por caballerías, para transporte desde Burriana del personal, que vivía en El Grao y sus alrededores.

    .- Aquí el camino volvía a hacer otro cuatro y se dirigía, en un trozo muy corto hacia el mar, torciendo nuevamente a la izquierda donde había casas que estaban cerca de la orilla, y casi en la misma orilla o donde rompian las olas.

    .- En este tramo, y casi en frente de donde hoy vive Roberto Roselló, fue donde estábamos jugando unos cuantos seminaristas, en Julio de 1943, y el mar arrojó el cadáver de Hubert Sasse, un marino alemán, teniente de un submarino, que los aliados destruyeron en aguas de Mallorca en el mes de Mayo, y vino a parar al Grao de Burriana, en Julio. Pero esto es otra historia que contaré otro día, cuando la tenga completa con los datos que estoy recopilando.

    .- Finalizaba el camino en la Carretera o Camino del Grao y en la parte de la derecha, como continuación de la misma, estaba el antiguo embarcadero antes de que existiera el Puerto.

    En aquella época, como testigo del presente relato, solo quedaban restos del mismo dentro del mar, que no sé si todavía estarán.

    .- El Grao era también un caserío para alojamiento de gente que vivía del mar, tanto el personal que trabajaba en las barcazas de la naranja, en invierno, como pescadores perennes.

    Dentro del mar, a veces, se veían bastantes barcos como haciendo cola y esperando la mercancía que habían venido a cargar desde varias partes del planeta. Antes de existir el Puerto.

    .- En la actualidad aun se conserva alguna que otra casa de aquellas antiguas y por cierto hay una muy peculiar, que existe, y tiene en la fachada un balconcito redondo, cuyos propietarios fueron Pascual Palomero Seores y su esposa Antonia Peiró. Abuelo y abuela de mi mujer.

    En los hierros del citado balconcito amarraba su barca el “Pare Pascualo” por si acaso el mar se embravecía por la noche y se la llevaba.

    .- Casi al final de la Carretera del Grao estaba la Casa-Cuartel de Carabineros, donde mi suegro, José Cid Basalo, que pertenecía al citado Cuerpo, conoció a mi suegra Mercedes Palomero Peiró, hija del matrimonio citado en el párrafo anterior. El Cuartel estaba en la explanada que actualmente sirve como escenario y teatro cuando son las Fiestas del Grao.

    Y Merche, mi mujer, fue allí, en el Cuartel, donde pasó los primeros años de su vida.

    Por aquellos aledaños estaba la finca de Pedro Monsonís que tenia hasta un balcón decorado que daba precisamente con vista al mar. Había ocasiones en que las olas de este, embravecido, hasta le entraban en el almacén que tenía en la planta baja.

    .- Pasado El Grao, en dirección hacia Castellón, venían la desembocadura del Río Seco o Río Ana, como se le quiera llamar, con aguas que nacían en el Clot de la Mare de Deu.

    La Farola que servia de orientación para las embarcaciones, grandes y pequeñas, antes de existir el Puerto, y que posteriormente fue escuela, ambulatorio de la SS, etc. En la actualidad ignoro a que se destina.

    Seguimos andando y venia La Pasarela famosa, que tan pronto existía como no, según el mar, las lluvias y los antojos de la naturaleza.

    Traspasada la Pasarela había unos chalets que se llamaban “Las Terrazas” y todavía existen.

    .- Mas adelante venían “Els Serredals”, donde entre desembocaduras de acequias y finales de caminos estaba, y está todavía, el final del “Camí dels Marjalets”.

    Allí iba yo a pescar y se solían pescar, casi en la orilla, buenas lubinas (Llobarros).

    .- Toda la orilla del mar era de piedras redondas de diversos tamaños, y las playas de arena ni existían ni se conocían.

    Y puestos ya aquí, cerca de la desembocadura del Río Mijares nos encontrábamos en lo que se llama “Mar de las Alquerías de Santa Bárbara” etc.

    .- En esta zona, que sólo eran huertos, hasta la orilla del mar a base de piedras solamente, y el mar, es donde está planificado, proyectado, discutido y aprobado el PAI de “SAN GARGORI” (que es como les ha dado por llamar a dicha zona).

    Dicho PAI, sobre el que parece ser hoy existe una polémica bastante importante, es donde se pretende arrancar y hacer desaparecer todo lo que hay, para construir allí una ciudad de recreo, campos de golf, piscinas, hoteles, y algo grandioso fuera de lo normal.

    Pero con todo este proyecto en marcha no se contaba con la crisis que tenemos encima.

    Dicen que vamos mejorando y que ya hemos salido, pero tal información ¿es fiable?

    Yo creo que a este paso, como ocurre con muchos de estos proyectos fantásticos, seguramente dejará de llamarse PAI de SAN GARGORI y terminará llamándose “EL PAI DEL GORI, GORI”.

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    comentarios 6 comentarios
    paco planelles
    paco planelles
    01/11/2013 07:11
    Vicente

    Benvolgut Vicente, També a mon m' hunitegen els uls quan te liig. El usted, señala distancias El tu, allana caminos Yo, te llamare Vicente. Me sale del corazón y es mucho más sentido.

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