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Por Vicente Piqueres Monzonis
El Caballero del Komián - RSS

Indiferencia social

    Voy a comentar algunos temas, bastante delicados, que me obligan, en la situación actual en que nos encontramos, a no silenciarlos, porque hace tiempo que rondan por mi mente, y, francamente, no quería publicarlos, pero visto lo dicho, desearía saber si, quienes lean esta columna, están o no de acuerdo conmigo, y si estoy en lo cierto o equivocado.

    1º.- Puesto que existe una Institución Filantrópica que, según dicen, hace mucho por los más pobres y necesitados, yo creía que algo de lo que poseo, de relativo valor, como puede ser algunas ropas en buen estado, utensilios, muebles, etc., lo recogían para dárselo a personas más necesitadas. El caso es que nosotros hemos dado bastante.

    Hoy, parece ser que ha cambiado, como todo. Es el progreso, ¡señores!

    Así sucedía en un principio, cuando la ocasión era propicia, hasta que cierto día les ofrecí ropas y un somier con patas nuevo, (concretamente una cama de matrimonio, de 1,35 m), la cual rechazaron diciendo que objetos de este tipo ya tenían demasiados y que viera a quien se la endosaba, o la podía colocar. A ellos desde luego NO les interesaba.

    El caso es que escogían lo mejor y lo que no les interesaba ya te ocuparías tú de ello.

    Por otra parte, cierto Párroco de la Iglesia donde vamos, no hace más que pedir, pedir y pedir, para luego, si les quieres dar algo, en ocasiones te dicen que no lo quieren. Que están saturados. Yo, francamente, esto de “piden”, “no quieren”, etc. no lo entiendo.

    ¡Qué nivel de vida, digo, más alto tenemos, aquí en España, que ni hasta para los pobres se quiere aquello de lo que todos estamos saturados!

    Es lo que pienso y dudo que tanta riqueza sea desechable.

    Pero para mí el asunto está muy claro: Ropas, objetos o muebles, NO. Dinero, SÍ.

    2º.- En una ocasión y por aquello de tener en casa a mi suegra, postrada e inútil, estando yo muy apurado, mi mujer agobiada, por la dolencia de su madre, y también delicada, recurrí a esta Entidad, pidiendo ayuda, mediante la influencia de uno de sus miembros, creo que directivo, familiar nuestro, y su respuesta fue muy contundente: “SÁLVESE QUIEN PUEDA”.

    Yo con mi problema y casi con lágrimas en los ojos, y él con su categórica arrogancia.

    Tuve que recorrer la Ceca y la Meca, buscando ayuda en mi acuciante drama, si es que lo podemos llamar así, para poder ingresar a la ya citada madre de mi esposa, anciana, con su dolencia irreversible, en el Termalismo de Benicasim, durante una buena temporada, hasta que lo cerraron.

    Les regalé dos cuadros, de los que pintaba, uno a cada cual, a dos médicos, que conocían y entraban en el asunto, para que dieran el Vº Bº al ingreso de esta mujer, por la dolencia que padecía. Se cayó una noche en casa, hubo mucha burocracia, y larga, por el accidente, pero ya no se levantó más.

    3º.- Como vivimos en Valencia, cierto día caminaba por lo que se llamaba y conocía como “El Pont de Fusta” (Hoy recién estrenado; nuevo).

    Ya desde lejos advertí la presencia de un joven que estaba sentado en el suelo, pidiendo caridad y limosna a todo el que pasaba, al cual, quiero recordar, que le faltaban y tenia lisiados miembros de las piernas, de rodilla para abajo, (no lo recuerdo muy bien), un brazo retorcido, muñeca y mano, muy delgado y además su estado demostraba ser muy precario y si se hallaba así seria por desahucio total. Es lo que yo suponía.

    Daba verdadera lastima ver a una persona así con el poco amparo de algunos peatones.

    Unos 10 o 15 pasos delante de mí caminaba en la misma dirección que yo un Cura, vestido con sotana, etc.

    Observé el panorama y no perdí de vista la situación porque quería saber cual seria la reacción del citado Cura ante aquel muchacho, dejado allí a su mala suerte...

    El Sr. Cura llegó a su altura, pasó de largo y… “si te he visto no me acuerdo”.

    Cuando yo estuve delante del chico me paré, le di todo cuanto llevaba en monedas y le dije: ¡Anda muchacho, toma todo esto que llevo y cuídate! La foto es virtual.

    4º.- No es la primera vez que algún pobre, que veo y sé que es pobre de verdad, sobre todo un joven portugués, con el que me cruzaba muchas veces, o los que me encuentro que están lisiados, desgraciados, con muletas y desahuciados, con muy poca gente que les socorra, les he dado para que se comieran un bocadillo o me los he llevado yo mismo a desayunar, a que se tomaran algo, porque con unas “perrucas” ¿qué podían hacer?

    5º.- Hay muchas excelentes personas que al ver un pobre le suelen dar alguna moneda, pero la inmensa mayoría pasan de largo y no dan nada. Ignoran al pobre porque les han dicho que entre ellos existen mafias y hay quien se saca un sueldo diario que más de un parado lo quisiera para él y su familia y esto frena que la dádiva se de o no. Yo, por ejemplo, intuyo quien lo es de verdad y quien no lo es, y por lo regular suelo hacer lo mismo según el caso.

    Pero cuando veo a un lisiado, mutilado, invalido, etc., a gente así, excluida de la sociedad, es que no lo puedo soportar y mi cerebro empieza a funcionar preguntándome cómo, en pleno siglo XXI, con tanto progreso y adelanto científico y social, existan situaciones como estas cuando, por otra parte, se ven campos de futbol llenos, circuitos de carreras igual, conciertos a tope de gente, manifestaciones, restaurantes repletos en domingos, etc.

    No lo comprendo. Si esto es progreso que venga Dios y que lo vea. Por eso digo como la cantante Jeanette “Soy rebelde porque el mundo me hace así”.

    Con 86 años jamás pisé un campo de futbol, ni plaza de toros, ni fui a manifestaciones, no voto a nadie, etc. Por eso dicen que soy “Rara Avis”, y es cierto, porque las multitudes me hastían, me agobian, me ahogan y prefiero la libertad, hacer lo que me de la gana, sin la presión de nadie, sin tener problemas, sin compromisos ni obligaciones, para nada ni para nadie. Mayormente atiendo cortésmente, pero no escucho más lo que me interesa.

    Hoy que todo se ha convertido en reuniones ¿para qué si en ellas no se resuelve nada?

    La conclusión es que con una sociedad así no es raro que te critiquen de chiflado o que te llamen la atención diciéndote que vas a “contracorriente”. Yo no me dejo manipular ni que se me diga qué terreno debo pisar. Voy a mi paso, sobre todo sin prisas, mal endémico del mundo de hoy, en nuestro país, capaz de acabar con la paciencia de Job.

    Sé muy bien lo que hago y lo que digo y soy responsable de ello. Cada cual es muy dueño de sus actos y lo más paradójico es que por reaccionar MY WAY se me llamó la atención, creo que por un asunto político, cuando se sabia, por razones obvias, que yo soy totalmente apolítico, pues me repele ver la estupidez existente en el planeta que mejor prefiere fabricar armamento, a resolver los problemas de los pobres y miserables.

    Mientras otros estaban dando gritos, chillando, en una manifestación, por ejemplo, reivindicando lo que fuera, (no me importa) yo estaba viendo la película LAS SANDALIAS DEL PESCADOR, por Anthony Quinn, y precisamente estaba en la escena cuando él se despoja de la Tiara Papal, hace callar a todo el mundo y empieza a decir lo que transcribo a continuación, que tuve la curiosidad de grabar y la suficiente paciencia para copiar lo siguiente”:

    Para mi tiene muchísima más importancia esto, que contemplar desfiles para exhibir todo el armamento de un país y demostrar al mundo su prepotencia.

    PALABRAS DEL PAPA KIRIL LACOTA (ANTHONY QUINN) EN SU CORONACIÓN, AL FINAL DE LA PELÍCULA.

    Jesucristo nuestro Señor, cuyo Vicario soy, fue coronado de espinas.

    Yo estoy descubierto ante vosotros porque soy vuestro espejo.

    (Pide, POR FAVOR, que tomen la Tiara, que se ha quitado de la cabeza, y se la entrega a uno de los que allí están)

    Aunque hablase todos los idiomas humanos y evangélicos, si careciese de caridad yo seria como un tambor hueco o una esquila. .

    Aunque dijere y bastase para mover todas las montañas de la tierra, si me faltase caridad yo nada valdría.

    Vivimos una tremenda crisis, que es esta, terrible, pero no puedo cambiar el mundo ni borrar lo que sucedió en la historia. Solo puedo cambiarme a mí mismo y empezar, con el auxilio divino, a escribir un nuevo capitulo.

    Soy el custodio de los bienes espirituales y materiales de la Iglesia.

    En nombre del Espíritu enajeno todo el oro y piedras preciosas de los relicarios, y en primer lugar las que adornan mí Tiara, para aliviar a nuestros hermanos hambrientos; y si en virtud de esta hipoteca la Iglesia tiene que pordiosear como los mendigos, sea en buena hora.

    Yo no desmentiré la hipoteca y por ningún concepto la reduciré.

    Y ahora invito, a los magnates del mundo y a todos los acomodados, a compartir su abundancia de bien con aquellos que nada tienen ni poseen.

    K. Lacota

    Después de leer y compartir estas acertadas y duras palabras yo pregunto:

    Alguna persona de estas que demuestran tener tanta “beatitud”, que rebosa por todas las partes de su cuerpo, ¿seria capaz de salir a la calle, en el día de Nochebuena, y a la persona más pobre, humilde y desgraciada que encontrara, se la llevaría a su casa a cenar con él y su familia como un miembro más?

    ¿Por qué el Cura Párroco de la Iglesia donde vamos, tuvo valor, hace unas semanas, para coger el micrófono, al final de la misa, y recomendar a la feligresía, (se notó que lo decía como con cierto reparo), que se abstengan de dar alguna limosna al pobre o pobres que estén en la puerta?

    Esas monedas, dijo, deben ir a parar a manos de Centros de Caridad y que sean estos mismos quienes las administren, distribuyéndolas adecuadamente.

    Era para haberle contestado, allí mismo, dentro de la propia Iglesia: Mire Sr. Cura, Ud. diga lo que quiera, pero uno puede dar limosnas a quien le de la gana.

    ¿Por qué de todo el patrimonio que tiene la iglesia, que es muchísimo, no se destina una parte importante a los más necesitados, como dice el Papa Lacotta? Qué se les de efectivamente a los pobres y que no se quede por el camino en burocracias y papeleos.

    Y a las familias cuyos miembros están todos en el paro… ¿A esos QUÉ? ¿Están todos contentos y satisfechos con lo que se les reparte, o hay también privilegiados?

    ¿Porqué en Benidorm se ha dispuesto y prohibido la mendicidad en la calle y al pobre que pillen le multarán con 750 €uros? ¿De donde y cómo, este desdichado pobre, va a poder pagar tal cantidad, si con lo que recauda diariamente, quizás no tiene ni para comer un simple plato de caliente? ¿Por qué su Alcalde, que debe ser súper-millonario, no cede una parte de su sueldo o patrimonio a los más pobres y necesitados? Visto y oído en la TV.

    Pero que se tenga en cuenta también a los que son miserables de verdad, que están lisiados, que están inútiles totalmente, para ejercer cualquier trabajo, porque les falte algún miembro, que se les nota a la legua, y que viven en la más pura y absoluta miseria, dando una verdadera lastima y repelen para mucha gente, porque hasta se cobijan en la calle, en algún portal, donde es su domicilio, o se cubren con unos cartones para no pasar frío e inclemencias de la naturaleza.

    A todos estos principalmente es a los que vengo a referirme.

    En este aspecto también hoy la sociedad está corrupta. Hoy y aquí de lo que se trata es de vivir a lo grande, quien pueda, y los demás que se fastidien, o como dijo aquel que he citado más arriba: SÁLVESE QUIEN PUEDA.

    En esta columna comparto totalmente lo que J. P. Enrique dice en la suya, respecto a lo que ya ocurría en la época de los romanos y hoy vemos lo mismo con sus descendientes, a excepción de que el circo es inmenso pero pan hay muy poco.

    Finalizo con unas palabras mías en la siguiente estrofa, de un poema bastante fuerte:

    Da pena ver la puerta

    de un templo con mendigos,

    que sean los testigos

    de tanta vanidad;

    ver que las gentes pasan

    con cruel indiferencia,

    negándoles clemencia

    y un poco de bondad.

    LA MEDITACIÓN DE TODO LO DICHO ANTERIORMENTE ES MUY PROFUNDA Y DURA, PERO A LA MAYORÍA DE LA GENTE ESTE TEMA NO LE INTERESA, Y PASA DE ELLO.

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    comentario 1 comentario
    JPE
    JPE
    22/11/2013 02:11
    Dicho queda

    Ciertamente, la sociedad vive con indiferenica y con el "salvese quien pueda" grabado en su cabeza. Mensaje que no es exclusivo de aquel parroco que citas. Al explicar la impresión que sentiste al ver a aquel cura pasante, me has recordado una experiencia similar que yo tuve, viajando en tren, cuando vi a dos policias secretas detener a una inmigrante,mientras ella pedia un telefono para explicar a los suyos lo que le sucedia. Un cura muy elegante, impasible, miraba delante de mi la escena. Yo le presté mi mobil. En cuanto a la iglesia y sus riquezas, yo estoy en la linea de este nuevo Papa que parece que va por un camino más cercano a los principios del cristianismo.

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