Los negocios de Isabel la Católica de Valencia resisten a las obras pero lamentan el desplome de ingresos

Con el fin de peatonalizar y facilitar la accesibilidad a toda la zona, se comenzaron hace tres meses obras en la mítica calle Isabel la Católica, una de las calles céntricas de la ciudad de Valencia, pues eran múltiples las quejas de aceras irregulares con bordillos altos muy difíciles de afrontar para personas con movilidad reducida, por tanto, con estas obras se pretende mejorar en estos aspectos.

Una de las modificaciones de estas obras es la longitud de las aceras, que pasarán a medir 3,5 metros de ancho y poseerán de un pavimento regular y cuidado, una medida mucho más asequible, cómoda y práctica, no solo para las personas de diversidad funcional, sino para todos los usuarios.

Además, la zona azul de esta calle será eliminada y en su lugar se van a colocar zonas de carga y descarga para poder abastecer a los comercios. Con esta medida se complicará el aparcamiento y el tráfico en este lugar de la ciudad, por lo que es recomendable desplazarse con transporte público o evitar usar el vehículo propio, si no es estrictamente necesario.

Sandra Gómez, concejala de Desarrollo Urbano, aseguró que se pretende que “el 70% de espacio de la calle esté ocupado los peatones y el 30% por vehículos”. Al contrario de como estaba planteado inicialmente, había una acera estrecha y tres carriles de circulación, la idea del cambio es la creación de un bulevar verde. Con esta medida, según ha explicado Gómez, se va a luchar para intentar reflotar la economía, que ha sido duramente golpeada por la pandemia.

Cómo afectan las obras a los negocios de la zona

Las obras van a tener una duración aproximada de 6 meses en los que, pese que uno de los objetivos sea reflotar la economía, se están viendo afectados algunos de los negocios de alrededor. Lamentan los negocios consultados por elperiodic.com que las obras les están afectando ya que los clientes evitan la zona y son muchos los que han dejado de entrar a sus tiendas.

De hecho, ya en el ecuador de estas obras algunos bares han tomado la decisión de cerrar durante algún periodo de tiempo debido a la falta de clientes. Después de hablar con varios establecimientos situados en pleno epicentro de las obras, comentaban que los principales problemas eran el ruido y el polvo generados por las maquinarias utilizadas.

El sonido de alta intensidad que provoca la maquinaria molesta a los clientes, que evitan frecuentar los locales, lo que hace que no tengan prácticamente ingresos en el periodo en el que se están trabajando en la obra.

El polvo generado también es un problema grave, ya que, según un restaurante cercano a las obras, tienen que limpiar más de 5 veces durante el día, “cuando limpias y te das la vuelta, vuelve a estar sucio y esto es una de las cosas que echa para atrás al cliente, que no va a venir a una sala donde no se puede casi ni hablar por el ruido que hay y que está llena de polvo”, aseguraba una trabajadora del bar.

Otra de las quejas generales que tienen los comercios locales es la falta de espacio que tienen los camiones para descargar los productos necesarios para el día a día, según han comentado trabajadoras de la zona “con las calles cortadas los camiones que vienen a descargar género tienen que parar en zonas donde la policía está muy encima y eso nos esta causando muchos problemas e incomodidades”.

Uno de los factores que más ha molestado a algunos comercios ha sido la ubicación de las zonas de carga y descarga, ya que piensan que podrían haberlas situado en algún punto donde no moleste a nadie y no ocupen su terraza debido a puede causar una molestia importante a los clientes.