La ‘Enfermedad de Sever’, la patología que causa dolor en los talones de los niños
El Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunitat Valenciana ha explicado que se trata de una inflamación del cartílago de crecimiento del hueso del talón
Es más común en aquellos que tienen una práctica deportiva intensa de gran impacto como fútbol, ballet, baloncesto o atletismo
Las causas más frecuentes que la propician son el uso de unas zapatillas inadecuadas para los pies del niño y/o el deporte que va a practicar y no realizar estiramientos
El Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunitat Valenciana (ICOPCV) ha afirmado que, si se detecta que los más pequeños se quejan con frecuencia de sentir molestia en el talón, es importante acudir al podólogo porque podría tratarse de la llamada ‘Enfermedad de Sever’.
“Se trata de una inflamación o irritación del cartílago de crecimiento del hueso del talón en los niños. Normalmente, se relaciona con jóvenes expuestos a una gran actividad deportiva y concretamente deportes en los que se da una sobreestimulación de la musculatura gastro-sólea y en los que esto se combina con ausencia de estiramientos. Nos referimos a deportes de alto impacto como pueden ser el fútbol, ballet, tenis, baloncesto o atletismo, por ejemplo”, ha argumentado Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV.
Junto a estos factores, los podólogos han destacado que también influye en la aparición de esta patología la elección de un calzado inapropiado para el deporte que se va a practicar y la realización de deporte sobre superficie muy duras.
Otros condicionantes que podrían relacionarse con la presencia de este síndrome en los niños son el sobrepeso o una mala alineación del pie que provoque que éstos sean planos, cavos o equinos.
Desde el ICOPCV se ha indicado que la aparición de la ‘Enfermedad de Sever’ suele darse en los niños entre los 8 y los 13 años y en las niñas entre los 6 y los 9 años, debido a que el inicio de la pubertad es más precoz en ellas. El dolor suele aparecer en la zona posterior del talón mientras corren o caminan, cerca de la inserción del tendón de Aquiles con la región posterior del calcáneo.
“Es importante saber que existen diversas fases de la enfermedad y en los primeros estadios el dolor sólo se muestra al finalizar el ejercicio y puede desaparecer de manera espontánea a los minutos, con el reposo”, ha destacado Jorge Escoto.
“Cuando avanza la enfermedad, el dolor empieza antes y puede darse durante el desarrollo de la actividad física y tarda más tiempo en remitir. Y en las fases más agudas, la patología termina por incapacitar de manera permanente al niño para correr, saltar e incluso andar. De ahí la importancia de un diagnóstico temprano”, ha continuado.
Desde el ICOPCV se ha detallado que otras peculiaridades de este síndrome es que el dolor aumenta si el niño se pone de puntillas, no suele haber eritema, ni inflamación local, sin embargo, puede haber engrosamiento en la inserción del tendón de Aquiles, lo que puede observarse en la exploración por parte del podólogo.
En caso de que la enfermedad se haya manifestado, el tratamiento variará dependiendo del estadio en el que se encuentre y puede ir desde la aplicación de un tratamiento ortopodológico personalizado y adaptado al pie del niño y a su actividad deportiva hasta la inmovilización completa y el reposo forzado en los casos más graves.
Los podólogos han comentado que algo muy importante a tener en cuenta es que se trata de un síndrome que se puede evitar en un elevado porcentaje si se estira antes y después de hacer deporte y si se utiliza un calzado adecuado para el deporte y la dureza de la pista donde se va a practicar. En relación a esto último, la consulta a un podólogo para la realización de un estudio biomecánico del niño para conocer su pisada, el tipo de pie, analizar el desarrollo de la musculatura, los rangos articulares, etc, será de gran ayuda para seleccionar la zapatilla correcta.
Desde el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunitat Valenciana se ha recordado que, para garantizar que estamos en manos de un profesional de la Podología y evitar ser víctimas del intrusismo, es decir, ser tratados por supuestos profesionales que carecen de la formación universitaria que se exige para el desarrollo de esta rama sanitaria, hay que asegurarse que la clínica donde vamos a ser tratados dispone de número de registro sanitario y el podólogo está colegiado.