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Elvira Cambrils mantiene que el placer de la escritura radica en el proceso y no en el resultado

Elvira Cambrils mantiene que el placer de la escritura radica en el proceso y no en el resultado
  • Ha explicado que el oficio de escribir requiere un largo período de aprendizaje y enfrentar el texto con “respeto y temor, alguna satisfacción y muchas frustraciones”

La escritora Elvira Cambrils ha transmitido el mensaje de que todos los momentos son oportunos para empezar a escribir y ha comparado escribir con enamorarse.

“No hay una edad para empezar a escribir. Como no hay una edad para enamorarse. Y, aunque no elegimos el momento, es preferible que el enamoramiento surja lo más pronto posible para poder disfrutarlo en las diversas fases y convertirlo en una experiencia total”, ha dicho a los estudiantes del Encuentro de Escritores de la Biblioteca Valenciana.

Ha añadido que “el placer de la escritura, como el de todas las actividades creativas, radica en el proceso y no en el resultado. De manera que no nos debe alejar de la escritura la edad ni la opinión de los otros, sino la aprobación o no de nuestro yo más íntimo”.

Elvira Cambrils es escritora en lengua valenciana de títulos como ‘Vestida de lluna’, ‘Mira’m, Amor’, ‘El bes de l’aigua, ‘Tot el que tinc per ballar amb tu’, ‘A la platja de Camus’ o ‘Aire’. Reconoce que el oficio requiere un largo período de aprendizaje, en que nos enfrentamos al texto con “respeto y temor, alguna satisfacción y muchas frustraciones, para recoger al final el fruto. Sin embargo, no creo en las autolimitaciones. Cada uno debe empezar los caminos que le marque su deseo, afrontar los retos con ilusión y no escatimar esfuerzos ni trabajo para llegar lo más lejos posible”.

Cambrils ha hablado de sus inicios en la escritura. “Mi aventura empieza a los veintisiete años con una tierra y un libro. La tierra es Grecia y el libro, ‘El coloso de Marussi’ de Henry Miller. En seguida supe que yo formaba parte de aquella tierra y me sentí arrastrada por la misma pasión que había desvelado al escritor”.

Ha explicado que “durante muchos años fui una escritora que no escribía. Hasta que, a raíz de un viaje por las islas Cícladas, poco después de la muerte de mi padre, se produjo el desencadenante: la escritura se presentó como la mejor manera de apaciguar el desasosiego que sentía entonces y las historias que habían permanecido en silencio empezaron a fluir”.

Sus novelas abordan diferentes temáticas, pero muchas de estas tienen escenarios y referencias comunes como el Mediterráneo y Grecia, porque, según dice, siente una especial predilección por los pueblos que lo habitan. “Entre otras razones, por la vida abierta en la calle, la exaltación festiva, la gastronomía de subsistencia, la música y el politeísmo del santoral que no deja de ser una manera de festejar la vida. Rasgos que los emparentan con los valencianos”, ha matizado.

Escribe sobre lo que desconoce, le preocupa o le interesa, pero también sobre lo que la hace volar, le reconforta y le acaricia el espíritu. En cualquier caso siempre busca la belleza del texto que suscite una experiencia estética en el lector.

“Mis novelas contienen una visión crítica de las ideas y los valores que rigen la sociedad en que vivo. Cuando me enfrento con los problemas inherentes a la condición humana en un tiempo determinado, el objetivo es ensayar mediante la ficción maneras de iluminarlos y buscar salidas para sustraernos o, cuando menos, paliarlos. En este sentido, las novelas que he escrito hasta ahora tienen un fuerte componente ético”, ha indicado.

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