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El dibujante Pablo Auladell une imagen y palabra para crear un híbrido con una potencia poética extraordinaria

El dibujante Pablo Auladell une imagen y palabra para crear un híbrido con una potencia poética extraordinaria
  • El Premio Nacional del Cómic ha departido con los estudiantes del ‘Encuentro de Escritores’ de la Biblioteca Valenciana

Pablo Auladell se define como dibujante porque “responde mejor a ciertos ensanchamientos que ha experimentado la profesión de ilustrador en los últimos años y que recoge con mayor margen todos los proyectos en los que he trabajado recientemente y aquellos en los que ando trabajando ahora: libro ilustrado, cómic, dibujos para películas o series de dibujos exentos en gran formato”.

No obstante, apunta que “‘dibujante’ sigue sin dar cabida al otro hilo del telar, el de la palabra, el texto, del que cada vez soy yo con más frecuencia el responsable. Tendré que inventarme algo”.

Según explica, trabaja “con un telar de dos hilos: imagen y palabra, para crear una suerte de híbrido que puede llegar a alcanzar una potencia poética extraordinaria”. Y añade que “se trata, como autor de estos híbridos de dibujo y texto, de ir desarrollando una sensibilidad parecida a la del director de orquesta: cuándo debe cantar el uno o el otro, cuándo silenciarlos, cómo compensar sus pesos, equilibrar sus destellos, amplificar y multiplicar los sentidos de lo que uno y otro han expresado, que ahonden mutuamente su misterio, su belleza”.

Pablo Auladell ha participado hoy en el ‘Encuentro de Escritores’ de la Biblioteca Valenciana. Es Premio Nacional del Cómic en 2016 por su obra ‘El paraíso perdido’, y también autor de ‘Peiter, Peter y Peer y otros cuentos de Andersen’ (Premio del Ministerio de Cultura a las mejores ilustraciones de libros infantiles y juveniles en 2005), ‘La Torre Blanca’ (premio al autor revelación en el Saló del Cómic de Barcelona de 2006), ‘Las aventuras de Tom Sawyer’, ‘El acorazado Potemkin’ y ‘El camino del titiritero’, el primer libro que le procuró un prestigio en la profesión y que entró de lleno en el mundo editorial.

Algunos de sus títulos evocan obras del pasado sin llegar a ser adaptaciones. “Es la lectura de un clásico hecha por un moderno. El clásico va renaciendo, renovándose, volviendo a asomar cada vez que un moderno lo lee, o sea, lo interpreta, a la luz de un nuevo tiempo. Pero nada puede igualar el atractivo del original”, indica.

De los lápices de Auladell no solo emergen dibujos para álbumes ilustrados y novelas gráficas, también surgen películas de cine, como las dos dibujadas con guion y dirección de Gonzalo Suárez: ‘El sueño de Malinche’ y ‘Alas de tiniebla’, que califica de experiencia extraordinaria por colaborar con un cineasta de calibre colosal y por retarse a una nueva responsabilidad de un proyecto colectivo de gran envergadura.

Desde pequeño supo que no sería un dibujante aficionado de domingo y que convertiría su ensoñación en su profesión. Por eso, a los niños que aman dibujar ahora les anima a que “no dejen de hacerlo cuando crezcan, porque el dibujo es una poderosa herramienta para el pensamiento. Y que si, con el tiempo, comprenden que se trata de una verdadera vocación, que se decidan por ella sin duda. Una vocación nítida es un tesoro”.

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