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Cullera encarga un plan director para recuperar l'Alt del Fort

Cullera encarga un plan director para recuperar l'Alt del Fort

    La concejalía de Patrimonio del Ayuntamiento de Cullera ha encargado un plan director para recuperar l'Alt del Fort y la muralla isabelina, el conjunto monumental emplazado en la montaña que agrupa las construcciones erigidas con motivo de las Guerras Carlistas.

    La concejala delegada, Amparo Jover, ya tiene sobre su mesa una propuesta que ha sido redactada por el mismo equipo responsable del plan director que posibilitó exitosamente la restauración del Castillo, según ha explicado hoy la edil.

    Este documento establece una serie de directrices mínimas y resulta clave para, posteriormente, iniciar la recuperación del conjunto protegido, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el Plan General de Ordenación Urbana.

    Actualmente, l'Alt del Fort es uno de los elementos patrimoniales de Cullera que queda por recuperar tras años en el olvido. El nuevo gobierno municipal lleva tiempo trabajando en la idea de su recuperación y pretende que se convierta en un atractivo turístico complementario a la fortaleza del Castillo mediante la consolidación, protección, ordenación, estudio, restauración y divulgación del conjunto.

    «Nuestra voluntad es iniciar los trámites para que a medio plazo podamos recuperarlo y ponerlo en valor», ha afirmado Jover. La concejala ha señalado que «el primer paso ya lo hemos dado» y ahora será necesario lograr financiación para la aprobación del plan y, posteriormente, abordar el inicio de los trabajos de recuperación.

    Entre algunas de las medidas que baraja el consistorio está la eliminación de las torres de telecomunicaciones que se alzan en sus inmediaciones y que desvirtúan el conjunto monumental.

    Importancia histórica

    Por su situación estratégica, el Alt del Fort ha sido un espacio con una amplia secuencia de ocupación por parte de diferentes culturas: época ibérica (s. X-XIII) y contemporánea (s. XIX). Su dominio visual permitía un control de las rutas marítimas, fluviales y terrestres, por tanto sería un eje fundamental de comercio entre el interior y la costa en la fase ibérica. En la época islámica fue un punto de control de los recursos y vigilancia al estar situado en el límite entre los Reinos de Taifa de València y de Dénia.

    El fuerte actual se alzó durante las Guerras Carlistas, si bien hay que señalar que la construcción se debe al partido isabelino. En el lugar se erigieron los denominados Fuertes de la Libertad, dos construcciones próximas entre sí, la situada ligeramente más al norte de unos 350 metros cuadrados, y de entorno a los 300 la segunda.

    La ubicación de los fuertes isabelinos también responde a su estratégica situación y a un marcado componente militar, ya que formaba parte junto con la muralla del entramado defensivo de la ciudad de Cullera, del bando isabelino, contra el ejército carlista. La muralla protegía la ciudad de la entrada por el norte, al cerrar el paso con una línea perpendicular desde la montaña hasta el río.

    Se trata, en definitiva de un conjunto con múltiples facetas que incluye un yacimiento arqueológico pluriestratificado y dos elementos monumentales, Fuertes de Libertad y Muralla.

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