En qué consiste y qué regula el código de comercio
Todo el mundo sabe que, a la hora de montar un negocio, no basta con tener voluntad, capital y equipo. Tras todos los factores que puedan entrar en la cabeza de alguien que quiera ya no solo iniciar una empresa, sino también administrar una o liderarla, el más importante de todos es el legal. Sobre todo en el terreno del comercio. Ahí, el Derecho Mercantil lo prima absolutamente todo para asegurarse de que la legalidad impere en todo momento.
Pero, hay algo más trás el Derecho Mercantil moderno, el pilar base y sobre el que se ha construido todo lo demás. Puede que hayas oído hablar de él alguna vez, sobre todo si has explorado el terreno del emprendimiento. En cada compraventa, en cada transacción o distribución de bienes aparece el Código de Comercio. ¿Y qué es exactamente?
Qué es y qué regula el código de comercio
Tal y como aclara la definición de código de comercio por Economipedia, es la normativa básica que se aplica a las relaciones mercantiles de cualquier país. Su origen data del año 1807, de la célebre figura de Napoleón Bonaparte, quien dio forma al primer código de comercio de Francia y asentaría las bases para empezar a hablar de una serie de reglas y acuerdos que determinaran este terreno. Precisamente es en ese código donde se establecieron los primeros criterios, buenas prácticas y, en general, las reglas para relaciones comerciales.
Quedarse solo con su definición es demasiado superficial, porque el concepto de relación mercantil puede ser bastante vago si no se entienden bien los agentes implicados o su radio de acción. Para empezar, hay que mencionar que esta serie de normas y prácticas afecta a todas las empresas industriales o comerciales que se dediquen a la producción de bienes destinados a la venta o que, directamente, se centren en la comercialización o distribución de mercancías.
Esas son las que se regulan por este código, que actúa directamente sobre la compraventa y alquiler de mercancías, o sobre cualquier operación de cambio. En caso de usar un cheque o cualquier otro instrumento clave para una transacción comercial, debe hacerlo ateniéndose a lo que dicta el código de comercio. Su extensión es enorme y su fórmula ha ido evolucionando con el paso de los años para adaptarse a las necesidades socioeconómicas de los países.
De hecho, aunque tengan unos mimbres similares, el código de comercio actual poco tiene que ver con el código de comercio en el que trabajó Napoléon Bonaparte en 1807, ni siquiera con el Código de Comercio de 1885. En España este último es el que ha estado vigente desde su concepción hace ya más de un siglo, pero, como decimos, ha ido mutando en base al contexto para tener en cuenta la naturaleza de cualquier transacción comercial, y más en un mundo como este, completamente digitalizado y volcado con las nuevas tecnologías.
¿Qué regula?
Sabes lo que es, pero todavía no hemos ahondado por completo en lo que regula el código de comercio. Aunque su naturaleza lo hace clave para cualquier comerciante, su radio de acción es considerable. Solo hay que pensar en cualquier empresa o forma societaria que exista. Su contabilidad y sus cuentas anuales son algo que pasa por el escrutinio del Código de Comercio para comprobar que, en efecto, se cumple la normativa adecuada. Este mismo código es el que determina qué es un empresario, qué es una sociedad y cuáles son las obligaciones a cumplir legalmente.
Aunque suele estar complementado por leyes con la Ley Concursal, la Ley de Emprendimiento, la Ley de Sociedad de Capital o, incluso, el Código Civil, el de Comercio es la base de todo. El tronco a partir del que ramifica todo lo que ayuda a perfilar la actividad comercial en cualquier frente, al igual que la empresarial.
Es la piedra angular de los negocios a nivel legal. De hecho, el Derecho Mercantil prácticamente se lo debe todo a él.
Trayectoria en España
Como hemos mencionado, fue en 1885 cuando se aprobó el Código de Comercio que se encargaría de regular toda la legislación mercantil de España. A través del Real Decreto de 22 de agosto se dio un paso vital para el futuro empresarial y comercial del país. No obstante, la primera versión verdaderamente consolidad no llegaría hasta más de 100 años más tarde. El primer texto, el que sentó las bases a nivel nacional, fue escrito en la Gazeta de Madrid del 16 de octubre al 24 de noviembre del mismo año en el que se aprobó por primera vez, a finales del siglo XIX.
Pero sería el 1 de noviembre de 1996 cuando realmente se terminaría de instaurar. De hecho, en la actualidad, es el texto de mediados de los 90 el que se tome como texto original y aplicable a la actualidad.
