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Pedraza defiende en la UJI que la falta de una cultura reglada permitió a Cervantes escribir la novela realista más experimental de la historia

  • El catedrático abre el ciclo de la UJI dedicado Cervantes en el cuarto centenario de su muerte

La creación de una obra tan rupturista como El Quijote fue posible gracias al hecho de que Miguel de Cervantes fuera una persona con una amplísima cultura pero alejada de la formación reglada universitaria. Así lo ha defendido el Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Castilla La Mancha, Felipe B. Pedraza, en la primera de las conferencias en homenaje a Miguel de Cervantes organizadas por el Seminario Permanente de Filología Española de la Universitat Jaume I con motivo de la conmemoración en 2016 del cuarto centenario del fallecimiento del escritor.

«El Quijote representó un universo nuevo y complejo en el que se daban la mano muchos ingredientes. De hecho, cada año surgen cientos de artículos y decenas de libros con nuevas perspectivas sobre la obra de Cervantes», ha resaltado Pedraza, quien destaca entre las diferentes miradas a El Quijote «dos aspectos que pueden parecer contradictorios». Por un lado, el hecho de que se trata de una novela realista que por primera vez refleja los detalles de la vida cotidiana. «Los lectores de la época de El Quijote podían reconocer en la obra su mundo exterior. Pero al mismo tiempo que se da este realismo, es la novela más experimental de la historia». Así, por otro lado, es una creación literaria que establece un juego con la misma literatura, con la fantasía y la ficción, creando «un juego de espejos hipervanguardista».

A lo largo de su conferencia, el catedrático y director del Instituto Almagro de Teatro Clásico ha repasado algunas de las circunstancias que posibilitaron la creación de El Quijote, tanto desde el contexto histórico, con la aparición de un nuevo público lector de masas alejado de las élites intelectuales y el desarrollo de la impresión masiva; como desde las circunstancias personales de Cervantes. Para Pedraza las penurias económicas, la cárcel y la falta de unos estudios universitarios unido a un amplio interés por la cultura y la literatura, entre otros aspectos, posibilitaron que Cervantes creara una obra «que solo podía escribir alguien sin estudios reglados ni necesidad de seguir a los clásicos».

La movida madrileña de 1580

Pedraza ha abordado asimismo la relación de Cervantes con otros autores de la época que marcaron igualmente el nacimiento de El Quijote. En este sentido, el catedrático ha recordado que cuando Cervantes regresó a España después de cinco años de secuestro por parte de piratas argelinos se encontró con la «movida madrileña de 1580», como han calificado algunos autores a una época que estuvo también marcada por un movimiento juvenil caracterizado por el entusiasmo y una nueva concepción del arte, jóvenes poetas como Lope de Vega y Góngora, que además «eran famosos porque los ciegos cantaban sus poemas en las esquinas y los vendían en pliegos sueltos».

Cervantes, mayor que aquel grupo de jóvenes, fracasó entonces en sus intentos de escribir poesía y teatro, y no fue hasta dos décadas después cuando tomó el único camino que le quedaba, el de novelista. En este sentido, Pedraza ha destacado la importancia que en la escritura de El Quijote tuvo Guzmán de Alfarache, escrita por Mateo Alemán también desde la cárcel, como precedente y ejemplo de la buena acogida de una novela extensa por parte de un público amplio.

Con sus reflexiones en torno al Quijote, Pedraza ha abierto en la UJI el ciclo homenaje a Miguel de Cervantes que continuará el próximo 25 abril de 2016 con una conferencia sobre «El Quijote en la publicidad» a cargo de Carlos Alvar, director del Centro de Estudios Cervantinos y catedrático de Filología Románica de la Universidad de Alcalá de Henares y de la Universidad de Ginebra.

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