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Cortina propone situar a los ciudadanos en el centro del proyecto europeo para revitalizarlo

    El periodista Xavier Vidal-Folch, que ha participado hoy en el curso de verano “Los males de la Europa social. Buscando soluciones”, considera que la Unión Europea atraviesa un triple desafío, derivado de una triple crisis: por la digestión de la Gran Recesión iniciada en 2008; por la súbita afluencia de personas que huyendo de la guerra, las matanzas y el hambre, acuden a sus costas en busca de seguridad; y por el primer caso de uno de sus Estados miembros que vota en referéndum desgajarse de la Unión, el Reino Unido. Este triple desafío, en su opinión, supone también un replanteamiento de los valores inherentes al proyecto comunitario, como se ha demostrado especialmente con "la digestión de la crisis económica, que ha sido y está siendo muy pesada".

    Para Vidal-Folch, la UE se ha dotado en pocos años de mecanismos y políticas claves para una construcción económica federal: desde los fondos de rescate hasta la unión bancaria, pasando por las nuevas estrategias del Banco Central Europeo y las propuestas de unión fiscal, pero persiste una asimetría excesiva entre el componente económico y el vector social de la Unión, mucho menos desarrollado; se ha agravado la fragmentación entre el Norte y el Sur; y la gestión de la crisis ha ampliado la desigualdad social.

    Respecto al aluvión migratorio, el periodista considera que ha aflorado el menor compromiso integracionista de los nuevos socios orientales, y aflojado la lealtad interinstitucional de los Gobiernos, reacios a compartir esfuerzos para la recepción y reubicación de los refugiados, poniendo en peligro la existencia de Europa como paradigma de solidaridad, el Derecho Internacional y los valores humanitarios. En caunto al Brexit, considera que ha puesto al desnudo el empuje del intento de retorno a los periclitados Estados-Nación, con apelaciones xenófobas que "explotan mediante la demagogia populista las situaciones de creciente desigualdad y pobreza en determinados territorios”.

    En palabras de Vidal-Folch, "los europeístas tenemos un gran problema: deberíamos reconocer que existe una gran desafección por le proyecto europeo, aunque ésta es inferior que la de los ciudadanos por las instituciones de sus propios Estados. La percepción social es que las decisiones económicas han estado muy por encima de las decisiones sociales".

    Tras la conferencia, se ha celebrado una mesa redonda integrada por Juan Fernando López Aguilar, Adela Cortina y Marie Jose Garot, y moderada por el rector de Lleida, Roberto Fernández, que se centró en la ciudadanía y los valores europeos. Para Adela Cortina, los efectos de la multiculturalidad en la convivencia europea forman parte de la historia de la humanidad, que se ha visto obligada siempre a convivir con la multicultural. Para la filósofa, la convivencia europea debería ser el ejemplo de aquella basada en lo que Habermas establecía sobre una integración que conserve las señas individuales, siempre y cuando éstas no vayan en contra de los mínimos preceptos de justicia en los que se basa la unión o integración. Esta idea de Europa es, pues, una oferta ética política de un conjunto de valores sociales para la convivencia.

    Dice Adela Cortina que la clave del proyecto europeo es la de situar en el centro a los ciudadanos europeos, pero para ello "se ha construir una ciudadanía europea", una idea que en su opinión es compleja y que debería aunar las concepciones que se basan, por una parte, en las semejanzas y, por la otra, en las diferencias. Para Adela Cortina, habría que añadir a los valores que recoge la Unión Europea, el valor de la hospitalidad como la única clave para una sociedad cosmopolita, desde una idea kantiana. "La sociedad más que multicultural debería ser intercultural, basada en el diálogo entre las culturas", ha afirmado.

    Para Juan Fernando López Aguilar, tras la resaca del Brexit, la UE se encuentra sumida en la hora más oscura desde su fundación, una crisis que "ni sorprende ni es casual". En su opinión, no solo se echa de menos una Comisión Europea con capacidad de hacer propuestas y de embridar a los Estados miembros díscolos e incumplidores del Derecho humanitario y del propio acervo europeo; también haría falta urgentemente un Consejo que no incumpla sus propias decisiones y que fuera capaz de encontrar una salida restableciendo la confianza mutua, hoy sumamente deteriorada entre los Estados miembros.

    “Es imperioso tomar otro camino, otra estrategia, rescatar al proyecto europeo de las fuerzas populistas, antieuropeas o eurófobas que lo han secuestrado y que pretenden un regreso a la casilla de salida, a las soberanías nacionales, y buscan chivos expiatorios como el islam, los gitanos, los judíos, los extranjeros, los inmigrantes, los refugiados, nuestros vecinos europeos y conciudadanos de la UE, o la casta, la política y los políticos”, ha asegurado.

    Para el europarlamentario, necesitamos más Europa que nunca, para que eso que Jacques Delors definió una vez como una bicicleta que si no se pedalea, se cae, no se convierta en esta Europa de desunión e insolidaridad.

    Por su parte, Marie Jose Garot, ha expuesto que, en esos tiempos complicados para la Unión Europea, puede ser interesante reflexionar sobre la relación que une a los ciudadanos europeos al proyecto de integración europea. Basándose en la definición propuesta por el profesor R. Bellamy, ha señalado que la ciudadana europea debe apoyarse en tres criterios: pertenencia, derechos y participación. En ese sentido, ha señalado que se trata de saber por lo tanto si la ciudadanía europea, tal y como ha sido creada por el Tratado de Maastricht en 1992 e interpretada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, refuerza el sentimiento de identidad europea de los ciudadanos de la Unión (pertenencia) y confiere derechos a esos ciudadanos (derechos) que le permiten participar en el futuro de la Unión (participación).

    Finalmente, Ignacio Sotelo ha cerrado la jornada con una conferencia sobre los límites de Europa y la definición de hasta dónde han de llegar sus fronteras. El profesor Sotelo parte de un análisis del significado de la identidad europea y señala la dificultad de definir una identidad, así como de la diversidad de identidades que se puedan generar no solo por el ámbito geográfico, también por aquello que pueda unir o identificar a un colectivo; es decir, un consenso mayoritario que se modifica con el paso del tiempo. A lo largo de su conferencia, el profesor Sotelo ha hecho un erudito repaso de la idea de Europa a través de la Historia, pasando por Euroasia y Rusia, y el cuestionamiento de la inclusión o no de Rusia y Turquía. En ese repaso histórico, el profesor Sotelo ha identificado los diferentes aspectos que han ido definiendo las fronteras europeas desde las perspectivas de la geografía física, humana y de las regiones, así como de otros aspectos como los factores culturales, biológicos, el desarrollo científico, etcétera.

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