Jennifer Murphy: “Debemos ser capaces de intervenir en el mundo y no sólo de adaptarnos a él”
Jennifer Murphy, profesora del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz (IUDESP Castellón), ha ofrecido la conferencia “De víctima a indignad@: resistencia y empoderamiento no violento” en el marco del curso de verano de la Universitat Jaume I “Globalización, solidaridad y altermundismo” que se está celebrando en el campus de Riu Sec bajo la dirección de los profesores Amador Iranzo y Sofía Herrero.
Murphy, que ha hecho una aproximación crítica de lo que significa pasar de ser víctima a ser indignado, citando los ensayos de autores como Freire, Lederach, Ceceña o Martínez Guzmán, ha comenzado su intervención realizando una definición de ambos conceptos. Para la profesora, la víctima la asociamos a una persona pasiva, receptiva de una agresión violenta y que despierta empatía; mientras que el indignado viene marcado por su aspecto reivindicativo y de protesta, por su rechazo al liderazgo establecido, y, en la actualidad, por el uso que hace de las nuevas tecnologías para manifestar su indignación.
La ponente ha defendido la necesidad de reflexionar antes de actuar asegurando que “la reflexión sí es verdaderamente reflexión, conduce a la práctica” y ha indicado que el primer paso para luchar contra el sistema es reconocer que somos víctimas, imaginar cómo queremos que sea el mundo y comenzar a actuar para transformarlo. “No debemos asumir una postura fatalista, pensando que no hay nada que hacer. Debemos ser capaces de intervenir en el mundo y no sólo de adaptarnos a él”. En este sentido, Murphy ha explicado que “la presencia del ser humano en el mundo no es neutra, debemos asumir su carácter político, y que no tenemos que adaptarnos al mundo sino transformarlo”. Precisamente este cambio de postura: pasar de ser pasivo en el mundo a ser activo con el mundo sería una de las claves de la transformación de víctima a indignado.
Por último, la profesora del IUDESP también ha reflexionado sobre los últimos movimientos protagonizados por ciudadanos indignados, como la primavera árabe, el 15-M o la ocupación de Wall Street, desde el punto de vista de la “colonialidad del poder”, un patrón que se inauguró con la expansión colonial europea del siglo XV, donde la idea de raza y la jerarquía etno-racial global atraviesa todas las relaciones sociales y que sigue vigente aun cuando las administraciones coloniales fueron casi erradicadas del Planeta.
