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Una burrianense indaga en su árbol genealógico y logra reunir a 117 familiares en una comida

Una burrianense indaga en su árbol genealógico y logra reunir a 117 familiares en una comida
  • Más de cien Gargallo de varias generaciones han podido conocerse tras una intensa búsqueda

¿Quién no ha cogido un papel y un lápiz y ha empezado a trazar su árbol genealógico en un intento de explorar sus orígenes? Esto es lo que se propuso un día Amparo Molés, una burrianense que empezó con una simple hoja de papel y ha acabado reuniendo a más de cien familiares en una comida.

Y es que Amparo empezó, de rama en rama, buscando a sus antepasados a través de conocidos y visitas al registro hasta crear un árbol entero que ha acabado en una cena familiar de 117 comensales en el Círculo Frutero de Burriana.

Un encuentro familiar a lo grande donde muchos han podido conocer por primera vez a los otros ‘Gargallo’, desde el más joven, de diez meses, al más mayor, de 98 años de edad, todos juntos sentados a la mesa.

Empecé hace ocho años cuando vi el árbol familiar de una chica enmarcado en su casa y me entró el gusanillo”, explica Amparo, que explica que empezó escribiendo en un folio a sus allegados más cercanos y poco a poco el árbol fue creciendo, siempre con ayuda de sus primas, que la han acompañado en esta aventura.

Así, empezaron a caminar hacia el pasado, hasta sus ascendientes de Linares de Mora, en Teruel, un municipio donde se asientan muchos Gargallo, el apellido familiar que es el hilo conductor de esta historia.

Una vez allí, poniendo la lupa en Juan Gargallo y sus seis hermanos, buscaron hacia el presente en cada una de estas seis ramas, localizando a descendientes esparcidos en municipios de toda la geografía, como Manises, Valencia, Onda, Alqueries o la propia Burriana.

“Comenzamos a localizar a nuestros primos y descubrimos que algunos eran conocidos y amigos nuestros, sin saber que éramos familia”, recuerda Amparo, que tirando del hilo ha llegado hasta el Linares de 1870.

El árbol genealógico sobre un diseño de El Pino Escobón de Linares de Mora (clicar para ver entero)
El árbol genealógico sobre un diseño de El Pino Escobón de Linares de Mora (clicar para ver entero)

Pero la historia solo acaba de empezar. Tras su búsqueda por el archivo civil de Mora de Rubielos (Teruel), quemado durante las Guerras Carlistas y donde se habían perdido muchos legajos e información, seguirán buscando Gargallos en los archivos eclesiásticos y esperan reunirse pronto con un historiador de Rubielos de Mora para intentar llegar a los primeros Gargallo de la historia, aquellos que llegaron a Aragón en 1.147.

Fue en esa fecha cuando se estima que se establecieron en la península los primeros de la familia, campesinos provenientes de la cuenca de un afluente del río Garona, al otro lado de los Pirineos, que viajaron hasta Aragón para ayudar a los caballeros a modo de escuderos.

Más adelante, desde zonas como Linares y Alcalá de la Selva la familia fue expandiéndose (incluso tienen un pueblo con su nombre en la provincia de Teruel) y llegaron a contar entre sus filas con caballeros medievales, como Baltasar Gargallo.

Sin embargo, pese a la lejanía del tiempo, Amparo explica que este “es un apellido nuevo, con poco recorrido, porque sabemos que todo empieza en 1.147”. De hecho, esta burrianense aún ve en muchos de sus familiares características genéticas más propias de la otra cara de los Pirineos, como el pelo rubio, la altura o los ojos azules.

Así, generación a generación, se ha ido reconstruyendo la historia de una familia que ahora sus descendientes del siglo XXI intentan desentrañar, la de los Gargallo, un hidrónimo que hace referencia al lugar de su origen, junto a un río francés. Y es que esta palabra onomatopéyica surge del ruido que genera el rebrote del agua, con un sonido agargajado.

Así, Amparo continuará las investigaciones con la ayuda inestimable de sus primos Paula, Natalia, Blanca, Neus, Ester, Víctor y Juanjo, que la han acompañado en toda esta historia.

 

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