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El 17 de abril de 2008 pasará a la historia como el día en el que empezó a descubrirse el ábside de El Salvador

El 17 de abril de 2008 pasará a la historia como el día en el que empezó a descubrirse el ábside de El Salvador
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    Un lugar en la historia. Eso es lo que han logrado los actuales mandatarios municipales al iniciarse esta tarde el derribo de la vieja Casa Abadía construida hace 158 años, para dejar exento el ábside de El Salvador. Las labores de derrumbe se van a realizar a mano, para evitar dañar la iglesia y los edificios colindantes, y estarán controladas por el arqueólogo municipal José Manuel Melchor, que hoy ya se encontraba presente en el momento de iniciarse los trabajos.

    El primer proyecto para derribar la Abadía lo redactó el arquitecto municipal Enrique Pecourt en 1963 – de eso ya han pasado 45 años –.

    La primera vez que surgió la idea de derribar la Casa Abadía fue a principios de 1963 cuando Bautista Ríos Granell pidió licencia de obras al Ayuntamiento para construir un inmueble de planta baja y tres pisos en la calle San Bartolomé, número 5. Dado que se trataba de un solar rectangular muy alargado que conectaba el jardín de la abadía con la calle Barranquet – entonces San Bartolomé –, el consistorio, antes de conceder la licencia, pensó en la posibilidad de adquirir el solar y convertirlo en una vía pública. De esta manera si se derribara también la Casa Abadía se crearía una calle que circunvalaría el ábside y comunicaría la plaza Mayor con el Barranquet. Al final, por falta de fondos, se desechó esta idea, y el proyecto inicial fue sustituido por otro del arquitecto municipal Enrique Pecourt, en el que se abandonaba la idea de abrir la nueva calle, pero se insistía en el derribo de la Casa Abadía, para construir una nueva en la parte opuesta al ábside, transformando todo el solar en un gran patio abadial. El proyecto además atendía varios aspectos ornamentales como una adecuada iluminación del ábside, la instalación de una fuente en el centro del patio, una escultura del padre Joaquín Villalonga Vernia, que acababa de fallecer - un burrianense que fundó el colegio San Javier de Bombay y la misión de Ahmadabad en la India, para atender a los leprosos - y por último una verja para aislar el recinto de noche, como se quiere hacer ahora.

    Aquel proyecto obtuvo hasta un millón de pesetas de la época para la financiación de la obras, por parte de la Caja Rural San José, así como numerosos apoyos por parte del párroco mosén Cornelio Monfort, el Obispo de la diócesis, y el entonces Obispo de Solsona, Vicente Enrique y Tarancón.

    Sin embargo, el proyecto se quedó en el aire, pasando a formar parte de un elenco de proyectos eternos de la ciudad de Burriana, como por ejemplo el Arenal.

    En un número de la revista Buris-ana de 1966, Roberto Roselló Gasch escribía: “En las páginas de la historia de Burriana hay reservado un lugar de honor para consignar los nombres de quienes logren ofrecer a la admiración de propios y extraños la cabecera de su templo”. Ese honor, a pesar de los muchos años de retraso, le ha cabido a la actual Corporación.

    La demolición de la abadía para dejar al descubierto el ábside exterior era una de las prioridades del protocolo de puesta en valor de la iglesia que el día 3 de febrero, festividad de Sant Blai, del año 1996, firmaron los entonces alcalde, Alfonso Ferrada, el Presidente de la Diputación, Carlos Fabra, el Conseller de Cultura, Fernando Villalonga, y el Obispo José María Cases.

    Han pasado 12 años, y con el derribo de este inmueble construido hace 158 años, quedará exento el ábside del Salvador; la parte más antigua del templo gótico del siglo XIII. Todo lo que se refiere a la adecuación del patio abadial tras el derribo será financiado por la Fundació La Llum de les Imatges con motivo de la exposición de arte sacro ‘Espais de llum’, cuya apertura está prevista para octubre de este año. Se tratará de una zona ajardinada cerrada, conforme a su carácter de antiguo cementerio. A través de esta zona peatonal será posible acceder al Museu Cardenal Tarancón – al que ahora no se puede entrar –, que la Fundació La Llum de les Imatges pretende usar como local para recepción de visitas, venta de entradas y tienda de recuerdos.

    Según narra Francisco Roca Alcayde en su Historia de Burriana, el 16 de febrero de 1850 acordó el Ayuntamiento edificar la Casa Abadía que ahora se está derribando, para cuyo objeto se destinó el dinero ingresado por la venta de los terrenos del Común, (para edificar casas), situados a espaldas de la Capilla.

    comentarios 4 comentarios
    Cocodrila
    Cocodrila
    18/04/2008 08:04
    Que tomen ejemplo

    Pues ahora se podrían iniciar los trámites para hacer lo mismo con la de San Blas. Esa finca que tiene pegada a un lado desluce completamente el monumento. Se podría llegar a un acuerdo con los propietarios y reubicarlos en otro sitio, pero claro, no hay dinero, o al menos eso es lo que dirán los que mandan.

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