Los alimentos que pueden salvarte en la próxima ola de calor en la Comunitat Valenciana
Más de 1.180 muertes ya se han atribuido al calor este verano: así puedes protegerte desde la mesa
¿Sabías que lo que comes puede ayudarte a regular la temperatura corporal y mantenerte hidratado en los días más calurosos? Aunque a menudo pensamos en la alimentación solo en términos de nutrientes o energía, lo cierto es que lo que servimos en la mesa también influye – y mucho – en cómo responde nuestro cuerpo ante las altas temperaturas.
De hecho, este próximo fin de semana, España se prepara para un nuevo episodio de calor extremo, con temperaturas que podrían superar los 40ºC en numerosas regiones, especialmente en el sur y el interior peninsular, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Este fenómeno no es solo una incomodidad pasajera: tiene consecuencias reales sobre la salud. Entre el 16 de mayo y el 13 de julio de 2025 se registraron más de 1.180 muertes atribuidas al calor, un aumento de más de 1035% respecto al mismo periodo de 2024, según datos del Ministerio de Sanidad.
Hay que tener en cuenta que, ante temperaturas elevadas, el organismo activa sus mecanismos de termorregulación, como la sudoración, lo que conlleva una pérdida considerable de agua y sales minerales como sodio, potasio y magnesio. Cuando no se reponen adecuadamente, pueden aparecer síntomas como fatiga, calambres, mareos, confusión mental e incluso complicaciones más graves como un golpe de calor.
Además, en situaciones de altas temperaturas, hay una redistribución del flujo sanguíneo hacia la piel para disipar calor. Esto puede provocar digestiones más lentas, molestias, náuseas o pesadez si la comida es copiosa o rica en grasa.
Por eso, una alimentación adecuada puede convertirse en una herramienta clave para prevenir estos efectos, mejorar la hidratación y favorecer el bienestar general durante estos días sofocantes.
¿Qué podemos comer para sentirnos mejor durante una ola de calor? Aquí van algunos consejos prácticos más allá de beber agua
Aprovecha las frutas de temporada. La naturaleza es sabia y la tierra también lo es. En los meses más calurosos, tenemos opciones ideales como la sandía, el melón, las fresas, el melocotón o el higo. Todas ellas se cultivan en nuestro país y se encuentran en su mejor momento nutricional durante estos meses. Aportan agua, potasio, fibra y compuestos que ayudan a proteger el cuerpo en verano. Y no solo eso, también es una forma de cuidar el entorno, apoyar el producto local y mantener viva nuestra cultura alimentaria mediterránea. Por ejemplo, la sandía que es 92% agua, hidrata y contiene citrulina, un aminoácido que puede favorecer la circulación. Y las ciruelas y melocotones ayudan a regular el tránsito intestinal, que a menudo se altera en verano por el calor, el cambio de rutinas o los viajes.
Incluye hortalizas ricas en agua. El pepino, con un 97% de agua en su composición, el tomate o el calabacín son perfectos aliados para contribuir a la hidratación, en ensaladas, cremas frías o incluso licuados. Son ligeros, refrescantes y ayudan a reponer líquidos y minerales.
Recupera recetas tradicionales. El gazpacho es mucho más que una tradición, es una fórmula perfecta de hidratación, sales minerales y antioxidantes en un solo plato, que podemos consumir cada día.
No te olvides de los lácteos fermentados. Yogur, kéfir o similares aportan agua, electrolitos y proteínas fáciles de digerir. Además, ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, algo fundamental para el bienestar general, especialmente en verano.
Evita las bebidas azucaradas y alcohólicas. Aunque pueden parecer refrescantes, las bebidas azucaradas aportan calorías vacías de nutrientes, suelen dar una falsa sensación de hidratación y no reponen eficazmente los líquidos perdidos. Además, el alcohol favorece la eliminación de líquidos en el organismo incrementando la deshidratación.
Evita comidas copiosas y ricas en grasa. En los días de mucho calor, el cuerpo digiere peor. Las comidas copiosas, rica en grasas o muy procesadas generan más calor interno y hacen que el sistema digestivo trabaje el doble. Por eso, optar por platos fríos, ligeros, ricos en vegetales y frutas enteras no solo apetece más, sino que realmente sienta mejor.
No te saltes comidas. Aunque el calor reduzca el apetito, mantener una alimentación regular y equilibrada es clave para conservar la energía, el equilibrio de líquidos y el bien funcionamiento del cuerpo, especialmente en niños, mayores o embarazadas.
En definitiva, no hace falta complicarse, basta con elegir alimentos frescos y naturales como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescados, carnes magras, huevos, lácteos naturales y grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos y beber agua con regularidad.
Y no nos olvidemos de quienes más dependen de nosotros. Las personas mayores o enfermas son especialmente vulnerables a las altas temperaturas. Muchas veces no sienten sed, aunque su cuerpo la necesite, y eso las expone a un mayor riesgo de deshidratación. Por eso, más que nunca, necesitan compañía, estar pendientes de que se mantengan hidratados, animarles a beber con frecuencia y ofrecerles alimentos adecuados, incluso cuando no lo pidan.
Por el calor también se combate desde la mesa. Con alimentos que hidratan, nutren, refrescan y nos ayudan a vivir el verano con más salud y menos riesgos.