Descubre l’Alcora con un viaje entre fósiles, cerámica y naturaleza
De la Ruta Paleontológica de Araia al embalse, pasando por el Castell y la Real Fábrica, el municipio abre nuevas formas de descubrir su paisaje y su historia sin perder de vista su identidad
No hace falta salir de la provincia de Castellón para cruzarse con cocodrilos extintos, un bosque tropical desaparecido o una fábrica del siglo XVIII. L’Alcora ofrece todo esto y mucho más, ya que, a través de distintas iniciativas culturales, científicas y naturales, propone una manera distinta de acercarse a su entorno, historia y patrimonio.
El municipio ha optado por potenciar sus tesoros y su herencia este verano como atractivos y dar a conocer su tierra llena de oportunidades. El resultado es una oferta turística que se despliega en varias capas, donde cada parada permite al visitante descubrir algo nuevo sin necesidad de artificios. Descubre a continuación todo lo que no te puedes perder este verano en l'Alcora:
Fósiles, ratones marsupiales y murciélagos del Mioceno
Una de las incorporaciones más singulares al relato turístico de l’Alcora es la Ruta Paleontológica de Araia. A lo largo de dos kilómetros, este recorrido al aire libre reconstruye cómo era el ecosistema que habitaba estas tierras hace unos 16 millones de años. En aquel entonces, la zona estaba cubierta por un paleolago rodeado de vegetación tropical, hogar de especies hoy desaparecidas.
Gracias al trabajo conjunto de la Universitat de València y el Institut Català de Paleontologia, se han identificado restos fósiles únicos: desde musarañas y cocodrilos hasta el marsupial Amphiperatherium frequens o el murciélago Cuvierimops penalveri. Paneles explicativos, ilustraciones científicas y señalización adaptada permiten seguir el rastro de estas especies en lugares como el Mas d’Antolino o el barranco de Campisano. Además, la colaboración de la Asociación Paleontológica de Onda ha reforzado el contenido divulgativo con un enfoque accesible, sin perder el rigor.
Un castillo que vuelve a estar en pie
A escasos minutos del casco urbano, sobre una elevación que domina la comarca, el Castillo de l’Alcalatén ha recuperado su presencia gracias a una restauración por fases iniciada en 2021. El proyecto, cofinanciado por el Ministerio de Transportes y el Ayuntamiento de l’Alcora, ha consolidado estructuras, mejorado la seguridad del recinto y adecuado los caminos de acceso para facilitar las visitas libres.
En 2024 se completó la intervención con la instalación de paneles interpretativos que explican el contexto histórico y arquitectónico del castillo, diseñados por la historiadora Anna Mallol y producidos por Viunatura. El recorrido no solo permite conocer cómo era la vida en esta fortificación medieval, sino también asomarse a un paisaje amplio y poco alterado, con vistas hacia las sierras del entorno. La conexión con senderos ya existentes amplía las posibilidades para quienes prefieren caminar o explorar a su ritmo.
Embalse, bosque y multiaventura
El embalse de l’Alcora ha pasado de ser un simple punto en el mapa a consolidarse como un espacio para el ocio activo. En los meses de primavera y verano, la zona se llena de propuestas que van desde el kayak y el paddle surf hasta circuitos multiaventura o actividades acuáticas pensadas para niños. Aunque el agua es el centro, el entorno que lo rodea, con monte mediterráneo, rutas de BTT y caminos forestales, también invita al paseo tranquilo o a la desconexión.
Más allá de las actividades puntuales, lo que destaca es la manera en la que el espacio ha sido integrado en un proyecto de turismo familiar y sostenible, en colaboración con empresas especializadas. El acceso es sencillo, y el tipo de actividades está pensado para públicos diversos, desde grupos escolares hasta personas que simplemente buscan naturaleza sin salir demasiado lejos.
La cerámica como hilo conductor
Pocas localidades pueden contar la historia de su desarrollo económico, artístico e incluso social a través de un solo material. En l’Alcora, la cerámica no es solo un legado, sino una herramienta para explicar el presente. La visita conjunta al Museo de Cerámica y a la Real Fábrica del Conde de Aranda permite recorrer esa evolución: desde las primeras piezas artesanales hasta las creaciones más contemporáneas que hoy compiten a nivel internacional.
El museo conserva una colección excepcional de cerámica del siglo XVIII y una muestra permanente con obras premiadas en las más de 40 ediciones del Concurso Internacional de Cerámica de l’Alcora. También se pueden visitar salas dedicadas a la etnocerámica tradicional y un fondo arqueológico con piezas de más de 2.000 años de antigüedad. Al otro lado, en los espacios visitables de la Real Fábrica, como la Nave de los Hornos o la Nave BIC, se respira el origen de la producción moderna. Fundada en 1727, fue uno de los primeros centros industriales cerámicos de Europa.
Una forma pausada de hacer turismo
Lo que tienen en común estas iniciativas no es tanto su formato como su enfoque. Ninguna de ellas busca una masificación inmediata ni una explotación intensiva del recurso. La apuesta, más bien, es por construir una narrativa coherente del territorio, donde la ciencia, la historia, la naturaleza y el patrimonio dialogan entre sí sin necesidad de forzar el relato.
Frente a otras fórmulas turísticas más visibles o impactantes, l’Alcora apuesta por mostrarse y darse a conocer, invita a que el turismo la descubra, sin prisas. Y con ganas de entender qué hay detrás de cada fósil, de cada muro y de cada pieza de cerámica.