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Más de 4.300 migrantes solicitaron asilo en la Comunitat en 2018

Más de 4.300 migrantes solicitaron asilo en la Comunitat en 2018
  • El último informe de CEAR cifra en 2.145 las peticiones de refugiados en Valencia solo en el primer semestre de 2019

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Yahya vive en España desde hace diez meses, cuando desembarcó en la costa de Málaga huyendo de la esclavitud en Mauritania, su país natal. Yahya desciende de una familia de esclavos, por lo que su destino ya había sido sentenciado antes de nacer. Ahora, mientras espera a que su solicitud de asilo sea resuelta, reside en una de las plazas de acogida que la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) tiene en Cullera. Allí recibe asistencia jurídica, cursos de español, y formación en electricidad y fontanería para poder encontrar un trabajo digno en España cuando su solicitud sea admitida. 

Como él, otras 65.383 personas llegaron a nuestro país en 2018 en busca de refugio. Así lo ha anunciado hoy, Día Mundial de las Personas Refugiadas, el coordinador territorial de CEAR PV, Jaume Durá, tras hacerse público el informe anual de la organización. El documento cifra en 54.065 las peticiones de asilo que se solicitaron en 2018, un 74% más que el año anterior. Una tercera parte de estas solicitudes proceden de Venezuela, y le siguen Colombia (8.659) y Siria (2.775). En concreto, en la Comunitat Valenciana, la cuarta con más peticiones de asilo, en 2018 se registraron 4.330, de las cuales solo en Valencia se reclamaron 3.588. Si se atiende a los datos de la primera mitad de 2019, los números son todavía más sorprendentes: en la capital de la Comunitat, tercera provincia con más solicitudes de España, se han producido en seis meses 2.145 reclamaciones de refugiados.

España es, de hecho, el cuarto país con más peticiones de asilo, pero las demandas de los migrantes no siempre son atendidas. Según denuncia Durá, más de 100.000 personas todavía se mantienen a la espera de que sus solicitudes sean resueltas. El procedimiento es el siguiente: un migrante pide asilo y le dan cita para una entrevista con la Policía, que detalla su caso a la comisión encargada de resolver la petición. En el momento que demanda protección, el migrante ya es oficialmente solicitante de asilo, por lo que cuenta con la llamada “tarjeta roja” y no puede ser expulsado, aunque tiene prohibido salir del país. En Valencia, es la Cruz Roja la que gestiona dónde pueden alojarse mientras aguardan a la resolución. Una vez alojados en uno de los albergues para refugiados, comienza la espera.

Es el caso del periodista egipcio Ahmed Ali, que a sus 27 años hace tres que espera la resolución de su petición. En el mejor de los casos, solo una de cada cuatro es favorable.

Ahmed llegó a Valencia para escapar de la dictadura egipcia que lo había condenado a 25 años de prisión. El joven era periodista y activista por los derechos humanos, lo que le llevó a grabar un documental para denunciar los encarcelamientos de periodistas en su país. La policía egipcia lo arrestó, y un año después lo condenaron a prisión. Consiguió escapar de Egipto, y ahora coordina una ONG de derechos humanos. Pero, aunque evitó la prisión,  Ahmed se siente ahora mismo como “en una cárcel pero un poco más grande”. Y es que al tener la “tarjeta roja” no puede salir del país, y es casi imposible encontrar trabajo, conseguir alquilar un piso o incluso abrir una cuenta corriente. “Nadie puede sentir lo que siento ahora mismo”, comenta angustiado.

Pero entre los miles de migrantes también hay historias con final feliz de personas que consiguieron el asilo. Como Delfín, que vino a Valencia en 2004 para estudiar Periodismo huyendo de Guinea Ecuatorial, donde era perseguido por ser activista político. En 2012 fundó en la Universidad de Valencia el primer medio español que publica información confidencial del régimen de Guinea. Información que sería imposible transmitir en su país.

A raíz de estas publicaciones, en 2015 aumentaron las amenazas, y fue entonces cuando Delfín decidió pedir asilo. Asegura que no fue nada fácil que aceptaran su solicitud, ya que Guinea no es un país en conflicto. “Básicamente te piden documentos que prueben que te quieren matar”, indica. Pero, después de años de espera, finalmente le llegó la mejor de las noticias: una resolución favorable para recibir asilo en España.

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