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Unas 120 mujeres saharauis se benefician de un proyecto de formación online impulsado por la Universitat de València

    Se ha consolidado el Centro Cultural en Rabouni (campamentos en la zona de Tindouf, en Argelia) y se han desarrollado cinco cursos por videoconferencia dirigidos a futuros cuadros del pueblo saharaui; todo ello a través del programa 0,7 Una Nau de Solidaritat, convocado por el Vicerrectorado de Relaciones Internacionales y Cooperación.

    La primera fase del proyecto ‘Consolidación del Centro Cultural y Programa de Actividades Formativas’ que se ha llevado a cabo en Tindouf (oeste de Argelia) ha finalizado con un balance de unos 120 dirigentes y responsables saharauis, la mayoría mujeres, beneficiarios directos de esta iniciativa, ejecutada dentro del marco de la convocatoria de proyectos de cooperación al desarrollo, promovida por el Vicerrectorado de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universitat de València, que dirige Olga Gil, y en cuya gestión participa la Fundació General de esta institución académica.

    Se estima que de forma indirecta más de 30.000 residentes en los campos de refugiados percibirán en su vida cotidiana los resultados de estos cursos, enmarcados en el Programa de Actividades Formativas e impartidos en línea. Sobre este aspecto, según aseguró Kheira Boulahi, ministra de Formación Profesional, Personal y Función Pública de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), durante el acto de clausura de los cursos, “la Universitat de València es la primera institución académica que ayuda al pueblo saharaui en materia de formación online”.

    El proyecto ha sido coordinado por Javier Boix, profesor titular de Patología de la Facultat de Medicina i Odontologia, y Àngel Ortí, catedrático de Análisis Económico ya jubilado, ambos de la Universitat de València, y ha contado, además, con la colaboración de profesorado voluntario.

    Según ha explicado Boix, se han ejecutado las obras de consolidación del Centro Cultural, condicionándolo así definitivamente con un aula, realizada con cargo a un proyecto anterior, que ha sido aislada con el fin de que no entre arena del desierto y que ahora dispone de aire acondicionado, entre otras comodidades. El impacto indirecto de estas mejoras supone un número de beneficiarios que se estima en unos 5.000 usuarios anuales.

    También se ha dotado el centro, vinculado al Ministerio de Cultura de la RASD, con línea ADSL de un megabyte durante un año, lo que ha permitido, por otro lado, realizar cinco cursos online destinados a mujeres y jóvenes. “La banda ancha supone para el Ministerio estar en comunicación con el mundo exterior de forma rápida y efectiva. Ahora, desde en medio del desierto, de la nada, tienen acceso tanto a la información como la formación, a los MOOCs, por ejemplo, cursos abiertos en línea”, señala Boix.

    Estos logros responden a los objetivos previstos en el convenio firmado entre la Universitat de València y el Gobierno de la RASD en mayo de 2012, con el que se ha iniciado una experiencia pionera que está siendo seguida de cerca, según ha informado Javier Boix, por otras universidades públicas. “Están intentando hacer una plataforma en Madrid y nuestro proyecto ha sido una avanzadilla”, sostiene.

    La mujer, una figura fundamental en el campamento de Tindouf

    “El Sáhara es una zona con necesidades primarias, como la educación y la sanidad. Existen graves problemas sanitarios endémicos agravados por la misma situación de refugiado fuera de su tierra. Los campamentos, además, fueron creados por mujeres porque los hombres estaban ausentes en los periodos de guerra: el treinta por ciento del Parlamento está formado por mujeres y hay que ayudarlas”, expresa el patólogo.

    En este sentido, Ortí afirma: “En efecto, la mujer saharaui se siente protagonista y ha logrado cotas altas de responsabilidad en el gobierno y en la vida social a los campamentos”.

    Es por eso que se plantearon cinco cursos dirigidos, especialmente, a las mujeres y jóvenes saharauis. Todos de diez horas lectivas. El primero, ‘Mujer saharaui y liderazgo’, ha sido seguido por 22 alumnas y su objetivo principal ha sido reforzar las capacidades de mujeres que quieren participar en actividades de interés para su comunidad. Ha contado con la colaboración de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS). Su impacto se cifra en unas 3.000 mujeres saharauis beneficiadas indirectamente.

    ‘Familia y escuela’ ha sido un curso de asistencia mayoritariamente femenina con el que se ha dotado a los docentes de habilidades para poder gestionar con eficacia y de forma positiva los posibles conflictos en el ámbito educativo. Esta iniciativa ha contado con el apoyo del Ministerio de Educación saharaui, el cual ha fomentado la participación de docentes de enseñanza primaria que ejercen su actividad educativa en las escuelas de los campamentos. Han asistido 28 alumnos y se han beneficiado de forma indirecta unos 4.000 escolares.

    Otros cursos han sido ‘Salud reproductiva en la mujer saharaui’, seguido por 22 mujeres con edades comprendidas entre los quince y los sesenta años, y ‘Primeros auxilios en los campamentos’, con 17 alumnos, que han contado con la colaboración del Ministerio de Sanidad. En el primero, del que se calcula un impacto de unas 8.000 mujeres beneficiadas indirectamente, se han formado y se han actualizado los conocimientos de mujeres vinculadas a actividades asistenciales de cariz sanitario relacionadas con el contenido del curso; y en el segundo, que ha afectado de forma indirecta a unos 7.000 residentes en los campamentos, se han transmitido las técnicas básicas de primeros auxilios que puedan influir en las condiciones de vida de los diferentes campamentos.

    Por último, se ha desarrollado un curso para la recuperación y la gestión del patrimonio histórico y cultural, con 22 alumnos y un impacto indirecto de 4.000 beneficiarios, en su mayoría, mujeres. “En un contexto de necesidades primarias, parece que la cultura no es importante, pero hay que mantener la coherencia del pueblo, la unidad, y es por eso que, a través de este curso, hemos querido colaborar en la formación de la gente para que sistematice la realidad histórica y cultural saharaui: la poesía, la música y la cultura. Estamos fortaleciendo sus raíces, su identidad”, apunta el profesor.

    “Deseamos que este proyecto continúe adelante a través de una segunda fase que se prolongará hasta el próximo otoño. Queremos hacer hincapié en el idioma español, la segunda lengua de la población saharaui, con la realización de cursos dirigidos a los profesores de los campamentos”, coinciden ambos coordinadores, Javier Boix y Àngel Ortí.

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