El Museu Valencià d’Etnologia muestra “el paso del fuego” que los venezolanos tributan a la diosa María Lionza el 12 de octubre

El Museu Valencià d’Etnologia muestra “el paso del fuego” que los venezolanos tributan a la diosa María Lionza el 12 octubre en la exposición fotográfica de Cristina García Rodero que refleja el importante culto extendido entre las clases bajas venezolanas a lo largo del siglo XX. Un culto tributado a María Lionza, conocida como “la diosa de los ojos de agua” que desempeña funciones taumatúrgicas, curativas y de orientación de las gentes.

La exposición “María Lionza” está compuesta por más de 120 imágenes a color que proporcionan una mirada única al mundo mágico-religioso que hace de las montañas de Sorte, en plena cordillera de la costa venezolana, su templo y escenario natural.

La selección de obras, que la autora fue tomando a lo largo de diez años persigue mostrar la composición y el clima que fue descubriendo en torno al horno alquímico de Sorte, sus diferentes paisajes, opus o compartimentos.

Las expresiones propias de cada Corte; incubaciones, catarsis y tensiones. Los poderes, los chamanes y sus acólitos. Los afectados y los enfermos; las familias, los grupos, el aislamiento del individuo.

Un lugar vital, que en permanente cambio refleja una religiosidad igualmente proteica y en constante evolución.

Cada aproximación de Cristina García Rodero a un tema pone de manifiesto distintos conflictos culturales. Su obra, si la miramos en perspectiva, nos ofrece una secuencia de ensayos que con frecuencia colocan en primer plano aspectos religiosos, pero que apuntan a momentos o circunstancias particulares de una cultura y desvelan los trances por la que esta atraviesa.

Es así como María Lionza, la diosa de los ojos de agua refleja con profundidad la religión no oficial más importante de Venezuela, conformada por un panteón de Poderes humanos y divinos agrupados en cortes espirituales de caciques, esclavos, héroes de la independencia, médicos, santos, militares, vikingos y delincuentes, que resultan la expresión más acabada del imaginario cultural venezolano en su particular transición hacia la modernidad.

Cristina García Rodero
Cristina García Rodero (Puertollano 1949) es un clásico de la fotografía, con una larga y reconocida trayectoria. Fue Premio Nacional de Fotografía en 1996, y desde 2009 es miembro de la mítica agencia Magnum.

Sus primeros trabajos la llevaron, durante más de veinte años a recorrer la geografía ibérica fotografiando fiestas y rituales populares, una fotografía concebida como instrumento artístico y antropológico. Fruto de este trabajo fue La España oculta (1973-1989). Este fue el inicio de un proyecto en que Cristina García Rodero se cuestiona sobre la condición humana a través de practicas colectivas que implican al cuerpo y al espíritu.

Cuerpos sumergidos en el dolor, en la alegría, en el éxtasis, pero sobre todo cuerpos que muestran, de forma deslumbrante e inquietante, toda la verdad posible. Con este proyecto recorre el Mediterráneo, Macedonia, los campos de refugiados kosovares, Brasil, Venezuela, EEUU, India, Cuba, África.

Las fotografías fascinantes de Cristina García Rodero en torno a la diosa María Lionza refieren los pormenores de un importante culto que se ha extendido entre las clases bajas venezolanas a lo largo del siglo XX. El fundamento de esta religión espiritista y sincrética de posesión reside en el mito de María Lionza, una legendaria princesa, hija de un cacique local, con unos hermosos ojos de color de agua que según una profecía la destinaban a ser la causante de la destrucción de su pueblo.

María Lionza, la diosa de los ojos de agua, es un trabajo realizado durante diez años en la montaña de Sorte, en Yaracuy en la región occidental de Venezuela, en torno al culto que miles de peregrinos rinden a María Lionza. Imágenes sobre los ritos, ceremonias, conjuros, devotos y oficiantes de esta religión ancestral y sincrética.