Un disparo de grandes dimensiones para el estreno en Fallas de la pirotecnia Elite
Si por algo se recordará el estreno de Elite en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia en las Fallas de 2014, es por la potencia de su mascletá, atronadora. Estos no venían a cumplir simplemente, para Elite significaba mucho disparar en el templo del fuego, y por lo tanto han venidos cargados hasta los topes. Su diseñador ha sido uno de los jóvenes socios de esta empresa, Luis Álamo.
La mascletá en esencia ha sido clásica y las coreografías digitales del principio y del final estaban cuidadosamente diseñadas para integrarse correctamente en el esquema tradicional del disparo.
De esta manera, los principios han sido crecientes en todo momento y al final se han culminado con una breve realización digital en la zona del inicio del disparo, lo cual ha servido de marcaje para comenzar el fuego terrestre. Estos se han realizado únicamente con material de alta calidad, es decir, con candelería y baterías, sin recurrir en ningún momento a cajas mecanizadas, lo cual es importante no pasar por alto.
El cuerpo de la disparà sido también, claramente creciente, y acompañado en el aire sin quitarle protagonismo, y en las últimas dos retenciones la potencia alcanzada era enorme.
Parecía un terremoto en toda regla, que incluso ha superado al terremoto en sus momentos iniciales, el entrar quizá algo más tarde de lo deseado. Pero el terremoto, encendido a mano, no se quedaba corto, estaba montado en dos alturas y constaba de 5 pasadas, especialmente tronante la última. Ensordecedor.
Posteriormente este clímax terrestre ha dado paso a una descarga de serpentinas y pitos por todo el perímetro, seguida de un intenso bombardeo de trueno en su lugar canónico. Hay que decir que todos los truenos, tanto terrestres como aéreos, tenían una sonoridad especialmente fuerte, lo cual indica la alta calidad del material dispuesto (además, en cantidad).
El punto y final del disparo ha sido una rápida y también potentísima realización digital que ha acabado con un redondísimo golpe de truenos, sin fleco alguno.
