El CIPF reúne a especialistas en genómica y proteómica para establecer contactos y colaboraciones
Se presentarán resultados de las investigaciones desarrolladas en la Comunidad Valenciana sobre el estudio de los genes
Valencia reunirá a los mejores especialistas en tecnologías de análisis de la información
La genómica y la proteómica han avanzado muy rápido gracias a las nuevas tecnologías
La genómica se encarga de la comparación de los genomas (genómica comparativa), del análisis de la función biológica de los genes, o de los productos por ellos codificados, que son las proteínas (genómica funcional). El conjunto de proteínas que puede expresar un genoma se denomina proteoma, y la proteómica consiste en un conjunto de técnicas destinadas a resolver, cuantificar, identificar y caracterizar proteínas, además de guardar, analizar y entrecruzar información y resultados.
La genómica y la proteómica son disciplinas que han experimentado un enorme desarrollo en los últimos años. Los beneficios del acceso a una ingente cantidad de información han motivado que estas herramientas se hayan extendido de forma generalizada en los laboratorios de investigación básica y aplicada. En el ámbito de la investigación biomédica, el desarrollo de estas áreas ha permitido poner a disposición de los científicos una gran cantidad de datos sobre los mecanismos de funcionamiento y las características de distintas patologías.
Según Joaquín Dopazo, coorganizador de la reunión e investigador principal del departamento de Bioinformática y Genómica del CIPF, “en los últimos tiempos se ha dado un salto espectacular gracias a las nuevas tecnologías, y se ha pasado de un abordaje reduccionista que se fijaba en solo un gen, a un abordaje de sistemas que proporciona información sobre todos o la mayoría de los componentes de la célula”.
Un foro de encuentro entre especialistas
En la VIII reunión anual de la Red Valenciana de Genómica y Proteómica que se celebra hoy en el CIPF, los asistentes darán a conocer los resultados de sus investigaciones y los proyectos en curso, entre otros aspectos de interés para los especialistas.
La cita se ha convertido en un lugar de encuentro para los grupos trabajan en estas disciplinas, por lo que a la reunión asistirán alrededor de un centenar de científicos procedentes de entidades públicas y privadas de investigación, hospitales públicos, universidades, y empresas relacionadas con el sector.
En esta edición, la reunión contará con la participación de científicos de renombre internacional en los campos de la genómica y la proteómica como Simon Wagstaff, de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool; Markus Rehm, del Departamento de Fisiología y Física Médica del Royal College of Surgeons (Irlanda); Monique Slijper, del Grupo de Espectrometría de Masas y Proteómica de la Universidad de Utrecht (Holanda); o Mordechai Choder, del Israel Institute of Technology, entre otros expertos.
Asimismo, estarán presentes otros expertos como Juan José Calvete, de la Unidad de Proteómica del CSIC en Valencia; Rosario Gil, del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva de la Universitat de Valencia; Ismael Mingarro, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Valencia; o Sebastián Chávez del Departamento de Genética de la Universidad de Sevilla.
El Centro de Investigación Príncipe Felipe estará representado por el investigador Enrique Pérez Payà, responsable del Laboratorio de Química de Péptidos y Proteínas; por la investigadora Susana Rodríguez-Navarro, responsable del Laboratorio de Expresión Genética acoplada a Transporte de ARN; y por el investigador Manuel Sánchez del Pino, a cargo del servicio tecnológico de Proteómica del CIPF.
Una red formada por 70 grupos de investigación
La Red Valenciana de Genómica y Proteómica está constituida por alrededor de 70 grupos científicos, inscritos con el propósito de favorecer los contactos entre ellos y también con grupos externos, dar a conocer los proyectos en marcha y los equipamientos, ayudar a la creación de consorcios para las distintas convocatorias de proyectos e infraestructuras, y reunir a los grupos interesados en estas ciencias.
Con la llegada de la genómica y la proteómica se produjo un cambio en el propio concepto de investigación, fuertemente respaldado por el avance tecnológico. El desarrollo de estas tecnologías y otras como la metabolómica o los microarrays han dado origen a estudios más ambiciosos y a una notable mejora en la calidad de la investigación biomédica.
El conocimiento proporcionado por estas áreas emergentes tiene una gran relevancia, ya que abre las puertas a la posibilidad de aplicarlo a la investigación en multitud de campos, entre los que se encuentra también el descubrimiento de nuevos fármacos para el potencial tratamiento de enfermedades.
Como señala Dopazo, “estas herramientas se han convertido en poco tiempo en un instrumento indispensable para el abordaje de estudios complejos que ayudan a entender cómo funcionan las células, y avanzar en el diseño de fármacos eficaces, entre otras aplicaciones”.
