Perversión consciente del diccionario
No he conocido en mi larga vida, a nadie con la capacidad para utilizarlas las palabras en el sentido que más le interese, que se acerque a nuestro Presidente del Gobierno actual.
Habría que tener en cada medio de comunicación a un Académico de la Lengua Española, para denunciar el uso abusivo e incorrecto de las palabras que hace Pedro Sánchez, cuando pretende convencer a quienes le escuchan.
Ha convertido un concepto tan básico y elemental como es la SEDICIÓN, en una nebulosa inconcebible del sentido de esa palabra, según le convenga a sus intereses en cada momento.
Cuando les debe su permanencia en la dirección política del Gobierno a los sediciosos, es capaz de convertir los melones en aceitunas y que nos los traguemos con paciencia y resignación aunque nos asfixiemos.
Les catalogó en su día como lo que eran, son y seguirán siendo, porque ellos mismos se han encargado de decirlo públicamente a quien quiera oírlo “que volverán a intentarlo cuantas veces sea necesario”.
Por lo tanto al vanidoso, engreído e ilustre mentecato que tenemos al frente de nuestra política, no le queda más remedio que intentar cambiar el sentido de la palabra, que hasta ahora siempre ha sido considerada como un delito muy penalizado.
Si buscamos en el Diccionario Espasa nos define así esa palabra:
“Alzamiento colectivo y violento contra la autoridad y el orden público constituido”.
Por lo visto para Pedro Sánchez, es simplemente “Una broma de mal gusto, con la que los independentistas de algunas Comunidades Autonómicas Españolas amenazan al Estado, para poder negociar con él Presidente del Gobierno cuando lo es él, a fin de sacarle todas las ventajas posibles para los sediciosos y para el mismo Presidente del Gobierno, con cargo al resto de los españoles que las tenemos que pagar con nuestro impuestos”.
Como este mal nacido, tiene perfectamente claro, que “mientras baraja, no pierde”, se va a pasar todos los años que haga falta barajando en una partida de cartas marcadas, para los sediciosos y para él, desvirtuando cuantas veces sea necesario el sentido real de la palabra SEDICIÓN, con tal de seguir sentado en su poltrona presidencial del Palacio de la Moncloa.
Mientras tanto a continuar multiplicando nuestros impuestos y generando inflación a mansalva.
Hasta la semana que viene amigos.