Educación, formación, información y la triste realidad de la España actual
Para que una sociedad moderna del siglo XXI, progrese adecuadamente y mantenga un equilibrio sano y deseable, es imprescindible que esas tres columnas que incluyo en el enunciado de esta columna de opinión, estén muy consolidadas y sin la menor grieta por la que se puedan introducir los virus sociales que la debiliten y vayan corroyendo progresivamente.
Lamentablemente en la España actual, no es ese el caso.
Los niveles de exigencia escolar, han bajado de una manera alarmante.
Las políticas social-comunistas que imperan en el espectro político español, a imagen y semejanza de sus correligionarios latino-americanos de izquierdas, se preocupan mucho más de incrementar las bases sociales de gente subvencionada que se conforma con recibir migajas para malvivir y vegetar.
Hoy a cualquier tipo de lo que en mi juventud se conocía como “formación profesional” y que preparaba adecuadamente a sus alumnos para ejercer perfectamente como electricistas, fontaneros o componentes de la mano de obra en la construcción, en un corto período de formación y aprendizaje, se les entregan títulos con categoría de ingenierías de todo tipo.
Lo que en los años de mitad del siglo XX requería un bachiller superior y seis cursos de estudios universitarios específicos, hoy se pone a disposición de nuestros jóvenes, con un nivel de exigencias inferior a todas luces.
Estamos construyendo una sociedad saturada de universitarios, con una exigencias y una formación que no se corresponden a la titulación que reciben, según los parámetros de hace medio siglo.
¿Eso es bueno y positivo o malo y contraproducente?
Yo lo tengo claro, pero el Gobierno por lo visto mucho más claro que yo.
Con mi teoría, tendríamos un nivel formativo mucho mayor en las carreras técnicas y nuestros titulados disfrutarían de mejores perspectivas de futuro en todo el mundo.
Ahora sólo exportamos médicos y técnicos de enfermería o sanidad, porque son los que tras una carrera larga, acaban de formarse aquí trabajando a unos niveles salariales muy discretos como MIR (médicos internos residentes o sanitarios similares).
En menor medida farmacéuticos o técnicos en farmacia.
El resto de nuestros trabajadores emigrantes, que son muchos, son mano de obra menos cualificada.
Y ello se debe a falta de EDUCACIÓN, FORMACIÓN e INFORMACION, desde una adolescencia desorientada a una juventud acomodada en gran medida.
Por supuesto también tenemos jóvenes más concienciados ellos o mejor orientados por sus familias, que desde su adolescencia, saben muy bien que su futuro para el resto de sus vidas va a depender de su capacidad de sacrificio en sus años de formación académica y técnica.
Hasta la semana que viene amigos.