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Playa, palmeras, vereda y fiestas, las tareas del «equipo naranja» para recibir el otoño

Playa, palmeras, vereda y fiestas, las tareas del «equipo naranja» para recibir el otoño
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    Septiembre comienza con las fiestas, una actividad que conlleva montajes y desmontajes continuos, a veces a un ritmo frenético, en los que la Brigada Municipal de Obras y Servicios invierte gran cantidad de tiempo. Con el fin de las fiestas cambian algunas de las tareas, pero se mantiene el ritmo: desmontar el mobiliario urbano de la playa, mantener de todas las zonas verdes y las fiestas de los barrios son, con la llegada del otoño, el objetivo principal del equipo naranja municipal.

    «Damos vacaciones en verano a la mayor parte del personal de la brigada y contamos con incorporaciones puntuales a través de distintos proyectos y subvenciones», apunta Juan Carlos Piñol, el coordinador de la brigada. «Porque a partir de septiembre la actividad se multiplica con las fiestas que hay en distintos barrios, a las que hay que sumar las tareas propias de mantenimiento y jardinería en los espacios públicos de la playa y el casco urbano».

    Tareas a veces silenciosas, aunque visibles cuando nos acercamos a lugares como la playa: desmontar todo el mobiliario urbano del verano exige un amplio equipo humano en la segunda quincena de septiembre y primera de octubre. «Sombrillas, pérgola de la playa accesible, sillas de socorristas, papeleras y, sobre todo, las pasarelas de madera han de ser retiradas para prevenir posibles temporales que acabarían destrozándolo todo».

    Retiradas y guardadas en el Espai Voramar durante el resto del año. Una labor poco vistosa, como también lo es el mantenimiento de la vereda Mangraners, esa vía ciclo-turista que une el casco urbano con la playa, que cada vez cuenta con más adeptos y también exige mayor dedicación por el crecimiento natural de los árboles y los arbustos que la adornan.

    «La vereda tiene riego por goteo, pero no es suficiente con mantener esa instalación y arreglar sus eventuales deterioros», continúa el coordinador de la brigada. «También hay que podar los árboles, recortar los setos, eliminar las malas hierbas y, en definitiva, todo lo necesario para que podamos disfrutar la vereda para pasear y hacer ejercicio».

    La que no es una actividad discreta es la poda de los árboles más altos, sobre todo las palmeras que hay diseminadas por todo el término municipal: día a día, con ayuda de una grúa de 16 metros de altura, un equipo de la brigada se dedica a trabajar cada zona, una tarea en la que les acompaña una trituradora, con lo que, más allá del ruido puntual durante la jornada de trabajo, la tarea no ocasiona molestias ni genera desperdicios en las calles y plazas.

    «Aunque en septiembre y octubre hemos tenido que alquilar una grúa adicional, de 20 metros de altura, para llegar a las más altas: ya son en torno a 50 palmeras las que exigen esta nueva grúa y ello conlleva trabajadores a la altura de las circunstancias, porque no todo el mundo se atreve a manejar una sierra a 20 metros del suelo».

    Y, como es habitual, en septiembre y octubre continúan las fiestas: El Barrio, la Agrupación de Peñas, la Avenida, Ildefonso Fierro… lugares donde hay que montar escenarios, vallas y barreras taurinas, además de limpiar después de cada evento con amplia participación. Todo a punto cada semana en un barrio distinto de la población.

    Es otra de esas tareas silenciosas, que el equipo naranja realiza sobre todo de noche, con discreción. Discretas, pero imprescindibles para que todos disfrutemos de las fiestas con normalidad.

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