La Escuela Municipal de Ballet despide el curso con una exhibición de danza, alegría… y rumbas

El jueves 21 de junio se celebró, en el salón de actos de la Casa de Cultura, el festival de fin de curso de la escuela de Ballet, que dirige Lucía Hurtado por segundo año consecutivo. La primera parte consistió en la interpretación de una pieza por cada uno de los tres grupos de alumnas (pequeñas, medianas y mayores). En la segunda parte, la directora hizo entrega de un detalle al alumnado, compuesto por 23 chicas y un chico.

Tras estudiar seis años en el Conservatorio de Valencia, cinco horas diarias, al mismo tiempo que finalizaba bachillerato y aprobaba la selectividad, Lucía Hurtado se encontró con una sólida formación en el campo del ballet y la danza española, que fue la especialidad elegida, pero con un panorama pobre en cuanto al interés de las distintas poblaciones por la enseñanza de estas modalidades… excepto Albuixech, el pueblo donde vive y donde comenzó a formarse.

«En el Conservatorio la disciplina es fundamental, trabajábamos cinco horas todos los días y había que apañarse para compaginarlo con los otros estudios», apunta Lucía. «Por ello, cuando llegué a la escuela de Puçol en septiembre de 2016, mi planteamiento fue potenciar la disciplina, pero no tenía claro si eso era lo que querían los padres, así que me reuní con ellos y les pregunté qué tipo de formación querían para sus hijas».

Y no fue una tarea fácil apostar por una formación seria, en la que la disciplina de trabajo fuera protagonista, porque alguna madre que incluso tenía pegas «para que su hija se abriera de piernas en los ejercicios, pero esto es ballet y aquí hay que saltar, girar y abrirse de piernas. Al final, las madres han valorado positivamente el trabajo que estamos realizando y, por tanto, continuaré llevando la escuela el próximo curso».

Un curso que Lucía divide en dos partes: el primer trimestre lo dedica, sobre todo, al trabajo en barra, que es la base del ballet, para aprender los pasos básicos y cómo mover los pies, brazos y cabeza. En el segundo trimestre, los alumnos ya trabajan en el centro, sin el apoyo de la barra, «y, paralelamente, iniciamos los ensayos del baile de fin de curso, para que vayan asimilando que van a actuar en público. Además, todos los días dedicamos diez minutos a un baile libre y a juegos con la danza como protagonista, porque para ellos ha de ser algo alegre y divertido».

Y esa alegría y diversión fue la que mostraron las 23 alumnas y el único alumno, Héctor, en la gala de fin de curso celebrada el jueves 21 de junio en la Casa de Cultura, al ritmo de La bella y la bestia (el grupo de las pequeñas), La danza del hada de azúcar (las medianas) y El vals de las guirnaldas, pieza extraída de La bella durmiente (las mayores). Como colofón, un tema interpretado por los tres grupos juntos, un popurrí de rumbas que sirvió para transmitir claramente el carácter alegre y festivo que se respira en la escuela de ballet.

Lucía Hurtado, que en dos cursos se ha ganado la confianza y el cariño no sólo de las alumnas sino también de sus padres, agradeció el sacrificio y la disciplina de todos con un pequeño detalle y una foto con las pequeñas (Alma, Anastasia, Laura, Tania y Sophia), con las medianas (Greta, Lucía, Laura, Rebeca, Naima, Nora, Noemí, Ann, Sofía e Irene) y, finalmente, con las mayores (María, Jezabel, Edith, Isa, Patricia, Balma, Noelia, Alba y Héctor).

La Escuela Municipal de Ballet volverá a abrir su periodo de matrícula el próximo mes de septiembre y en octubre comienza el nuevo curso en la Casa de Cultura de Puçol.