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Por Pere Valenciano
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Zapatero el pirómano, Asunción el topo, la falla de Alarte y el fuego de la prensa amiga

    Que las primarias son un fracaso, un fiasco, a nadie le cabe ninguna duda. Después de lo que ocurrió con Josep Borrell y Joaquín Almunia, estos experimentos democráticos no funcionan bien. El proceso para elegir candidatos a Ayuntamientos, gobiernos autonómicos y del Estado, aun siendo más democrático que el tradicional ‘dedazo’ del líder o aparato de turno, es un auténtico desastre. ‘La fiesta de la democracia’, como lo califican muchos dirigentes socialistas, se transforma al final en aquella fiesta en la que Carrie, el personaje de Stephen King, hace una espectacular sangría, pero sin fruta, ni vino, ni demás bebidas alcohólicas.

    En esta ocasión aunque ‘el mal no ve d’Almansa’, sino de Madrid, igualmente ‘a tots alcança’. La culpa, cómo no, la tiene el secretario general del PSOE y presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien gestiona el partido igual que el país y cumple a rajatabla el refrán aquel que reza que ‘el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra’, el cual, en versión zapaterista, hasta tres veces. ¿Pues no fracasó estrepitosamente cuando promovió la candidatura de Miguel Sebastián y Trinidad Jiménez a la alcaldía de Madrid? Pues vuelta la burra al trigo.

    Después de sacar de Parla a Tomás Gómez, el alcalde más votado de España, y promoverlo para la secretaría general de la federación socialista madrileña, ahora no le convence y Zapatero prefiere a la Trini para medirse a Esperanza Aguirre por el gobierno autonómico. ¿La razón? Encuestas internas le dan más opciones a la andaluza que a Gómez, frente a la presidenta popular, por ser más conocida. La argumentación del aparato del partido causa sonrojo. Si tan importante es la plaza madrileña, ¿por qué no hicieron ministro a Gómez para que aumentara su grado de conocimiento? Y lo mismo valdría para el candidato valenciano.

    Sea como fuere, Zapatero pidió a Gómez que diera un paso atrás, éste se negó y, de este pulso, nacen las primarias, un proceso que se ha convertido en una batalla campal entre los partidarios de Trinidad Jiménez y los seguidores de Tomás Gómez, amplificada por todos los medios, incluidos los afines al PSOE. El incendio, que ha provocado el propio Zapatero, se ha extendido por otras federaciones regionales del PSOE, con especial virulencia en la Comunitat Valenciana, por aquello de que aquí adoramos el fuego en todas sus variantes, incluida la versión ‘a lo bonzo’ que ha elegido el ex ministro y ex presidente de la Diputación de Valencia, Antoni Asunción, para irrumpir en la escena pública diez años después.

    Porque lo de Asunción, por la forma y el momento elegido –tras la paz firmada entre Alarte y Ximo Puig-, es un misterio que ni el de Elche. Llegó de repente, ha hecho mucho ruido –y daño a su propio partido- y no quiere aceptar que no ha conseguido los avales para forzar primarias y medirse al secretario general del PSPV.

    ¿Quién está detrás de Antoni Asunción? ¿Es creíble que, diez años dedicándose a sus empresas y apartado de la primera línea política, de repente se ha dado cuenta de que es el salvador del Partido Socialista valenciano? ¿Por qué ahora, por qué de esa manera? Sea por lo que fuere, lo cierto es que su actitud ha dado munición al enemigo, el Partido Popular, cuyos dirigentes asisten divertidos a la sangrienta guerra de Asunción, a cuyo lado Carrie parece una santa.

    Más cuestiones por responder. ¿Por qué ha recibido Asunción mayor atención que Alarte en los medios de comunicación, no sólo en los de ideología conservadora –que incluso le han dado un púlpito diario para hacer campaña y rajar del adversario-, sino también en los de centro-izquierda. Ya se sabe que el fuego amigo es el que mata y ahí ha estado el periódico Levante para demostrarlo, dando cancha a Antoni Asunción. Se nota el regreso a la dirección del rotativo de Ferran Belda, un periodista de raza, hábil, sibilino, inteligente, quien trata de dirigir el PSOE.

    No es casualidad la elección de titulares y la publicación de encuestas favorables a Asunción. Pondré un solo ejemplo, del pasado miércoles 22 de septiembre, en portada: ‘Asunción logra suficientes firmas pero sólo habrá primarias si el PSPV las valida’ con un subtítulo que rezaba: ‘El ex alcalde de Manises A. Asunción presentó anoche suficientes apoyos para enfrentarse a Jorge Alarte’. Sí, es cierto que Asunción consiguió presentar 3.241 firmas, 40 más de las necesarias, pero faltaba comprobar si todas eran correctas y no había firmas nulas por duplicadas o porque no eran de militantes. Al final, 300 fueron anuladas y, por tanto, no hay primarias.

    Asunción, como mal perdedor, habla de ‘pucherazo’ y todos los medios de comunicación, en lugar de destacar que Alarte será el candidato del PSPV a la Generalitat al no conseguir Asunción los apoyos suficientes, destacan las dudas sembradas por el ex ministro.

    El PSPV vive en crisis interna desde que perdió las elecciones en 1995 y ni las gestoras, ni el partido bajo la dirección de Joan Ignasi Pla, han logrado plantarle cara al PP. Y mucho me temo que Jorge Alarte podría volver a fracasar en su empeño por sacar del atolladero electoral a su partido. Desde luego, Zapatero ha sido el pirómano de las primarias y es un lastre para el partido en esta nuestra Comunidad y el topo de Antoni Asunción le ha hecho el trabajo sucio al Partido Popular, no tanto por las primarias en sí, sino por las formas empleadas. Sólo un resultado digno para el PSPV en las próximas elecciones –recuperando por ejemplo dos diputaciones y alguna alcaldía importante, en ningún caso la de Valencia- traería paz social al PSPV y daría oxígeno a Alarte. De lo contrario, harán con él una falla que arderá tras las elecciones.

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