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Valencià
Por J. P. Enrique
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Ahora las tarjetas

    El poder en Caja Madrid lo ostentaba el PP y para ejercerlo Aznar puso ahí a su amigo Miguel Blesa. El poder en Bancaja lo ejercía el PP y ese partido puso ahí, en Valencia, a un pueblerino muy ansioso de protagonismo y de medrar llamado Olivas.

    Desde el poder de dos cajas grandes, centenarias y modélicas, se favoreció a los amiguetes de forma generosa y se asumieron riesgos impropios de las Cajas de Ahorros. Que otras Cajas menores gobernadas por la iglesia y la oposición hicieran lo mismo en sus territorios no me impide denunciar la gestión  de las que fueron, con diferencia, las más poderosas y prestigiosas entidades de España.

    Blesa y Olivas supieron moverse muy bien manejando los hilos del poder que ostentaban. Supieron pactar con el PSOE, Izquierda Unida, el poder empresarial y los sindicatos, para cegarlos a todos atados a un corsé de prebendas que los deslumbrara para que  entendieran que lo que ahí sucedía era normal en el mundo de las finanzas.

    ¿Era normal entregar sacos de billetes a la especulación inmobiliaria? Lo era. ¿Era normal que se manipularan los balances?  Lo era. ¿Era normal que recibieran tarjetas de crédito opacas para sus gastos personales? Lo era. ¿Era normal que se diseñaran productos de riesgo para engañar a miles de clientes que fueron fieles a esas entidades durante generaciones? Sí lo era. ¿Era normal celebrar reuniones en hoteles cargados de estrellas situados en Miami, en un todo incluido a todo tren? Normal, era normal ¿Era normal que desde ahí unos y otros favorecieran a sus fundaciones y amiguetes? Era normal.  ¿Era normal que los contactos favorecieran  el colocar a familiares al estilo de lo que se ha hecho en el Tribunal de Cuentas o lo que hizo aquí nuestro  Carlos Fabra, burlador de jueces y sentencias? Claro que sí, claro que sí. ¿A nadie le parecía extraño recibir dietas de más de mil euros solo por asistir a una reunión?  A nadie, a nadie. El puesto de élite en una entidad poderosa y prestigiosa, ganado con empujones , era para eso y más. ¿Su obligación? ¿Su trabajo? Solo  votar  en los Consejos y guardar silencio.

    Ha pasado el tiempo, y Blesa y Olivas siguen con sus expedientes impolutos y la diosa Justicia mirándoles de reojo. Curiosamente el juez que osó meter en la cárcel al banquero de Aznar tiene ya una sentencia  exprés que le acusa de prevaricador: Se le impone una multa y se le aparta de su cargo.

    Ha pasado el tiempo y  este gobierno, con Rajoy a la cabeza (¿a la cabeza?)  sigue  aferrado a su mayoría legítimamente obtenida para no asumir ninguna responsabilidad, pensando que los problemas de este país se solucionan simplemente con el paso del tiempo e imponiendo, en TVE,  a un director que nos cuente las cosas de otro modo y que disimule  lo que sucede día a día y olvide  los 22.400 millones de euros que nos ha exigido aportar para tapar una gestión pésima y desvergonzada en un entorno de crisis. Trabajo tiene el nuevo director para que nos olvidemos de que este presidente solo veía, relajado fumándose su habano, “hilitos de plastilina” en una gran catástrofe ecológica; de una ministra que desde su Jaguar recorta en sanidad y derrocha en aviones sanitarios poniendo en riesgo al país, y de un aspirante a Comisario de Medio Ambiente pegado a intereses petroleros. Con ese plantel (del que solo me limito a apuntar tres ejemplos)  y ese inmovilismo, no es de extrañar que el independentismo, con ellos,  haya crecido  en progresión geométrica.

    Cualquier dirigente japonés, ante una gestión tan nefasta se habría arrodillado y habría pedido perdón. Aquí, todos siguen ahí, justificando lo que hicieron.

    Que no se extrañen al escuchar lo que anuncian las encuestas. Sería de sentido común que las medidas regeneradoras que otros  partidos  proponen, las asumieran también ellos después de colocar en su sitio a Olivas, Blesa, Barcoj, Siottono, Rato, el líder cántabro de UGT y tantos otros.

     

    ÉBOLA

    Privan a pacientes de sus necesarias medicinas, imponen el copago farmacéutico y pretenden mostrarse generosos trayendo  a España, con un elevadísimo coste, a dos religiosos terminales infectados con una enfermedad muy contagiosa. El resultado ha sido la propagación del mortífero virus en nuestro país, dando, con esa fatal noticia, un duro golpe al único sector que está funcionando: el turismo.

    ¿No habría sido más razonable enviar a Sierra Leona y a Liberia  medios materiales y humanos para ayudar a las personas infectadas tal como vienen haciendo Médicos sin Fronteras y   países como Cuba?

    No puedo dejar de apuntar que mientras el terrible virus estuvo localizado en África, ningún laboratorio estuvo dispuesto a invertir en la investigación del Ébola porque ninguno consideraba que fuera beneficioso para su cuenta de resultados. El interés privado y el público no van de la mano.

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    comentario 1 comentario
    Vicent Bosch i Paús
    Vicent Bosch i Paús
    11/10/2014 09:10
    Ébola

    On van els cubans a Àfrica amb 165 metges? Els nostres "amics USA" amb determinació han enviat 3000 soldats. Aquestos si que faran feina; mataran els virus amb foc real. Hi encara hi haurà persones que no veuen més enllà del que arriba una salivada! Jo me pregunte, com els USA tenen un laboratori d'armes bacteriològiques en Sierra Leona i no en sa casa. Per què volen els otanesputanescos aquestes armes perilloses per a tota la humanitat i en terra aliene (jo ja ho sé). Donald Rumfeld estarà al darrere com a la grip aviar? La màfia, no la casta (o són sinònims?) domina el món i en tal de guanyar milions i milions, no s'aturen ni davant de Déu, Jehovà i Al·là. Els milions de mort...

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