¿Ud. no vota?

Hay un pensamiento que se atribuye a Bertolt Brecht. Dice así: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Yo añadiría algo más:

- El que haya dinero al 1 % y dinero en abundancia (250.000 Millones) para el sector bancario y sequía de crédito para empresas y particulares, es una decisión política.

- El que se construya un parking, un carril bici, una depuradora junto al mar, se ensanche una carretera, haya autobús público o se invierta o no en trenes de cercanías, son también decisiones políticas.

- Destinar fondos para modernizar tanques y acudir a Irak, Siria o Afganistán son decisiones políticas.

- Destinar o no dinero a escuelas públicas y hospitales y cerrar o no servicios de urgencias, son decisiones políticas.

- Que sea legal que los políticos tengan un trabajo con privilegios que no tienen el resto de trabajadores, viene una decisión política.

- Bajar el IVA, subirlo, determinar si hay que pagar más o menos impuestos y quien debe pagarlos, son decisiones políticas.

- Permitir que el dinero defraudado se legalice o con amnistías fiscales, es también una decisión política.

- Perseguir con medios policiales a los rateros y alcanzar pactos con los políticos que han utilizado en su propio beneficio fondos europeos destinados a parados, es una decisión política.

- Hacer pagar a los pensionistas parte del coste de las medicinas que necesitan o no dar acceso a los enfermos de cáncer a nuevos fármacos son decisiones políticas.

Si Ud., amigo lector, es de los que piensan que es mejor no ir a votar o votar en blanco, debería meditar si otros se aprovechan de su silencio para tomar decisiones que seguramente a Ud. no le gustan y que le perjudican gravemente.

Decía el periodista griego Kostaj Axevanis que en su país la mitad de la población está rebuscando en la basura y la otra mitad está sin pagar los impuestos que le corresponden. Más todavía, muchos de los que gobiernan han desviado sus ahorros fuera del país, algo así como parece que aquí ha hecho Jordi Pujol dejando a buen recaudo muchísimo dinero, difícilmente obtenido trabajando duro en jornadas de ocho horas, mientras hablaba de país, soberanía y agitaba al viento banderas cuatribarradas para solaz de sus fieles seguidores que se emocionaban sintiendo el amor a su patria. Pujol es solo uno de ellos; hay demasiados Jordis en este país.

Si además, repasando la historia, vemos que en Alemania los votantes eligieron a Hitler; los italianos a Berlusconi; los de Marbella al Tío Gilito, y aquí, una y otra vez, hemos votado a Camps y a Fabra habrá que pensar en esto de la política y en el acto de votar son cosas de las que realmente sabemos muy poco (o que nos confunden tanto que nos roban el raciocinio y hasta la memoria).

Sigamos sin querer informarnos, sin separar los datos de la propaganda y pongamos oídos solo a la visceralidad de los que falsean las estadísticas y sigamos pensando que la política no nos interesa y sigamos en silencio para no meternos en política y exigir que quienes hicieron eso, y quienes permitieron que eso se hiciera, sigan campando a sus anchas, dándonos lecciones desde sus lujosos despachos llenos de asesores, coches oficiales y secretarias y se paseen en sus yates envueltos con los fondos de pensiones y de indemnizaciones que se pusieron a sí mismos dejando a demasiados en la ruina, mientras amparan y protegen, desde el poder de la élite económica, a sus amigos políticos de plastilina que suelen acabar sus días alcoholizados o instalados en Consejos de Administración de las empresas a las que beneficiaron con sus decisiones tomadas siempre en contra de quienes pasaron de votar o lo hicieron con voto nulo o en blanco, o se equivocaron de papeleta.