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Por J. P. Enrique
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Las Cajas de Ahorros ¿públicas? Las claves de su derrumbe

    Cuando suelo hablar de las crisis del sistema financiero (añado de pasada que tras la crisis inmobiliaria, ahora se habla de la crisis industrial y de un probable segundo rescate bancario), siempre escucho decir algo así como: “Los bancos privados no han tenido problemas. Los problemas son de las Cajas por ser públicas. Falla lo público, no lo privado.”

    Las Cajas nacieron en el siglo XIX en el germen de los Montes de Piedad. Sus fundadores fueron asociaciones privadas (laicas y religiosas), formadas por personas imbuidas por los valores de solidaridad, de fomentar el ahorro, de facilitar un crédito al pequeño comercio, a las clases medias y bajas, y actuar bajo el principio de la prudencia. Allí donde no surgieron por iniciativa popular, algunas Diputaciones impulsaron también su creación.

    Algunos ejemplos: La Real Sociedad Económica de Amigos del País fundó la Caja de Ahorros de Valencia. El Padre Piquer fundó Caja Madrid empezando por el Monte de Piedad. El obispado andaluz creó lo que después sería Caja Sur y en Córdoba, un mecenas llamado Medina fue el fundador del Monde de Piedad de Córdoba.

    En total hubo cinco docenas de Cajas. Había una por provincia y en algunas provincias dos. Su ámbito inicial fue ése, luego se pasó al ámbito comunitario y luego al nacional e internacional.

    Fue el profesor Fuentes Quintana el primer “liberalizador” de esas entidades allá por 1977; antes de comenzar esa nueva etapa, las Cajas funcionaron y muy bien, durante décadas y décadas, dirigidas por personal técnico asesorado por personas socialmente relevantes de los campos de la ciencia y de la cultura, que por cierto no cobraban nada por el asesoramiento. Desde Europa no se entendía cómo las Cajas podían gozar en España de una tan alta cuota de mercado que fue pasando del 40% al más del 50%.

    Después del primer paso dado por Fuentes Quintana, vinieron sucesivos decretos “democratizadores” y “liberalizadores” (bonitas palabras de uso abusivo y fines oscuros) que dieron entrada en los órganos de decisión a políticos, sindicatos, ahorradores y empleados, además de las sociedades fundadoras de las Cajas.

    Con el tiempo fue ganando peso el sector político, que poco a poco fue interviniendo cada vez más hasta el punto de cambiar también a los directivos-profesionales que no eran de su gusto.

    Todo eso sucedía mientras los gobiernos autonómicos vieron en las Cajas un manantial inagotable para sus insaciables necesidades de financiación.

    La vaca seguía dando leche y los políticos la exprimieron sin contemplaciones para financiarse a sí mismos y a sus amiguetes; para financiar sus proyectos más descabellados y para financiar a sus partidos. Había mucha leche en aquella vaca cuidada con esmero durante tantísimo tiempo con una sana alimentación. Hasta que se fue quedando seca.

    Con tanta “modernización y liberalización” de la mala, las Cajas actuaron como bancos en lo que se refiere a operativa. Si no había dinero para préstamos se vendía en un paquete los créditos hipotecarios y obtenían la liquidez necesaria. Aquello de no prestar más del dinero que tenían había quedado en el olvido. Si no disponían de capital se fortalecía su estructura mediante emisiones vendidas a una clientela fiel que confiaba en unas entidades, más que centenarias, que habían escrito su brillante historia fomentando el ahorro, prestando con prudencia y repartiendo los beneficios entre reservas de capital y la obra social.

    Quienes desde el poder político fomentaron la “modernización”, la “liberalización!” y la “democratización” de las Cajas, escondiendo sus ansias de apoderarse de ellas, dicen ahora que la culpa del fracaso es porque el capital no estaba repartido en acciones.

    ¿Cajas públicas? Lo único público en las Cajas es la tropa de políticos de todo signo que han controlado por invasión sus órganos de dirección y ejecutivos. Unos políticos que han dilapidado un largo siglo de fines tan loables como la prudencia, el fomentar el ahorro y combatir la usura, para acabar arruinándolas, en algo más de una década nefasta, tras dedicarse a especular con inmuebles y capitales, lo mismo que el banco privado de inversión Leman Brothers que fue el primer detonante de que todo se derrumbara después de tantos productos creativo-fantasmas, hijos de la desregularización. (No puedo dejar de anotar que la gran ruina, la mayor ruina de estas entidades ha venido porque las grandes Cajas ubicadas en Madrid y en Valencia -dos comunidades muy liberalizadoras gobernadas por la súper liberal Esperanza y un no menos liberal-curita trajeado las han hundido ocasionando el Gran Fiasco.

    Que salgan los responsables y que dejen de contaminarnos ahora con discursos de público y de privado. El fracaso, el gran fiasco, han venido por otros motivos que para mí están muy claros: Haberse alejado de sus principios fundacionales y haber sido tomadas al asalto por una clase política insaciable de dinero.

    OPTIMISMO

    Optimismo es escuchar a Montoro decir que “España es el gran éxito económico del mundo”, que España “rompe los pronósticos”, “que estamos dando la vuelta a la situación”, “que estamos dando lecciones a Europa y al mundo”.

    Optimismo es decir que con la reforma que viene “van a revalorizarnos las pensiones” y a la vez callar que todos los pensionistas sin excepción van perder poder adquisitivo de una manera brutal y que un probable periodo inflacionista va a hundirlos en la miseria.

    No me extraña que con tanto optimismo sigamos lanzando cohetes olímpicos y pensemos que hay que seguir lanzándolos tachando de agoreros a Roma y Viena que, con sensatez, prefirieron apartarse de gastos enormes y renunciar, con los pies en el suelo, a organizar los juegos olímpicos del 2020.

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    comentarios 3 comentarios
    jose megias verges
    jose megias verges
    19/09/2013 07:09
    Cajas y Bancos = Dinero

    Enrique podria opinar mucho sobre este tema y seguramente mi texto seria paralelo al tuyo .Me despido con estos "acudits" La historia registra que los banqueros han utilizado todas las formas de abuso, intriga, engaño, violencia y otros medios posibles para mantener su control sobre los gobiernos, controlando el dinero y su emisión Cuando un gobierno depende de los banqueros por el dinero, ellos y no los líderes del gobierno controlan la situación, ya que la mano que da está por encima de la mano que toma ... El dinero no tiene patria, los financistas son sin patriotismo y sin decencia; su único objetivo es la ganancia

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