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Por Jaume Vicent
A sangre fría - RSS

Leña del árbol caído, el chollo de ofrecer empleo

    Cuando el hambre aprieta, la vergüenza afloja. Nada como el refranero español para reflejar realidades. También es una buenísima herramienta para comenzar artículos de manera brillante. Brillante y sentenciosa. Pero brillante a fin de cuentas.

    Recuerdo hace un tiempo, cuando la crisis todavía estaba en pañales, aquellos primeros años de destrucción, lenta pero firme, del empleo. Esos años en los que uno ya sabía lo que se avecinaba, pero nadie decía nada, por miedo a que estallara la frágil burbuja en la que vivíamos, o bien porque de alguna manera, creíamos que si nos quedabamos calladitos y muy quietos la cosa pasaría de largo, sin vernos. Como los tiranosaurios, vamos.

    Bueno, por aquel entonces comenzaron a proliferar ofertas de trabajo masivas. Chollos en los que te aseguraban una permanencia eterna, en una de las mejores empresas del sector, con las más altas comisiones, y con la seguridad de acceder, en pocos años, a puestos de responsabilidad en dirección. Tal y como parece, a golpe de ojo, no podía ser tan bonito. Ni de lejos, vamos. La cosa es, que este tipo de ofertas, (que para más INRI, proliferaron como moscas en un cadáver), eran una estafa de tipo piramidal. Uno llegaba a la entrevista, con la esperanza de trabajar y no perder su casa, y se encontraba con unos tipos siniestros (y demasiado alegres) con traje, corbata y 0 escrúpulos, que te vendían el oro y el moro, a la par que te citaban al día siguiente para tu “primer día”.

    La sospecha se transformaba en alarma cuando, al día siguiente, te encontrabas esperando en una sala con otros 15 candidatos que también habían sido aceptados. La trampa, aparte de obligarte a pagar tu propia seguridad social, estaba en que durante el primer mes de “adaptación” no cobrabas, cada producto que pudieras vender iba comisionado al vendedor que te acompañaba (a partir de ahora: Maestro Jedi). Total, si estabas tan desesperado como para acabar el primer día, te encontrabas al final del mes con -400€, que era, por aquel entonces,la cuota de seguridad social en régimen de autónomo. Una maravilla. Por si no ha quedado claro; si eras capaz de endilgar un contrato a alguna viejecita incauta, al final de ese primer mes, tu Maestro Jedi se llevaba las comisiones, y tú te llevabas una parcela en el Infierno (porengañar a la pobre viejecita, claro).

    Mientras más de uno era estafado tan alegremente, el gobierno de turno no hizo nada. Ese tipo de ofertas eran cada vez más y más recurrentes en portales de empleo, en las páginas de los periódicos e incluso en farolas (esto es cierto). Tuvo que ser Mercedes Milá quien sacase a la luz las tropelías de estos sinvergüenzas para que este tipo de estafas cesaran. Al menos por un tiempo, porque la realidad es que no cesaron nunca. Los sinvergüenzas son como las hidras, si les cortas la cabeza patalean un rato hasta que les crecen dos. Me he encontrado de nuevo con esta clase de estafas, o de engaños, tal vez no tan descarados como aquellos, pero básicamente son los mismos, estafar al que busca empleo.

    Esta vez, te prometen un sueldo base todos los meses (en función de la empresa varía de 400 a 900€), y te ofrecen un contrato mercantil, que puede parecer algo maravilloso, pero que es un insulto, cuando se ofrece a una persona sin experiencia ni cartera de clientes propia. A todo esto, tú te pagas tu seguridad social. Por supuesto, Roma no paga traidores, y estas empresas no pagan vagos. Te ponen como objetivo unos 2000 ó3000€ mensuales en pólizas (la telefonía ha muerto, larga vida a la venta de seguros), un objetivo, cuanto menos, fantástico para un novato.

    ¿Cuál es el truco? Esta vez han conseguido rizar el rizo y es un truco doble (o triple). Por una parte, te aconsejan que no vayas a puerta fría (si te dijeran de entrada que vas a puerta fría no irías ni a la entrevista), y por otra parte, te aconsejan que comiences por tu familia y amigos más cercanos y te muevas por “círculos de confianza”. Esto se resume en algo muy simple; una persona tiene entre 20 y 30 familiares y amigos cercanos, si un “agente” consigue endosar 4 pólizas, la empresa ya recibe beneficios, no solo por la venta, también por el mantenimiento. A esto hay que sumar la soledad del guerrero, pues el novato difícilmente aguantará más de un mes, por tanto, la empresa se ahorrará otros dos meses de “nómina” y, por supuesto, se quedará con la comisión de esa venta. Y además, como la gente ya se los conoce y no pica, han dejado de buscar “Comerciales” y ahora lo que buscan son, Administrativos de ventas. Ahí lo llevas majo.

    ¿Pensabas que podrías quedarte en casa y cobrar a final de mes sin vender? ¡Error! Si no eres capaz de realizar al menos 1 póliza cada mes, la empresa te pedirá amablemente (o no) que les devuelvas ese sueldo que te ha estado pagando, pues el contrato estipula que ese dinero es una “inversión”. Bonito, ¿verdad?

    ¿Y qué demonios hace nuestro gobierno para protegernos de esta clase de buitres? Nada. Nuestros gobiernos no hacen nada para proteger a la gente necesitada ante esta clase de estafas. Es más, las páginas web de trabajo del Estado anuncian sin ningún pudor esta clase de estafas y otros trabajos vejatorios. Así estamos. Si queremos que esto termine, hemos de ser los mismos trabajadores los que denunciemos esta clase de prácticas (ya hay sentencias a favor de los trabajadores engañados de esta forma). O eso, o tendremos que esperar a que Évole o la Milá lo denuncien de nuevo.

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