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Por Salva Aguilella
Diario de un Ondense - RSS

Cuestión de principios

    No entré en política para vivir de la política. No entré en política para servirme de la política. Entré en política para servir a mi ciudad.

    Yo tenía un trabajo antes y espero volver en su día a vivir de mi trabajo. Ese era y sigue siendo mi objetivo.

    Era y es una cuestión de principios y, por ello, esta pasada semana, una vez presentado como candidato a la reelección como alcalde de mi ciudad, he anunciado que limitaré mi cargo por un período máximo de ocho años. Así es que, si los ondenses vuelven a confiar en mí, esta próxima legislatura será la última que me presento como alcalde.

    Fijar un período máximo creo que es necesario por fomentar en la sociedad unos valores que he defendido desde que en 2011 me elegisteis como alcalde de Onda.

    Hablo de valores como el de la regeneración democrática, la transparencia, la ejemplaridad en el servicio público o la lucha contra la corrupción.

    Valores que algunos partidos aparecen defendiendo ahora y que desde que llegué al ayuntamiento siempre hemos intentado impulsar en Onda.

    Tolerancia cero contra la corrupción es fundamental en la gestión eficaz que ahora estamos haciendo desde el ayuntamiento, todo y que el problema de la corrupción supera sobradamente las competencias locales. Pese a ello, limitar a ocho años el tiempo de un alcalde al frente de un consistorio, ayuda en ese sentido.

    Transparencia es que todo el mundo conozca el tiempo máximo que te propones dirigir el ayuntamiento y regeneración es no intentar vivir toda la vida de la política. Y de eso, en Onda, hemos tenido algunos ejemplos en las filas socialistas. Enrique Navarro ha sido alcalde más de 20 años y ha combinado su sueldo con el de diputado, para después asegurarse la jubilación como senador. Y Juan Miguel Salvador ha seguido sus pasos.

    Además, y aunque tiene todo el derecho del mundo, que su hija aparezca ahora en la lista municipal socialista, no concuerda mucho con la regeneración democrática a la que tanto apelan y por la que tanto hemos luchado desde qué dirijo el ayuntamiento.

    Como he dicho antes, regeneración democrática es fijar un máximo de ocho años al frente del ayuntamiento. Me gustaría que fuera por ley y, por lo tanto, para todos, pero como eso no depende de mí ni de los vecinos de Onda, creo que la mejor formula es que yo, públicamente, haga mi compromiso. En los Estados Unidos, los presidentes del gobierno nada más pueden serlo por un máximo de ocho años. En Onda, tuvimos un alcalde durante prácticamente 25.

    Antes ya he explicado también que no quiero vivir de la política, que tengo mi trabajo fuera de ella. Entiendo que lo mejor es que te entregues en cuerpo y alma a los ondenses y por eso debes dedicar grandes cantidades de esfuerzo personal y familiar. Estar mucho tiempo, puede hacer que caigas en la rutina y que acabes pensando que el ayuntamiento es tuyo, como pasó tantos años en Onda. Perpetuarse en el cargo sólo genera hábitos negativos, como pudimos comprobar una legislatura detrás de otra en nuestra ciudad.

    Mi única y mayor vocación política ha sido y sigue siendo la de ser alcalde de mi pueblo, y la ilusión y determinación por convertir a Onda en un referente de progreso social y económico son cada vez mayores.

    Por eso estoy entregando, y con mucho gusto, los mejores años de mi vida a mi ciudad y a mis vecinos. Y lo seguiré haciendo, si en mayo así lo deciden mayoritariamente los ondenses. Eso sí, de serlo, este será mi segundo y último mandato al frente del ayuntamiento. Es una cuestión de principios.

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