A elecciones otra vez
El pasado domingo los españoles votamos, con un resultado inesperado y que abre pocas opciones de gobernabilidad en nuestro país. El gobierno puede estar satisfecho ante el resultado obtenido, pues ha resistido muy bien aunque el bloque de la investidura ha perdido apoyos, a excepción del PSOE que ha mejorado en votos y escaños.
El PP, pese a ser el ganador de las elecciones en votos y escaños, ha perdido moralmente las elecciones. No suma los 176 diputados necesarios para la mayoría absoluta –tiene 136 escaños- y no los suma ni con VOX (33 diputados), ni sumando los potenciales apoyos de Coalición Canaria (1) y UPN (1). Es evidente que no sumará los apoyos del bloque de izquierdas, ni del PNV, que gobierna en coalición en Euskadi con el PSE-PSOE. Y esta vez no tienen a Ciudadanos (C´s) para echarle la culpa de que el centro-derecha no ha sumado por ellos, pues C´s decidió no concurrir a estas elecciones por la polarización existente.
Los populares deberían tomar nota y entender que las elecciones se ganan –y gana quien es capaz de conformar un gobierno- por el centro político. Y obtener la confianza y apoyo de los centristas –ojo, los centristas auténticos- pasa por un programa de moderación que huya, y lo diga claramente, de pactos con la extrema derecha. Como tienen claro los centristas, y hasta el partido popular europeo, en los restantes países europeos. Son incompatibles gobiernos moderados y de centro si en los mismos se incluyen a miembros de VOX. Y tras el 28 de mayo ha quedado patente con quién han gobernado los populares haya donde han sumado.
La izquierda ha acertado en su campaña y ha logrado la movilización del voto del miedo, representado en evitar un gobierno con VOX y en sus políticas extremistas e involucionistas. VOX ha sido el gran perdedor de las elecciones, no ya sólo por la pérdida considerable de escaños, sino porque con el resultado obtenido van a ser irrelevantes en cualquier fórmula posible de gobernabilidad. Y es importante analizar el resultado, especialmente, en la comunidad autónoma donde gobiernan con una vicepresidencia desde antes de las elecciones del 28 de mayo: Castilla y León. Visto el resultado de su gestión, hasta los suyos les han retirado el apoyo con un desplome significativo en una comunidad que ha sido históricamente centrista. Y que nadie dude que en caso de repetición electoral VOX sería la formación más perjudicada, en favor de un voto útil hacia el PP.
Volviendo al bloque del actual Gobierno, PSOE y Sumar podrían repetir gobierno, pero necesitarían para ello los apoyos afirmativos de ERC, Bildu, PNV y BNG, así como de la abstención de Junts per Catalunya, el partido del fugado Puigdemont. Y se podrán imaginar cuál será el coste de semejantes apoyos para la gobernabilidad y estabilidad de nuestro país, España, ese en el que no creen y que quieren liquidar los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos.
La conclusión tras este resultado electoral es fácil: O Puigdemont, o elecciones en diciembre.
