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Por Vicente Piqueres Monzonis
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Padre Nuestro con meditación

    PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO. Sí, Padre, allí es el lugar donde aspiramos a ir todos, cuando cada cual finalice su andadura por este mundo, pero, afortunadamente para algunos, el cielo lo tienen aquí en la tierra, y por más, que no lo queramos creer, para otros, que somos la mayoría, el estar aquí es un verdadero infierno: así como suena.

    Esto es muy fuerte pero es la realidad: mientras unos viven en la opulencia y el placer, otros se debaten entre el hambre, la miseria, la enfermedad, la destrucción, etc.

    Menos mal, para consuelo de estos últimos, que Jesús sale al paso cuando nos enseña las Bienaventuranzas y nos dice, en la primera: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”.

    Los primeros llevan una vida tan atolondrada y agitada y con tanto frenesí, que no se dan cuenta – o no quieren dársela – de que Jesús también dijo que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”.

    Esta es una sentencia, para muchos, que no la quieren escuchar, pero a su tiempo ya les llegará la hora. El Evangelio, con sus enseñanzas, suelen pasárselo por cierto sitio.

    Ellos con vivir bien ya tienen bastante y quien no sea de su gremio que se.....

    SANTIFICADO SEA TU NOMBRE. Y tanto como hay que santificarlo porque un Padre se lo merece todo.

    La presente plegaria es la oración que Jesús nos enseñó para que nos dirigiéramos al Padre, por la mañana, al mediodía – a la hora de comer – por la tarde, por la noche – al acostarnos – en fin continuamente. Pero solamente nos acordamos de Él en los momentos de apuro: en los desastres, en las desgracias, en las enfermedades, en los contratiempos y en definitiva cuando la vida nos es adversa y no salen las cosas a nuestro gusto.

    Y menos mal si no pasara de ahí la cosa, lo malo es cuando las circunstancias nos llevan a la boca la cochina blasfemia, las maldiciones contra Él, contra Jesús y contra su madre, etc. sin pensar un momento que en este mundo cada cual es hijo de sus obras, y le pedirán cuentas.

    Ten compasión, Padre, de todos aquellos que nos quedamos cortos cuando oramos y sobre todo de aquellos que no saben lo que dicen y no quieren comprenderte.

    VENGA A NOSOTROS TU REINO. Cuanta falta hace que se instaure tu reino aquí en la tierra, mas sabemos que ello, por ahora, no es posible, y DEBERIA serlo porque tu reino es un reino de paz, de concordia, de amor, de benevolencia, de comprensión y un sin fin de cualidades y virtudes muy distintas a las que presentan los “reinos” de este mundo.

    Los reinos terrenales de hoy, y de otros tiempos también, son unos reinos que carecen de base y fundamento. Castillos en el aire, diria yo.

    Véase, por ejemplo, el imperio romano de otros tiempos y como él otros tantos que pasaron a la historia, quedando solamente de ellos algunos vestigios.

    Y sobre los que existen ahora no digamos como son, llamémosles reinos, democracias, dictaduras, repúblicas, federaciones, partidos, etc. etc........ y de mil maneras.

    En definitiva no vienen a ser más que – es una opinión muy particular – UNA SOBERANA PORQUERÍA.

    ¿Para que sirve eso que se llama “NACIONES UNIDAS” si más desunión ya no puede existir? Debería llamarse “TORRE DE BABEL”, pues por allá por donde vamos no vemos más que conflictos, desunión y guerras.

    Allí están representados todos los “reinos” de este mundo y no viene a ser más que un grupo mayúsculo de señores que se reúnen para ver que es lo que hay que hacer, para que se haga lo que ya debería estar hecho, o no haberse hecho.

    El pueblo liso y llano piensa en lo que costará toda esta Organización.

    Y para colmo tenemos la famosa América del Norte.

    Yo lamento muchísimo los atentados del 11 de Septiembre de 2001 porque fueron unas verdaderas salvajadas, que cometieron unos cafres, contra el país más poderoso del mundo, y si cabe contra la humanidad, pero aunque hubieran sido contra otro no por eso dejarían de ser barbaridades, lo cual viene a demostrar que la gente de los todos los países, unos con otros, no llegan a entenderse, no se comprenden, o no se quieren entender, y por eso viene el desbarajuste.

    Aparte de esto, de toda la América en general, se mire por donde se mire, tanto por el norte como por el sur, por arriba o por abajo, de un lado y de otro, da igual, ¿qué es lo que nos viene de allí?

    Si bien se analiza este punto pronto nos daremos cuenta de que mucho mal del que hay en el mundo sale de allí: que si droga, que si gangsterismo, que si pornografía, que si miseria y pobreza, noticias de que si los niños son abandonados y viven en la calle, que si inventos malignos, que si el tráfico de órganos humanos, y un sinfín de cosas más, negativas todas ellas, que no es preciso enumerar, y que puestas en una balanza pesan más que las positivas.

    Un cantante, que no necesito citar, dijo que “Cuando Dios hizo el Edén pensó en América”… ¡Menudo Edén!

    HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. No cabe duda de que en el cielo será la voluntad del Padre, pero aquí en la tierra....... ¿Hacer la voluntad del Padre, has dicho? Aquí cada cual hace lo que le da la real gana y caiga quien caiga y sin los miramientos de ninguna clase. Cada cual va a la suya.

    Si hiciéramos la voluntad del Padre el comportamiento de la humanidad seria muy distinto a como es ahora.

    Como principio nos atendríamos principalmente a todas las enseñanzas que nos aportan los Santos Evangelios, que vistos bajo un punto de mira filosófico es lo mas acertado que se ha escrito, y también lo más duro de cumplir.

    Bueno es pedir al Padre que se haga su voluntad, pero ¿Por qué no la hacemos? Simple y llanamente porque pretendemos ser dioses. No queremos. Algún día se nos pedirán cuentas de por qué hemos ido en contra de su Santa voluntad.

    Esto podría ser un punto de meditación muy profundo porque la voluntad del Padre puede ser muy ancha o muy estrecha, según se mire. Muy ancha porque se nos permite hacer muchas cosas – cada cual es libre en sus actos – pero muy estrecha porque es también muy estricta y no se nos está tolerado el desmandarse tan alegremente como se hace.

    Dios es bueno, no cabe duda, pero hasta cierto punto también, porque lo que no se puede ni se debe hacer es abusar de su bondad. Hay unas reglas y unos mandamientos que respetar y eso es precisamente lo que hay que hacer para cumplir su Santa voluntad.

    DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DIA. A un tercio de la humanidad se lo da cada día y además con abundancia, pero dos terceras partes, o más, pasan hambre y hasta mueren de ella muchos de estos seres. No hay equidad; mientras unos viven en la opulencia otros viven en la miseria más absoluta y viven mediocremente.

    Refiriéndonos al primero de los tercios, en los banquetes por ejemplo, ¡qué derroche de alimentos se hace! ¡Cuanta comida va a la basura porque todos están HARTOS hasta la saciedad! ¡Que escándalo, diría yo! ¡Cuanta falta le hace a ese tercio pasar por una guerra o un desastre para saber lo que es pasar hambre! Quien escribe esto sí lo sabe.

    Ocho años tenía cuando empezó la civil de 1936.

    Los otros dos tercios dan lastima por las condiciones en que viven: sin techo, sin comida, sin abrigo y encima con guerras ¿qué más desgracias se quieren? A esta gente, por lo regular, no debe de importarles mucho el vivir o el morir ¿qué más da?, pero los que lo vemos desde fuera si que deberíamos tomar conciencia de ello, por lo menos ese tercio que, afortunadamente, no nos vemos en tal situación.

    Algunos ya lo hacen y muy gustosos, de compartir su bien con esas pobres gentes, ayudándoles sin interés alguno y aplicando rigurosamente las reglas de la caridad.

    Pero sobre todo no olvidemos que si es así es por la voluntad de Dios. Él sabe mejor que nadie “el por qué” lo hace.

    Quizás, y puede que esté en lo posible, sea una prueba que pone a los enumerados en el primer tercio para, posteriormente, juzgarles si deben o no estar bien y vivir – mejor diría yo morir – en el mas allá.

    Los designios Divinos son insondables y el estar cerca de Él es lo más importante.

    PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIEN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. ¿Pero acaso nosotros sabemos perdonar a los que nos ofenden? Yo creo que no.

    En cuanto uno le tose al vecino los dos se lían a tortazo limpio o a tiros. Y en otras ocasiones con algo peor.

    Nos lo muestran constantemente en la TV, y es que los humanos no tenemos remedio.

    A la muerte deberían concederle oscars por ser la mayor protagonista de todos los films.

    ¡Por la más mínima se encuentran motivos para que se arme una guerra! ¿Acaso no lo estamos viendo continuamente?

    Decir Dios es decir bondad y claro que perdona nuestras ofensas. ¿Qué Padre hay que no sea tolerante con los desmanes de un hijo y perdone sus ofensas? El rencor en Dios no existe. Pero de ahí a pedir que nos perdone COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS hay mucho que hablar, porque, como he dicho más arriba, nosotros no perdonamos a nadie y si encima podemos hundirle mejor que mejor. La venganza, y no el perdón, es una de las características, junto con la presunción, de los humanos.

    ¿Qué pasa actualmente con los Israelitas y los palestinos? Simple y llanamente que no hay forma de que se puedan entender. Unos son poderosos y los otros no. Unos luchan con tanques y armas sofisticadas, que sólo Dios sabe de donde proceden, y los otros luchan con piedras.

    De esta forma los últimos se han liado la manta a la cabeza y dicen que morir por morir lo harán matando y eso es lo que está pasando.

    Violencia por un bando y más violencia por otro, y esta no es la forma correcta de arreglarlo y restablecer la paz, cuando Jesús dijo, por aquellos parajes: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Aquí impera la ley del Talión: “ojo por ojo y diente por diente”.

    Esto nos demuestra que el ser humano no está capacitado para perdonar sino que prefiere odiar, y por tanto como no sabemos lo que es eso de “perdonar” seria bueno que esta frase fuera modific ada diciendo: PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIEN NOSOTROS DEBEMOS PERDONAR A LOS QUE NOS OFENDEN.

    NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN. ¡Ay Padre! ¡Que difícil es esto que pedimos! Por lo menos en el mundo civilizado de hoy ¿dónde no hay tentación? Como no sea en un monasterio de cartujos – y aun allí dudo que no haya – yo creo que en ninguna parte. Es por ello que esta reflexión es de una amplitud total y absoluta.

    Como son tantos los ejemplos que podríamos citar los resumiremos en tres: mundo, demonio y carne. ¡Ahí es donde está la tentación de nuestras almas! Y para colmo de males está la TV que nos muestra descaradamente los tres enemigos al completo, que abarca todas las tentaciones habidas y por haber ¡Dichoso aquel que no tiene o pasa de la “caja negra misteriosa”!

    Si decimos que Dios está en todas partes, como así es, el demonio, sin duda alguna, también lo está y podemos comprobar que lo llevamos pegado a nuestro lado, por desgracia pues nadie está exento, cuando se levanta por las mañanas, que ya le esté esperando para ver que tipo de “putadas” podrá realizar ese día, contra la Ley de Dios. ¡Y así es!

    Ya que estamos tan asediados, Padre, por todas partes “no nos dejes caer” en sus garras porque, ante todo, somos débiles, nuestras fuerzas son flacas, y solamente cuando vemos la muerte de cerca es cuando nos damos cuenta de nuestros deslices y errores durante la vida. Pero por desgracia entonces ya es tarde para rectificar.

    No cabe duda de que hay Dios, almas puras y santas que han pasado y pasan por este mundo haciendo el bien y sin haberse dejado dominar y seducir por los tres enemigos citados.

    Y LIBRANOS DEL MAL. El librarnos del mal creo yo que tiene dos vertientes: la corporal y la espiritual. En cuanto a la corporal, si el Padre tuviera que hacer caso de todos los que le piden que les libre del mal o de la enfermedad, no podría dar abasto. O quizás, sí, aunque para ello sobrarían médicos, hospitales, centros de salud, etc.

    Los males corporales vienen bien para la perfección del espíritu y el alma, para que sepamos valorar el bien que tenemos cuando estamos buenos y no cansarnos de dar gracias por ello, y calibrar también lo insignificantes que somos cuando la salud se pierde, cuando la enfermedad nos convierte en unas piltrafas que no sirven para nada.

    Entonces es cuando nos acordamos de Dios y de los Santos, pero mientras tanto, como alguien dijo: ¡Vivamos y comamos que mañana moriremos! ¡Error garrafal!

    Respecto a la vertiente espiritual sí que es verdaderamente una necesidad que estemos libres de todo mal, que el maligno nos deje tranquilos, que nos deje vivir esta corta vida con paz, amor y resignadamente, con los reveses que se nos presenten.

    Que tengamos una fe verdadera en que aquí estamos solamente de paso y que sepamos ciertamente que “el que se salva sabe y el que no no sabe nada”.

    Los ateos, los materialistas, los agnósticos, los amargados, los que viven sin esperanza y algunos más de todas estas especies, pretenden ignorar los principios de la fe y quieren ignorar “el más allá”, renegando y a veces maldiciendo esta existencia cuando les viene el mal corporal. Es su tubo de escape.

    Pero...... ¿qué piensan cuando les llega la hora de la muerte? ¿Qué esperan entonces? Me gustaría saberlo.

    Quizás algunos rectifiquen en ese momento supremo y piensen de forma distinta a como ha discurrido su vida. Si es así, bendito sea Dios. La oveja descarriada volvió al redil. Y es mejor el redil de los buenos que el de aquellos que pregonan y practican la maldad.

    AMEN. Así sea, aunque la meditación podría ser más extensa.

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    comentarios 2 comentarios
    jose megias verges
    jose megias verges
    25/01/2014 10:01
    EXCELENTE

    Le felicito por su relato ,es excelente y lo comparto con usted P.D le pido permiso para remitirlo a mis compañeros de tertulia un saludo jose

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