Cullera repara caminos destrozados por las obras de la A-38 “ante la inacción de Fomento”
La siega del arroz está al caer y el Ministerio de Fomento sigue sin reparar los caminos rurales afectados por las obras de la A-38. Ante esta situación, la concejalía de Agricultura del Ayuntamiento de Cullera se ha visto obligada a tomar medidas provisionales de urgencia para facilitar el tráfico de maquinaria pesada por estas vías.
Concretamente, el Servicio de Caminos Rurales del municipio ha actuado a los caminos dels Allargats, Rabassades y Barranquets. Estos son los que presentan un peor estado de conservación, según ha destacado el concejal delegado del área, Marc Joan.
A pesar de que el consistorio ya ha exigido en varias ocasiones al Ministerio que actúe y haga lo necesario para reparar el firme de estas vías, hasta ahora ninguna de estas reivindicaciones ha sido atendida.
Joan ha lamentado que el Gobierno central «no sólo tenga ralentizadas las obras de la A-38, sino que además siga causando un perjuicio al sector agrario», puesto que según denuncia «los desperfectos causados a los caminos provocan averías a la maquinaria agrícola y han generado ya gastos extra para los agricultores». Además, se incrementa el riesgo de accidentes.
El responsable de Agricultura lamenta que «una vez más, en la Administración local nos tenemos que hacer cargo de trabajos responsabilidad del Gobierno de España. En el País Valencià en general y en Cullera en particular no sólo sufrimos infrafinanciación por parte del poder central, sino que además tenemos que hacer los deberes que Madrid no hace».
Las reparaciones se han realizado con los «pocos recursos de los cuales disponemos» en la concejalía y han consistido fundamentalmente en tapar con zahorra baches de considerable dimensión. El Ayuntamiento denunció ya hace un año ante Fomento el estado en el cual han quedado los caminos en una reunión mantenida por los responsables municipales en el Ministerio, cuestión que desde entonces no ha dejado de reivindicar ante las autoridades españolas sin éxito.
Joan incide en que es consciente que la medida tomada por el Ayuntamiento «es precaria», pero «como mínimo con esto intentamos que la maquinaria pueda circular durante la siega con un mínimo de seguridad».
