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Valencià

Empieza el año fallero

Empieza el año fallero

    El motor de la fiesta fallera son las comisiones de cada falla, los nombres de estas responden a los de la calle, barrios y sociedades de nuestra ciudad en que se planta el monumento y a la comisión pertenecen voluntariamente algunos de los vecinos. Ellos recaudan el dinero que costea el monumento y la fiesta y, para ello, se sirven de colectas, ventas de lotería, aportaciones personales, etc., que según los mismos cada vez les ocupa mayor tiempo y menor rendimiento económico.

    Contratan al artista o la banda de música que acompaña a la comisión, engalanada cuando van a recoger los premios o a ofrecerle flores a la Virgen. Ellos piensan la falla, colaboran en la plantà y el resto de los rituales falleros. En suma, organizan la fiesta de la que disfrutamos todos.

    Podemos anticipar resultados, es gente joven mayoritariamente, no más allá de los cincuenta y, con excepciones, gente normal: empleados, tenderos, estudiantes, algunos profesionales, autónomos; es el pueblo. El resultado de su esfuerzo es un medio con un muy considerable nivel de audiencia, si bien carecemos de datos precisos sobre ésta.

    Y hecho esto, la fiesta valenciana quema su propio medio, su discurso, su pensamiento vivo y expresado en un sacrificio ritual de cuyas cenizas obtiene purificación. Tal vez para seguir riéndose, viviendo, trabajando y, como mejor ejemplo, elaborando el olor que se respirará por Burriana a partir del próximo 2 de mayo, día oficial en el cual se plantarán las Cruces.

    A fecha de hoy las comisiones ya han ido tomando forma para el próximo ejercicio, quieren lucirse y para ello elaboran ya en sus casales los bocetos de las mismas, la ilusión de estas gentes no se recompensa con dinero, se ve recompensada cuando se respeta su esfuerzo, sus ideas, su fiesta, el poder decir bien alto: “Enguany fem falla, plantem Creu”.

    Escomença l’any faller…

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