Vecinos de La Vila y Ayuntamiento pactan reuniones trimestrales para valorar las molestias de los casales

El equipo de gobierno de Almassora ha acordado con la asociación de vecinos La Vila fijar un calendario de reuniones trimestrales para valorar la evolución de las molestias que generan algunos casales ubicados en el casco antiguo. Es el compromiso alcanzado tras la reunión mantenida con representantes de la junta directiva de la agrupación, que solicitaron un encuentro con todos los grupos políticos para analizar la situación de la Vila.

A la reunión de trabajo asistieron el presidente de la AAVV La Vila, Salvador Vilar, y representantes de la junta directiva. Por parte del Ayuntamiento de Almassora acudieron miembros de todos los grupos con representación municipal a excepción de Ciudadanos. Juntos valoraron la problemática de las molestias que generan determinadas viviendas del casco antiguo utilizadas como sede de reunión dentro y fuera de las fiestas patronales.

El concejal de Seguridad Pública, Santiago Agustí, admitió la posibilidad de realizar un seguimiento de aquellos locales que se utilizan durante todo el año, y no solo durante las dos semanas de festejos, como casal. No obstante, recordó que el derecho de reunión prevalece a menos que se produzcan episodios continuados de molestias, que deberían trasladarse a Policía Local para aplicar las sanciones que reconoce la ordenanza municipal de convivencia ciudadana.

“Tenemos que conocer quién es el responsable de esos locales, si quienes los utilizan son mayores de edad y el alcance de las molestias”, ha indicado la alcaldesa de Almassora, Susanna Nicolau. El responsable de Seguridad Pública recuerda que “no hablamos de un número enorme de casales, sino de hechos muy concretos que se producen fuera de las fiestas patronales y que dan problemas al vecindario, generalmente por el volumen de la música ”, indicó.

En esta línea, el equipo de gobierno se comprometió a implicar a los residentes en el casco antiguo en el seguimiento de una problemática que arrastra desde hace años por la difícil conciliación entre el descanso vecinal y el tiempo de ocio de los usuarios de algunos casales. Así, en febrero retomarán el encuentro para valorar la evolución de la convivencia vecinal en el casco antiguo más allá de las celebraciones de mayo y octubre.

El edil de Seguridad Pública apeló también a la tolerancia y el respeto entre las partes para solucionar los conflictos puntuales que se puedan producir. En el ámbito de las fiestas, convinieron las partes, los horarios y costumbres se modifican al ser la Vila epicentro de, entre otros, los festejos populares taurinos y sede de numerosos casales.