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Lo que las llamas y el humo no dejan ver

    La Guardia Civil de Alicante ha dispuesto un operativo especial en el que participan, hasta el momento casi un centenar de agentes pertenecientes a diferentes servicios (SEPRONA, Tráfico, Puestos de Jávea, Moraira y Denia, Policía Judicial y GRS), además de otros muchos Guardias Civiles que se han sumado al operativo, aun estando libres de servicio.

    Se han desalojado más de 200 viviendas pertenecientes a diez urbanizaciones (Pinosol, Pinomar, Tossalet, Cansalaes, Granadella, Costa Nova, Villes del Vente, Adsuvia, Puerta Fenicia y Cumbres del Sol), poniendo a salvo a casi 400 personas, que fueron alojadas en el Colegio Público María Magdalena y el Instituto Antoni Llidó de Jávea.

    En estos momentos (las 14:00 horas de hoy) la dirección del fuego ha cambiado, y se dirige a una zona poblada. Los medios aéreos y terrestres están ya trabajando sobre el terreno para desalojar a toda la población.

    Sudor, calor y tensión: Crónica de una noche interminable

    Desde las tres de la tarde de ayer, agentes del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil desarrollaban su servicio habitual en Villajoyosa, labores de seguridad ciudadana en el desarrollo del Plan “Turismo Seguro”. A esa misma hora, comenzaba el incendio de Benitaxell.

    En un primer momento, el incendio parecía estar controlado, y casi extinguido, llegándose incluso a desactivar los medios aéreos de extinción, sin embargo, el imprevisible viento volvió a reavivar las llamas, esta vez con más fuerza y en dirección a zonas pobladas. Eran aproximadamente, las ocho de la tarde.

    Los componentes del GRS lejos de terminar su jornada, se desplazaron inmediatamente para apoyar a las numerosas patrullas de la Guardia Civil que ya se encontraban desplegadas por el incendio.
    Las llamas estaban cerca, y se hacía necesario desalojar a las personas de sus viviendas. Los hombres, más de 20, se dividieron en dos patrullas para desalojar las partidas de Calistro y Pino Sol, junto a agentes del Puesto que conocían la zona.

    El desalojo comenzó con avisos luminosos y acústicos, mediante la megafonía de los vehículos, pero la gravedad del incendio obligaba a los agentes a ir puerta por puerta sacando a los vecinos de sus casas.
    El ambiente era irrespirable. El calor de las llamas y el humo obligaban a los agentes a ir con mascarillas, los uniformes se empapaban del sudor y la deshidratación era otra de las preocupaciones en esos momentos.

    Además, en muchas casas había que convencer a sus moradores del peligro que corrían. Muchos no podían creerse que aquello estuviera pasando. Se resistían a dejar atrás todas sus pertenencias, a merced de las llamas.

    Se resistían a abandonar sus casas

    Con una labor, digna de los mejores psicólogos, los Guardias Civiles fueron convenciendo a todos y cada uno de que era mejor perder lo material, que perder la vida. Algunas de estas conversaciones estaban iluminadas por las llamas, que se encontraban ya a muy pocos metros, sin embargo la paciencia y la empatía de los agentes era infinita.

    Tan grande era, que servía de desahogo de algunos vecinos. Uno de ellos, inglés de 93 años de edad, entró en estado de shock. La ansiedad provocada por el nerviosismo de la situación, hizo que se volviera violento y agrediera a todas las personas que había a su alrededor. Los agentes, que comprendían perfectamente el estado de nervios en el que se encontraba, lograron calmarle, no sin encajar algunos golpes antes, y finalmente pudieron desalojarle del chalet donde se encontraba y ponerle a salvo.

    En otra ocasión, un vecino alertó a los agentes de la presencia de unos niños en una casa cercana. Al llegar a la casa, la escena era dramática. Dentro de la casa, dos personas mayores, de nacionalidad inglesa, tenían a su cargo a cinco niños. Estaban con la luz apagada, asustados, sin saber qué hacer, pues las llamas se acercaban y no disponían de vehículo. Al llegar la benemérita, la preocupación dejó paso al alivio y el agradecimiento, los Guardias Civiles cogieron a los niños en brazos y los subieron, junto a los dos ancianos, al vehículo oficial: estaban a salvo.
    El denso humo dificultaba la evacuación

    En uno de los caminos, entre la densa niebla provocada por el humo, había cinco coches detenidos. Estaban desorientados y no sabían en qué dirección debían continuar para alejarse de las llamas. Uno de los vehículos de la Guardia Civil les condujo a lugar seguro.

    A medida que avanzaba la noche, se produjo un cambio en la dirección del fuego, por lo que se comenzó a desalojar la zona del Tossalet. Eran casi las dos de la madrugada, y los vecinos dormían. Los agentes fueron puerta por puerta despertando y comprobando que no quedara nadie en las viviendas.

    Una vez desalojado por completo el Tossalet, siendo más de las 4 de la madrugada, y tras más de 15 horas de trabajo en las más duras condiciones, los mandos tuvieron que obligar a los agentes a descansar. La preparación y la profesionalidad de los agentes, se puso de manifiesto esta pasada noche.

    La disposición por auxiliar y evacuar a las personas afectadas, lograron eludir el agotamiento y la extenuación de los hombres y mujeres que, a pesar de las altísimas temperaturas y el humo que dificultaban la respiración, trabajaron incansablemente para evitar daños personales.

    Se continúa luchando por evitar pérdidas humanas

    El Operativo desplegado por parte de la Guardia Civil continúa trabajando en estos momentos, tratando de evacuar las zonas de riesgo. Personal desplazado desde los puestos limítrofes, e incluso desde la Comandancia, están realizando tareas de desalojo por la zona.

    Para más información pueden contactar con la Oficina Periférica de Comunicación de la Guardia Civil, en el teléfono 96 514 56 60 ext. 446 - 406.

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