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Marta Alonso inaugura la puesta en valor del yacimiento arqueológico de Cabezo Redondo de Villena

  • El mundo de la Edad de Bronce al alcance de todos

La directora general de Patrimonio Cultural, Marta Alonso, ha inaugurado la puesta en valor del yacimiento Cabezo Redondo de Villena. La Conselleria de Turismo, Cultura y Deporte colabora anualmente con las Universidades de la Comunitat Valenciana en diferentes proyectos de investigación arqueológica, y la inauguración de hoy es fruto de esa permanente colaboración.

Alonso ha destacado que “Cabezo Redondo es un ejemplo de cómo el fruto de la excavación arqueológica, y el fin de la investigación, no es otro que compartir los conocimientos adquiridos y difundirlos no sólo entre los expertos sino también entre el público en general”.

Con motivo de esta inauguración, el Ayuntamiento de Villena ha organizado unas jornadas de puertas abiertas durante este fin de semana. Se realizarán visitas guiadas de forma gratuita durante el sábado 12 y el domingo 13, de 11 a 14 horas.

Empezó a excavarse a mediados del siglo XX, y fue en 2010 cuando comenzó a materializarse su puesta en valor. Esta intervención ha contado con financiación conjunta del Ministerio de Fomento, a través del programa del 1% Cultural, y de la Conselleria de Turismo, Cultura y Deporte, quienes han invertido en conjunto más de 331.000 €. Se trata de un proyecto complejo, ya que combina actuaciones de excavación arqueológica, consolidación y restauración, con otras de tipo museográfico y arquitectónico. Todas estas acciones coordinadas entre sí, brindan hoy la oportunidad de aprender a mirar y leer esta excavación arqueológica.

El yacimiento de Cabezo Redondo y su entorno reunían todos los requisitos necesarios para poder optar al programa del 1% Cultural del Ministerio de Fomento, al tratarse de un bien de titularidad pública, declarado Bien de Interés Cultural como Zona Arqueológica. Pero además de estos requisitos, las características de este enclave permitían proponer, con total garantía de éxito, su inclusión en la oferta turística patrimonial de esta zona.

El yacimiento
Cabezo Redondo está datado a finales de la Edad del Bronce, entre el 1700 y el 1200 a. C. Se trata de un poblado de grandes dimensiones que se extiende por la cumbre y ladera meridional del cerro en el que está ubicado, ocupando una extensión de unos 10.000 m2, de los cuales se ha excavado una pequeña parte.

Los pobladores de Cabezo Redondo vivieron de la agricultura, y especialmente de la ganadería. La óptima situación del poblado en una zona de cruce de caminos, hacia el interior y la costa, permitieron que se desarrollase un importante comercio e intercambio de objetos e ideas.

En el área intervenida se han documentado un total de veintiocho construcciones principales, llamadas departamentos, de las cuales se conservan doce.

Los departamentos están construidos con mampostería trabada con barro y se encuentran emplazados en terrazas para salvar la pendiente. Las techumbres estarían elaboradas con vigas de madera con un entramado de cañizo recubierto de barro; y su interior es, en la mayoría de las ocasiones, diáfano. En casi todas hay uno o varios bancos adosados a los muros así como otras construcciones realizadas mayoritariamente con barro y revestidas por finas capas de enlucido, lo que ha llevado a considerar que en el yacimiento se desarrolla una excepcional “arquitectura del barro”.

Puesta en valor
La intervención se ha centrado en la restauración de los departamentos XIX, XXV, XXVI y XXVII, así como en la reconstrucción parcial de uno de ellos. Puesto que una de las acciones a realizar ha sido la colocación de un techo para proteger el departamento XXV de las inclemencias meteorológicas, las primeras actuaciones se centraron en la excavación de la zona en la que debía situarse la cimentación de este techado.

A continuación se consolidaron y restauraron los muros de los cuatro departamentos señalados, y se colocaron modernos sistemas de drenaje para facilitar la evacuación de las aguas y la conservación de los elementos restaurados. Estos trabajos se han realizado de forma simultánea a las actuaciones necesarias para la colocación del techado. Un techado metálico, de línea sencilla y moderna, que contrasta con los elementos arqueológicos conservados y potencia su singularidad, al mismo tiempo que permite su preservación.

Por último, se ha procedió a intervenir en el interior de los departamentos, en la que, probablemente, haya sido la tarea más delicada. Estas actuaciones consistieron en la consolidación y restauración de las construcciones interiores, la mayoría realizadas con barro y enlucidos.

La intervención más importante es la del departamento XXV, ya que conserva un vasar completo y otras construcciones anexas que son un referente único a nivel peninsular para este período. Gracias a la colocación del techo para su protección se podrá devolver su esplendor original sin el temor de que las inclemencias meteorológicas vuelvan a dañarlo. La vivienda, que fue destruida por un incendio, conservaba todo el ajuar doméstico consistente en recipientes cerámicos, uno con cereal en su interior, objetos de piedra y hueso, herramientas metálicas y pesas de los telares con los que confeccionaban las vestimentas. Además de estos objetos cotidianos se han encontrado otros más excepcionales, se trata de una cuenta de collar de pasta vítrea y de un peine de marfil.

Esta actuación viene a reforzar la oferta turística de la comarca, al tiempo que ayuda a comprender el pasado común de los habitantes de estas tierras.

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