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Entrevista con el actor

Caballero: “El arte no debería ser patrimonio de la política”

Caballero: “El arte no debería ser patrimonio de la política”
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    Sergio Caballero recibe este fin de semana el Premio Tablas al mejor actor, otorgado por la Federación de Teatro Amateur de la Comunitat Valenciana. Sergio es un reconocido actor en el panorama nacional, pero se sigue sintiendo vila-realenc de “pura cepa”, por eso este galardón tiene un gran valor sentimental para él

    Se escapa “al seu poble” siempre que puede. Aquí vive “mi columna vertebral”, sus padres. Y en estas visitas, recorre las calles y rincones de la ciudad, que le recuerdan a su infancia de las manualidades con barro, al olor a pinturas y a las aventuras con sus amigos del “cole” por los campos de naranjos y masets abandonados cerca de los Carmelitas –que ya no existen-.

    Si rascamos en los recuerdos de su juventud, nos trasladamos a las escaleras dels Lluïsos y sus recreativos, a los paseos nocturnos con los amigos, a las penyas y el olor a xulla de las fiestas. A la discoteca Flamingo’s, a las pascuas por los masets con las motos, la “Derbi Varian”, a sus años con Karmel y la guitarra, a las quedadas en los Carlistas y sus inagotables partidas de parchís…

    En definitiva “un montón de sensaciones que sólo puedo describir cuando me encuentro caras y rincones conocidos de mi pueblo. Me gusta ver que el tiempo va pasando, que vamos creciendo. Que la vida pasa y hay que aprovecharla”. Pasen, vean y conozcan un poco más de cerca a este gran actor “del poble”.

    A tu extenso palmarés de reconocimientos ahora se añade ahora este Premio Tablas, ¿qué significa para ti?
    El reconocimiento de un sector, del teatro, al que me siento muy vinculado en muchos aspectos, incluso todavía hoy sigo participando. Es como si se cerrara una especie de ciclo, ¡como si me hiciese mayor! (risas). Yo empecé en el Instituto con la asignatura opcional de teatro y formamos “Trencaclosques” haciendo mis pinitos con Mihura, Valle-Inclán allá por el 92.

    Un par de años más tarde pasé a formar parte de un fantástico grupo de teatro amateur, “Curiola Teatre”, donde se me acabó de meter el veneno del teatro en las venas, si ya no lo tenía dentro. Mirar al pasado y darte cuenta de que sigues en el camino de manera profesional me ratifica que valió mucho la pena elegir ser actor. Por eso, este premio tiene un carácter sentimental muy importante. Es como un reencuentro conmigo mismo y mi pasado, como si de mirar a un espejo se tratase.

    ¿A quién se lo dedicas?
    Evidentemente a todas aquellas personas que estuvieron a mi lado en esos momentos: a los profesores que me animaron, a mis compañeros de aventuras entre bambalinas de aquel entonces –que son muchos y que los recuerdo con mucho cariño y mucho más de lo que ellos pueden llegar a pensar-, a toda la gente que durante este tiempo me ha apoyado y me han reconfortado para seguir en esta profesión, a esos familiares y amigos que “han estado”. A los que han creído en mí. Pero, especialmente a Curiola Teatre y a todos los que han formado parte de ese grupo. Los de antes y los de ahora.

    Un reconocimiento del que se te hace entrega en Vila-real, tu ciudad, ¿te sientes profeta en tu tierra?
    Nunca he buscado serlo, pero siempre he llevado el nombre de mi pueblo allá donde haya estado. No soy ni de Castellón ni de Valencia… soy ‘valenciacastellonenc’ de Vila-real, ¡vila-realenc de pura cepa, vamos! Siempre he perdido el culo por mi pueblo en muchos aspectos relacionados con su cultura: la música con la rondalla Francesc Tàrrega, la danza con El Raval, la coral con “les Purissimeres”, el cine con CineCulpable, el teatro con Mutis pel Fòrum y ahora con Oscura Teatre.

    En ocasiones, me han apoyado, otras, cuando lo has necesitado más, quizás no tanto. Pero no puedo tener queja formal de mi pueblo. Cualquier obra, tanto amateur como profesional en la que he estado ha pasado por el teatro del pueblo, y espero que siga siendo así gobierne quien gobierne. El arte no debería ser patrimonio de la política. Me siento querido y respetado por mi gente. Supongo que recoges lo que siembras. Y eché muchas semillas cuando vivía en Vila-real. Me trata bien el pueblo, aunque me considero uno más.

    Este fin de semana las calles de Vila-real, gracias al teatro, se llenarán de vida. El teatro, el cine… en definitiva, la cultura es vida, ¿por qué crees que este sector se lleva los mayores hachazos en cuanto a ayudas económicas?
    Porque la gente, el público, el contribuyente, a fin de cuentas, no acaba de ser consciente al 100% de lo necesaria que es para ellos esta “herramienta” que es el teatro, el cine, la danza, la pintura, la música, la cultura en general. Si les quitáramos todo eso de repente. En un abrir y cerrar de ojos. Si desapareciesen los museos, los cines, las salas de conciertos, los teatros… si no tuviésemos dónde evadirnos y poder soñar, u olvidarnos por unas horas de nuestras vidas, nos daríamos cuenta de lo verdaderamente valiosa que es. Y de la cantidad de profesiones que cohabitan a su alrededor. Si los romanos ya tenían razón: ¡pan y circo! (risas). Es muy importante tener válvulas de escape. El alma, el intelecto, los sentimientos, las sensaciones se nutren de muchas más cosas relacionadas con la cultura de lo que creemos.

    Vila-real siempre contempla en su agenda numerosas citas culturales, pero ¿aún se podría hacer más?
    Indiscutiblemente Vila-real siempre ha sido una ciudad -para mí siempre será “el meu poble”- que ha estado a la cabeza de su provincia y de la Comunitat Valenciana en lo que se refiere a cultura. Desde siempre. Mucho antes de que el fútbol eclipsara con su color amarillo. Vila-real ha sido un referente para muchos vecinos, de cerca y de lejos, que han valorado esa riqueza cultural que ha ido enraizándose cada vez más con los años.

    Siempre hay baches en el camino pero se han intentado superar de la mejor forma posible, creo, y muestra de ello, son el Teatre al Carrer, el festival de cortos de Cine Culpable, los diferentes festivales y muestras, museos, rondallas y grupos de música, de danzas, de teatro amateur y compañías profesionales (de calle y de sala). Vila-real tiene una muy buena base cultural, pero evidentemente siempre se puede hacer más si se gestiona bien el dinero público. A fin de cuentas es un beneficio para todo el pueblo y el mismo pueblo acaba retroalimentándose.

    Imagina que alguien que nos está leyendo está dudando entre entrar a formar parte del mundo del teatro amateur, ¿qué le dirías para que se lance a la aventura?
    Que si es lo que te gusta en la vida pruébalo. Las cosas hay que probarlas, vivirlas, ¡leñe que solo tenemos una vida! Que se aprenden muchísimas cosas y eso es enriquecerte como persona. Conoces gente con las mismas inquietudes y eso es compartir. Conoces mucho más las diferentes maneras de pensar a través de los personajes y eso debe encarase como respeto al otro, que es divertido como un juego de niños espectacular para grandes, que hay gente que le sirve incluso de terapia personal, que si te gusta se te mete en las venas y ya no hay vuelta atrás. Es como un subidón de adrenalina en los ensayos, el proceso, el estreno de la función…

    Esa es la cara de la profesión, ¿y la cruz?
    Ese es solo un trozo de cara, un pedacito apenas… pero queda el “canto” que duele, y la cruz que es la otra realidad. Siendo amateur es solo un hobby y hay que disfrutarlo sin más; pero si uno quiere ir un poco más lejos, y quiere hacer de ello su profesión, que no olvide que es eso: una profesión y una manera de vivir. Muy bonita, fascinante y maravillosa, pero dura, cruda y desajustada. Es una profesión bastante injusta, hay mucho intrusismo. Que hay muchas decepciones, caídas, codazos, que puede llegar a ser muy desequilibrada y que también es muy frágil. Y que tienes que tener los pies bien pegados al suelo.

    Los focos deslumbran, los aplausos, esa cosa del “glamour”… pero cuando se apagan los focos te puedes llegar a quedar a oscuras y a dar una ostia impresionante (perdón por la expresión), y por ello debes aprender a administrar muy bien esas sensaciones, esos altibajos, esas alegrías, esos éxitos y esos fracasos. ¡Cómo la vida misma! El interpretar es un juego de niños te lo tienes que “creer”, pero es para mayores. Tiene doble filo. Y que es una carrera de fondo, muy de fondo. No gana el que primero llega. Hay que saber disfrutar del camino.

    En estos momentos te podemos ver en “El Secreto de Puente Viejo”, presentas “A puerta fría” en Málaga,… ¿qué otros proyectos tienes previstos?
    Hice un par de capítulos en “Los protegidos” y en “La que se avecina” y estarán a puntito de salir. Al igual que unas películas que están pendientes de ser estrenadas (“El hombre de las mariposas”, “Las olas”, “9 meses”, “Donde el olor del mar no llega”) Esperando resultados de proyectos ya realizados y dedicándome en cuerpo y alma a Oscura teatre. Y con ganas de subirme de nuevo al escenario, ¡eso siempre!

    Actor, director… ¿qué espinita tienes aún clavada?
    A nivel personal como actor quedan muchos personajes por hacer. En esta profesión nunca se envejece. Siempre hay papeles para todas las edades, y espero que sigan viniendo, si no los buscaré - ojala me escuche algún director de casting o director o productor (risas)-

    Y a nivel de compañía, antes del verano pasado, y mucho antes que otros proyectos, le presenté al nuevo concejal de Cultura un proyecto de teatro que deseo se valore como se merece y salga adelante.

    Recomiéndanos un lugar  “de película” de Vila-real
    La Ermita, el Termet. Cuando bajas al río y vas por esos recovecos llenos de vegetación puedes imaginarte de todo: películas de aventuras, de miedo y persecuciones, otra romántica. ¡Dónde la imaginación te lleve, vamos!

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