La marcha cívica de Vila-real se reivindica a pesar de las adversidades

A pesar de las inclemencias del tiempo y de las limitaciones impuestas por la pandemia, ayer sábado, a los pies de la Torre Motxa, se conmemoró un año más el hecho histórico del 12 de enero de 1706, marcada en la piel del pueblo de Vila-real por el asalto de la ciudad a manos de las tropas borbónicas de Felipe V, en el marco de la Guerra de Sucesión.

Las asociaciones organizadoras del acto, A. C. Achicharrados y Acción Cultural del País Valenciano, han decidido no interrumpir el acto que reivindica la memoria de un hito trágico, dado que la valentía de los villa-realencs del momento al tomar partida por los Austrias y no por Borbones, significó la muerte de una parte importante de la población, saqueada y quemadura por el rey castellano, y el final de la guerra dio lugar al Decreto de Nueva Planta, que acabó con los derechos y libertades de los valencianos.

Como consecuencia de las medidas restrictivas de seguridad sanitaria por la Covid-19, el acto se llevó a cabo de manera simbólica, sin el acompañamiento habitual de la gente del pueblo y sin recorrido por las calles. Los representantes de ambos colectivos cívicos y de las autoridades municipales hicieron ofrenda de laureles al monumento más emblemático de la antigua muralla de la Vila, la Torre Motxa, y dejaron testigo de la importancia histórica de la derrota, que conviene rememorar cada año para ser uno de los acontecimientos más trascendentes desde la fundación de la ciudad.

La organización contó con el apoyo de la Concejalía de Tradiciones, Relaciones Institucionales y Normalización Lingüística; la regidora responsable, Noèlia Samblás, y el regidor Jesús Madrigal depositaron una de las ofrendas. También hicieron acto de presencia las regidoras Balma Llansola y Maria Fajardo y el regidor Santi Cortells.