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La delegación de Deportes adquiere tres desfibriladores para sus instalaciones

La delegación de Deportes adquiere tres desfibriladores para sus instalaciones
  • Estos tres aparatos, portátiles y autónomos, están ubicados en el pabellón Bancaixa y la piscina Yurema Requena, en el polideportivo de la Zona Norte y en los campos municipales Fundación Flors

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La delegación de Deportes adquiere tres desfibriladores para sus instalaciones - (foto 2)
El Ayuntamiento de Vila-real ha adquirido tres desfibriladores portátiles y autónomos, que serán ubicados en las instalaciones deportivas de la ciudad, en concreto en el pabellón Bancaixa y la Piscina Yurema Requena, en el pabellón de la Zona Norte y en los campos municipales Fundación Flors, con el objetivo de poder prestar ayuda a aquellas personas que pudieran sufrir un infarto o alguna contingencia cardiovascular.

Esta medida forma parte del programa de mejora de las infraestructuras deportivas ya existentes que el equipo de gobierno comenzó en el inicio de esta legislatura y que tienen como objetivo complementar aquellas otras instalaciones que serán de nueva construcción en materia deportiva.

Un desfibrilador es un dispositivo que administra una descarga eléctrica al corazón a través de la pared torácica. Sus sensores integrados analizan el ritmo cardiaco del paciente, determinan cuándo es necesaria la desfibrilación y administran la descarga al nivel de intensidad apropiado.

La importancia de salvar vidas
El alcalde de Vila-real, Juan José Rubert, acompañado por el concejal de Deportes, Ignasi Clausell, ha asistido esta mañana a la presentación de estos desfibriladores y ha valorado la importancia de disponer de estos aparatos en distintas instalaciones municipales.

Siempre es preferible prevenir que curar. Con esta intención, la delegación de Deportes ha adquirido tres desfibriladores para hacer frente a una contingencia cardiovascular, que esperemos que no se produzca nunca en estas instalaciones municipales. Queremos que el personal esté bien formado en el manejo de estos aparatos y, en el caso de que fuese necesario, que se le pueda salvar la vida a quien lo requiera”, ha indicado Rubert.

Los equipos adquiridos incorporan una secuencia de indicaciones visuales y de voz para ayudar a los socorristas a seguir los protocolos establecidos, tanto en lo que se refiere a la desfibrilación en sentido estricto como a una reanimación cardiopulmonar. Estos tres aparatos, portátiles y autónomos, guardan todos los datos del proceso para la posterior acción médica y disponen de dos tipos de electrodos, uno de ellos pediátrico, que monitorizan el ritmo electrocardiográfico y determinan si es necesaria la desfibrilación.

Hay que recordar que cuando se sufre un infarto, la probabilidad de supervivencia se reduce entre un 7 y un 10% cada minuto que pasa sin que el paciente reciba una desfibrilación. Las máximas posibilidades de superarlo se sitúan dentro de los 4 minutos inmediatamente posteriores al ataque. Se calcula que podrían salvarse hasta 100.000 vidas anuales si se expandiese el uso de desfibriladores.

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