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Un proyecto de la UV apuesta por la Economía social y solidaria para luchar contra la violencia de género en Colombia

Un proyecto de la UV apuesta por la Economía social y solidaria para luchar contra la violencia de género en Colombia

    La Universitat de València ha puesto en marcha, a través del programa de cooperación ‘0,7, Una Nau de Solidaritat’, un proyecto en Bogotá, Colombia, con el fin de mejorar las condiciones de vida de más de un centenar de mujeres, miembros de la organización comunitaria Mesa HUNZAHUA, sometidas a una doble discriminación: por su condición de mujeres y por su oficio de carácter social y cultural.

    El proyecto, titulado ‘Mujeres de organizaciones populares y sus experiencias de Economía social y solidaria con perspectiva de género’, se enmarca en la IV Convocatoria de Proyectos de Cooperación al Desarrollo 2014, dirigida por el Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación, y gestionada por la Fundació General de la Universitat de València. Lideran esta iniciativa Trinidad Quixal, personal administrativo del Servicio de Extensión Universitaria de la Universitat, y Mauricio Pinto, miembro de la Asociación Entre Iguales Valencia, quienes trabajan en este proyecto con la ONGD local en Bogotá Enda América Latina - Mesa HUNZAHUA.

    Mesa HUNZAHUA actúa en el distrito (‘localidad’, según la organización territorial colombiana) de Suba, al que pertenece el barrio Ciudad Hunza, y alberga a seis grupos de mujeres asociadas en los siguientes grupos: Colectivo de Mujeres Recicladoras Loma Verde, Grupo de Mujeres de la Huerta Comunitaria, Jardín Infantil Ciudad Hunza, Casa Cultural Corpohunza, Grupo de Jóvenes de Cerro Nonceta Teatro y Grupo de Mujeres Artesanas. El compromiso de Mesa HUNZAHUA con todos estos grupos, integrados por 108 mujeres y 30 hombres, es “impulsar la participación, fortalecer el entramado social, ejercer como mediadora de conflictos con criterios de justicia, construir lazos de solidaridad, responder a las necesidades y los intereses de la comunidad, reconocer la otredad, la diversidad y la equidad, y otorgar un sentido de sostenibilidad a la vida comunitaria en el territorio”, apunta Mauricio Pinto.

    Es en este ámbito donde el proyecto de la Universitat de València ha iniciado una serie de acciones que se pueden agrupar en dos fases: una de fortalecimiento de las capacidades en las mujeres y otra de trabajo en el terreno.

    A través de la Economía social y solidaria, se pretende mejorar la calidad de vida de las mujeres de los barrios populares. “El trabajo en Economía social y solidaria es para las mujeres una opción de vida, un proyecto a futuro y un sueño que quieren realizar”, señala Pinto. Actividades, como el reciclaje, la huerta comunitaria, el jardín infantil, la producción artesanal, el teatro alternativo y otras actividades culturales comunitarias son iniciativas que gestionan ellas mismas y que necesitan optimizar y rentabilizar. “Requieren formarse y capacitarse para mejorar su productividad y competir en el mercado con un producto de mayor calidad”, afirma Mauricio Pinto.

    Esta Economía social tiene que desarrollarse desde una perspectiva de género por el reconocimiento de tratarse de mujeres “estigmatizadas y discriminadas por las autoridades y la sociedad”, continúa. De hecho, estas mujeres viven en situación de extrema pobreza y en condiciones de hacinamiento en asentamientos muy precarios, donde cohabitan la familia nuclear y la familia extendida. Según explica el responsable de la Asociación Entre Iguales, este contexto favorece casos de abusos sexuales y violaciones. “La cadena de violencia se extiende y las víctimas preferenciales son las mujeres, los niños y las niñas, que viven bajo el miedo a la acción violenta de padres, esposos, hermanos mayores, tíos o padrinos”, añade.

    Estas mujeres se enfrentan a una violencia de la pareja física, psicológica y sexual, una violencia que ellas mismas consideran “natural”. A la vez, “el miedo produce un silencio contundente: las mujeres no se reconocen públicamente como víctimas y reproductoras de violencia; y no existen estadísticas sobre violencia en la población en general y menos todavía contra mujeres y niñas”, apunta Mauricio Pinto.

    Para evitar esta situación, hay que impulsar y acompañar a las mujeres de Mesa HUNZAHUA en el desarrollo de sus proyectos de Economía social, para lo que necesitan gestionar autonómamente fondos rotativos, así como identificar e implementar sistemas de crédito y ahorro alternativos. “Lo que se busca es intentar sondear varios sistemas alternativos de obtención de capital financiero para soportar y darle proyección y sostenibilidad a las iniciativas económicas de estas mujeres, es decir, que puedan acceder a sistemas financieros blandos, baratos, con los que los intereses no ahoguen a los procesos económicos de las mujeres”, indica.

    Otra apuesta es el acceso a sistemas de ahorro y crédito alternativos como ejercicios económicos que gestionen de manera autónoma las mujeres. Con esta opción financiera, “las ganancias de los créditos permanecerían en el mismo grupo, con garantías soportadas por los integrantes de la Mesa; tendrían que ser créditos ágiles y oportunos que incentiven el ahorro individual y colectivo”, opina.

    Acciones del proyecto

    Entre las diferentes acciones a llevar a cabo mediante el proyecto de la Universitat de València se encuentra el intercambio de saberes con organizaciones de mujeres otros distritos de Bogotá y de todo el territorio colombiano para propiciar la formación y la información, y, por lo tanto, el empoderamiento de las mujeres de Ciudad Hunza; incluir propuestas en los planes de políticas públicas en la Alcaldía de Suba y en los programas de Bogotá para la no violencia contra la mujer; y, más concretamente, impulsar el reciclaje en la localidad a través de la actividad del grupo Colectivo de Mujeres Recicladoras Loma Verde, para que se reconozca el reciclaje como una ocupación formal dentro de la gestión comunitaria del servicio de mantenimiento de la ciudad.

    El Programa 0,7 de la Universitat de València

    El Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat (http://links.uv.es/5wev1In), que convoca el Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación de la Universitat de València, está dirigido por la Comisión 0,7, creada en 1995 con la misión de establecer las líneas generales de actuación en materia de cooperación al desarrollo de la Universitat de València; distribuir el presupuesto 0’7 -que se obtiene del 0’7% del presupuesto de la Universitat, así como con carácter voluntario del 0’7% de las nóminas de su personal y de las tasas de matrícula de sus estudiantes- entre los diversos programas de cooperación; controlar y supervisar este presupuesto; y preparar y resolver convocatorias de proyectos propios de cooperación.

     

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