elperiodic.com
SELECCIONA IDIOMA
Valencià

La pobreza en el mundo: desigualdades globales y cooperación al desarrollo

La pobreza en el mundo: desigualdades globales y cooperación al desarrollo
  • Josep Mª March analiza los resultados y las limitaciones de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

  • Isidro Antuñano desglosa los mecanismos de actuación del G-20 y la cooperación Sur-Sur

  • El curso se desarrollará durante el día de hoy y de mañana 2 de marzo en horario de mañana y tarde

MÁS FOTOS
La pobreza en el mundo: desigualdades globales y cooperación al desarrollo - (foto 2)
Esta mañana ha comenzado el sexto curso de la XVIII edición del Foro Universitario Juan Luis Vives, que este año se desarrolla bajo el lema “Pobreza y exclusión ¿un problema de todos?”. Coordinado por Isidro Antuñano Maruri, escritor y Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universitat de València, el curso lleva por título: “La pobreza en el mundo: Desigualdades globales y cooperación al desarrollo”.

Según ha explicado Isidro en la apertura del curso, la ONU celebra el día 17 de octubre de cada año el Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza; pues la población total de los países de renta más baja asciende a casi 1.300 millones de personas. La gran mayoría de estos países pertenecen a África subsahariana y Asia. “Esta población, un 20% de la población total, apenas consigue el 1,5% de la producción mundial”, ha afirmado el coordinador. Para abordar este problema, el curso reunirá a especialistas universitarios, a responsables de proyectos de cooperación y a gestores públicos que, mediante ocho ponencias y cuatro mesas redondas, tratarán el tema con enfoques complementarios “desde el análisis de la situación actual de los Objetivos del Milenio, a las experiencias más importantes de cooperación Sur-Sur; desde las experiencias de formación profesional, al reforzamiento de la capacidad de actuación de las mujeres; desde las causas y soluciones de la crisis alimentaria mundial, al papel de la Unión Europea en el desarrollo; desde el aprovechamiento de las tecnologías modernas de la información, a la experiencia de la Generalitat Valenciana en la cooperación internacional”, ha manifestado Isidro.

La ponencia que ha abierto el curso, “Pobreza en el mundo y objetivos del Milenio: resultados y Limitaciones” ha sido llevada a cabo por Josep Mª March, Profesor Titular de Economía Aplicada de la Facultad de CC. Económicas y Empresariales de la Universitat de València. En ella, el docente e investigador ha centrado su análisis en los Objetivos de Desarrollo del Milenio que los países integrantes de la ONU acordaron conseguir y cuya fecha límite para su consecución es el 2015. Partiendo de que lo que se ha conseguido hasta ahora es poco, el ponente ha puesto el foco de atención en las limitaciones de esos 8 objetivos, materializados en 21 metas y medidos mediante 58 indicadores.

“Estos objetivos son moralmente un compromiso, un reto desde el punto de vista científico y, políticamente, una prueba de fuego”, ha afirmado Josep Mª, quién los ha enumerado y explicado. Erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y, finalmente, fomentar una alianza mundial para el desarrollo son estos ocho propósitos. Según ha explicado el ponente, el problema de estos objetivos, que en un primer momento pueden parecer muy ambiciosos y efectivos, radica en que “una vez profundizas en las metas concretas de cada uno de ellos te das cuenta de que el radio de acción y compromiso no es tan amplio como parece”. Así, por ejemplo, la única meta que se acordó en la Declaración del Milenio con relación al tercer ODM sobre la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es la eliminación de las disparidades de género en la educación primaria y secundaria, obviando otros ámbitos muy importantes como el político o el económico.

Aunque los objetivos del Milenio hayan conseguido un apoyo político sin precedentes y el hecho de que se hayan fijado unos objetivos, en teoría, alcanzables, mesurables y en un plazo definido garantiza cierto compromiso, el ponente ha hecho hincapié en que aún queda mucho por hacer y se ha mostrado escéptico en el cumplimiento del plazo marcado. “Hará falta más tiempo para conseguir la erradicación de la pobreza extrema en el 2015, o invertir más dinero, cosa difícil dada la actual coyuntura económica”, ha explicado.

El error de la ONU, según ha destacado Josep Mª, ha sido el de centrarse demasiado en trabajar con indicadores oficiales en detrimento de la acción directa. “Citando a Herman E. Daly, conviene recordar que, por importantes que sean las mediciones empíricas, a la hora de saltar de un avión en vuelo, es más útil el paracaídas que el altímetro” ha señalado. De esta manera, los avances han sido pocos y muy concentrados por regiones, sobre todo, de Asia (China y el sudeste asiático, los cuáles están en plena expansión económica) o el CEI (Comunidad de estados Independientes), cuyos procesos de reforma se antojan más fáciles ya que no parten de una situación tan dura como en África o buena parte de Asia. En opinión del ponente, los objetivos no se están alcanzando debido al propio diseño de los mismos y a las limitaciones intrínsecas que presenta su ejecución. Además, como se ha destacado, cada sociedad es heterogénea y eso dificulta la puesta en práctica común de dichos principios. “No somos iguales, hay grupos con intereses distintos, con actitudes distintas que persiguen objetivos distintos”, ha puntualizado el ponente, quién plantea el problema como “una guerra directa contra la pobreza y la exclusión”: “Hay que trabajar las tres dimensiones principales de estos objetivos: lucha contra la pobreza económica, reivindicación de una mayor capacidad política para hacerse valer y, una cobertura de las necesidades básicas (educación y sanidad, principalmente) sin descuidar ninguna de ellas”. Es precisamente ésta última dimensión en la que más se está actuando, otorgando mayores aportaciones económicas y recursos. “El problema es que si se descuidan las otras dimensiones, en el momento en que dejemos de aportar dinero y recursos propios, la situación se volverá a ir al traste”, ha explicado el ponente. “Los problemas nacionales de los países ricos están pesando mucho en los Objetivos del Milenio y van a cambiar las prioridades” ha concluido el ponente en referencia a la actual crisis que se está atravesando y su relación directa en el desempeño de los ODM.

La siguiente ponencia, “El impacto de la crisis económica en los países más débiles: entre el G-20 y la cooperación Sur-Sur”, ha corrido a cargo de Isidro Antuñano, coordinador del curso. En ella, el ponente ha explicado cómo la crisis económica está agravando la situación de la pobreza en algunas regiones del mundo, principalmente en África, el subcontinente indio, y el sudeste asiático. “Existe el riesgo de que los países del G20 se concentren en resolver los problemas financieros y de demanda agregada de sus respectivos países, a costa de las regiones del mundo más débiles”, ha manifestado el conferenciante. Para evitarlo, según ha explicado, es necesaria una actuación coherente que mantenga e incremente la Ayuda Oficial al Desarrollo, que evite el desplome de la inversión financiera en el Sur, de su participación en el comercio internacional, y de las remesas de emigrantes enviadas desde el Norte.

De esta manera, Isidro, en el desarrollo de su intervención, ha comenzado aportando datos recientes sobre la crisis económica en las regiones y países menos desarrollados, para después explicar la repercusión en éstas áreas y países de las decisiones del G20 y acabar hablando de la situación actual de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).

De su ponencia se han extraído cuatro conclusiones principales: la crisis se ha notado hasta ahora en mayor medida en los países desarrollados que son las que la crearon y, en menor medida, en los países del Sur en su conjunto. Dentro del Sur, la crisis golpea sobre todo a regiones y países de la CEI, países bálticos, Méjico y los NPI (Nuevos Países Industriales) de Asia. Los países menos afectados son países industrializados de economía autoritaria y con un mercado interior en expansión. Por último, la AOD no se ha recortado hasta el momento, sino que ha crecido, “aunque sigue un tercio por debajo del 0,7”, ha destacado el ponente.

Finalmente ha tenido lugar en Mesa Redonda un intercambio de reflexiones entre los dos ponentes de la mañana a los que se ha añadido, Josep M. Jordan Galduf, Catedrático de Economía Aplicada de la Facultad de CC Económicas y Empresariales de la Universitat de València.

En ella, Josep Mª March ha abogado por presionar desde el Norte para vencer esas limitaciones en el diseño de las estrategias del Milenio de las que hablaba en su ponencia y por prestar atención a lo pequeño, reivindicando más atención a los fenómenos cualitativos como “germen de procesos de desarrollo viables”. Por su parte, Isidro Antuñano ha hablado de la experiencia de la cooperación Sur-Sur (MERCOSUR, ECOWAS, CEEAC, etc), que muestran un camino adicional al de la cooperación Sur-Norte. Además, según ha declarado, “el llamado Consenso de América Latina es una vía de cohesión social mucho más eficaz que la del llamado Consenso de Washington y su ortodoxia económica liberal y antisocial”. Por último, Josep M. Jordan Galduf, quién también participará en la jornada de mañana, ha centrado su intervención en el análisis de los países del África subsahariana, una de las zonas más frágiles y vulnerables del mundo. Según ha señalado, en estos países existe una mala gobernanza, una debilidad de las instituciones, una falta de cohesión social y “una de las lacras más grandes: una inseguridad crónica y persistente” ha declarado el ponente, quién se ha planteado “¿Qué puede hacer la UE para luchar contra la corrupción e intentar evitar los estados fallidos y fracasados?”. Cinco son lo ámbitos de actuación que ha destacado: no obsesionarse con las políticas a corto plazo; mejorar el capital humano y social; restaurar y apoyar la mejor gobernanza regional; y, finalmente, reforzar la seguridad, “principal causante de los estados fallidos”, ha concluido.

Subir