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PP: “El plan de protección de Blasco Ibáñez llega tarde, cuando ya está derribada la primera fase de Agrónomos”

  • El PP pidió en diciembre a través de una moción en la comisión de Urbanismo que se elaborara el plan, siendo rechazada por el Gobierno de Ribó y PSOE

El concejal del Grupo Popular, Giner Corell, ha denunciado que “el plan de protección de los edificios universitarios protegidos en el campus de Blasco Ibáñez llega muy tarde, cuando ya se ha derribado la mitad la antigua escuela de Agrónomos. El PP pidió en el mes de diciembre a través de una moción la redacción de este plan de protección, pero fue rechazada por los votos del Gobierno de Ribó y PSOE”.

La moción del PP reclamaba “instar al Ayuntamiento de Valencia a impulsar, con carácter urgente y de manera coordinada con la Universidad de Valencia, el Plan Especial de Protección de los edificios universitarios protegidos de la Avenida Blasco Ibáñez”.

Giner Corell ha afirmado que “desde el Grupo Municipal Popular creemos que la pasividad del propio Ayuntamiento de Valencia, materializada en la ausencia del citado Plan Especial de Protección, no debería haber servido, en modo alguno, a nuestras Administraciones Públicas de subterfugio legal a la hora de autorizar el derribo, ya consumado, de las naves traseras de la antigua Escuela de Agrónomos y Peritos Agrícolas, sin la seguridad jurídica sobre el valor patrimonial de los edificios a demoler”.

Hace casi una década, el equipo de gobierno municipal impulsó la actualización del Catálogo de Espacios y Bienes Protegidos del Ayuntamiento de Valencia. Aprobado en 2015 con el informe favorable de la Conselleria de Cultura, éste incluía una serie de fichas sobre los edificios de la Facultad de Geografía e Historia, así como de las antiguas Facultades de Derecho y de la Escuela de Ingenieros Agrónomos y Peritos Agrícolas, en el Campus de Blasco Ibáñez, edificios todos ellos proyectados por Fernando Moreno Barberá tras la Riada del 57 y declarados Bien de Relevancia Local.

Estas fichas quedaron pendientes de desarrollar a la espera de la redacción por parte de la Universidad de Valencia de un Plan Especial de Protección en el que se especificase el ámbito de protección de los mismos. Así, por acuerdo plenario de 31 de mayo de 2013, se acordó “posponer la aprobación provisional de las fichas correspondientes a los inmuebles afectos a la Universidad de Valencia, incluidos en el Catálogo Estructural, hasta el momento en que se analizase y concretase su protección”.

Uno de estos edificios es precisamente la antigua Escuela de Ingenieros Agró-nomos y Peritos Agrícolas, construida en los años 60 sobre el Campo de Deportes de Goerlich situado en la fachada del Paseo de Valencia al Mar, hoy Avenida Blasco Ibáñez, alojando hasta la fecha de su cierre la Escuela Técnica Superior del Medio Rural y Enología.

Sobre dicho espacio está en marcha ya la ampliación del Hospital Clínico Universitario de Valencia. Por desgracia, el citado proyecto incluye el derribo de los pabellones auxiliares de Agrónomos, igualmente atribuidos a Moreno Barberá, contemporáneos en el tiempo y parte inseparable de dicho conjunto arquitectónico, según referencias del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos y otras publicaciones y autores (CTAV, Juan Blat Pizarro) recogidas en la propia Memoria de las “Obras de reforma y ampliación y mejora de la eficiencia energética del antiguo Edificio EUITA para la ubicación de las consultas externas del Hospital Clínico Universitario de Valencia”.

Los populares recuerdan que el artículo 3.70.3 de las Normas Urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1988 dispone que “la protección se extiende a la totalidad de la parcela en que se encuentra situado el edificio”, así como el sentir mayoritario de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, en cuya sentencia sobre Tabacalera, de 30 de octubre de 2015, extendía, asimismo, dicha protección a todo el complejo arquitectónico, al entender que la antigua fábrica de tabacos “forma un conjunto integrado no sólo por el edificio principal, sino también por el conjunto de naves que lo perimetran”, una conclusión que sería ratificada años más tarde por el Tribunal Supremo.

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