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El Papa Francisco agradece al Cardenal Cañizares la “acogida, testimonio y el ejemplo” en la ayuda a los migrantes

El Papa Francisco agradece al Cardenal Cañizares la “acogida, testimonio y el ejemplo” en la ayuda a los migrantes

    El Papa Francisco ha agradecido hoy, viernes, al Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y a la Archidiócesis de Valencia la acogida a los migrantes llegados por el mar Mediterráneo, durante una audiencia privada celebrada en el Vaticano junto a miembros y sacerdotes de la diócesis.

    Igualmente, el Pontífice ha dado las gracias al Arzobispo "por el ejemplo y testimonio, dado muchas veces con escasez de medios y de ayudas" en la diócesis y los ha animado a "seguir llevando la presencia de Dios a tantas personas que la necesitan".

    "Éste es uno de los desafíos del sacerdote hoy: permanezcan libres de toda mundanidad; ésta nos va enredando a este mundo y nos va alejando de Dios y de los hermanos, haciéndonos esclavos; y de ahí viene gran parte del anti-testimonio", ha asegurado el Papa.

    Además, "podemos preguntarnos, ¿cuáles son nuestras verdaderas riquezas? ¿dónde tenemos puesto el corazón? ¿cómo buscamos colmar nuestro vacío interior? Respondan en su interior y pongan los medios para que siempre se reconozcan pobres de Cristo, necesitados de su misericordia, para dar testimonio ante el mundo de Jesús, que por nosotros se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza".

    Discurso del Papa: El sacerdote, hombre obediente, de oración y libre en Cristo

    En el discurso que ha dirigido este mediodía a un grupo de sacerdotes y miembros de la Curia de la Archidiócesis de Valencia, acompañados por su Arzobispo, el cardenal Antonio Cañizares, el Papa Francisco se centró en la figura del sacerdote, y les exhortó a "ser hombres de oración, obedientes y libres en Cristo, así como enseñara san Vicente Ferrer", según informan fuentes de Vaticannews.

    En su discurso el Pontífice recordó que este año Valencia celebra el jubileo de san Vicente Ferrer, "quien trabajara y se empeñara por la unidad en la comunidad eclesial" y se centró en tres propuestas del santo a los sacerdotes, "tres medios fundamentales", para conservar la amistad y la unión con Jesucristo.

    "El primero es la oración, como alimento de todo sacerdote; el segundo, la obediencia a la vocación de la predicación del Evangelio a toda criatura; y el tercero, la libertad en Cristo, para poder así beber el cáliz del Señor en cualquier circunstancia (cf. Mt 20,22)."
    El sacerdote hombre de oración

    "El sacerdote es hombre de oración porque la vida interior del sacerdote repercute en toda la Iglesia, empezando por sus fieles", ha asegurado el Papa. "Rezar es la primera tarea del obispo y del sacerdote. De esta relación de amistad con Dios se recibe la fuerza y la luz necesaria para afrontar cualquier apostolado y misión, pues el que ha sido llamado se va identificando cada vez más con los sentimientos del Señor y así sus palabras y hechos rezuman ese sabor puro de amor de Dios".

    Obediencia a la vocación de la predicación del Evangelio a toda criatura

    Al hablar del segundo aspecto, el de la obediencia para predicar el Evangelio a toda criatura, el papa Francisco puntualizó a los sacerdotes que el Señor llama al ministerio para ser sus "testigos ante el mundo". "No somos propietarios de la Buena Noticia, ni "empresarios" de lo divino, -les advirtió-, sino "custodios y dispensadores de lo que Dios nos confía a través de su Iglesia". Y esto, añadió, "supone una gran responsabilidad, pues conlleva preparación y actualización de lo aprendido y asumido".

    La libertad en Cristo

    El último punto que abordó el Papa fue el de la unión con Cristo: "el sacerdote es libre en cuanto está unido a Cristo, y de Él obtiene la fuerza para salir al encuentro de los demás", dijo. Y, tras recordar la imagen de San Vicente sobre la Iglesia en salida, reiteró que la llamada al testimonio conlleva la "actitud" de salida "de ir al encuentro del hermano", inclusive en el despacho de la Curia.

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