La exposición “La Gloria del Barroco” muestra diferentes obras de arte sobre San Vicente Ferrer
Entre las obras destaca la biblia y el sermonario utilizado por el santo
Se exhiben pinturas, esculturas y documentos, de los siglos XV al XVIII
Entre las pinturas destaca la Aparición de San Bruno y San Vicente Ferrer al padre de San Luis Beltrán y Sueño del padre de San Vicente Ferrer (siglo XVIII), atribuidos a Francisco Bru; el Bautismo de San Vicente Ferrer, de Gaspar de la Huerta (1682); y el San Vicente Mártir de Jerónimo Jacinto de Espinosa (1635), cedido por un coleccionista particular de Madrid. Los lienzos se exhiben en la iglesia de San Esteban, “muy vinculada al santo dominico: en su ámbito vivió él y su familia, y en cuya capilla fue bautizado”, ha señalado el profesor Vicente Pons, comisario de la exposición. De hecho, la citada capilla ha sido restaurada por esta institución con motivo de la muestra.
En la iglesia de San Martín se exhibe la Biblia vulgata. Biblia de San Vicente Ferrer. El manuscrito, cedido por el archivo de la Catedral de Valencia, es un códice en pergamino-vitela escrito a dos columnas. Es la biblia que acompañó al santo en sus horas de estudio durante su predicación, y en ella hizo anotaciones. Está datada en la segunda mitad del siglo XVIII. Junto a él se muestra el Sermonario de San Vicente Ferrer, que ha sido restaurado con motivo de “La Gloria del Barroco” (1496), perteneciente al archivo de la Seu; y el Libro de Ordenanzas del Real Colegio Imperial de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer de Valencia, del siglo XVI, cedido por un coleccionista particular.
Entre las esculturas destacan el San Vicente Ferrer Niño (siglo XVIII), del taller de José Esteve Bonet, y el San Vicente del Mocadoret, atribuida a Vicente Vergara; ambas restauradas por La Luz de las Imágenes y expuestas también en la sede de San Martín.
“La Gloria del Barroco” pone en valor, tras la restauración desarrollada por La Luz de las Imágenes, el estilo barroco basado en ricas ornamentaciones de estucos, esgrafiados y dorados que se presentan en las tres iglesias –templos de San Esteban, San Martín, y San Juan de la Cruz- como auténticas joyas de arte decorativo. Manifestaciones artísticas que, junto con otras piezas cedidas por museos, colecciones privadas, monasterios e iglesias de diferentes poblaciones, conforman un itinerario de 302 obras de arte.
