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“Crisis alimentaria y cohesión social” en el Foro Luis Vives

“Crisis alimentaria y cohesión social” en el Foro Luis Vives
    Hoy ha finalizado el curso “La pobreza en el mundo: desigualdades globales y cooperación al desarrollo” del XVIII Foro Universitario Juan Luis Vives. La primera ponencia de la mañana, “Crisis alimentaria y cohesión social” ha sido llevada a cabo por Ana Fuertes Eugenio, Catedrática de Economía Aplicada de la Facultad de CC. Jurídicas y Económicas de la Universidad Jaume I de Castellón.

    De acuerdo con los datos del Banco Mundial, en el mundo viven unos 6.600 millones de personas. De ellos, 5.500 millones habitan en los países en desarrollo y menos desarrollados, y unos 1.100 millones en los países desarrollados. Según ha destacado la ponente, de esa población total, más de 3.000 millones de personas vivían en 2007 con dos o menos de dos dólares al día (unos 700 dólares al año) y dentro de esos 3.000, el colectivo más pobre, que englobaba en esa fecha nada menos que 850 millones de personas, tenía que sobrevivir con menos de 1 dólar de renta per cápita al día, es decir, unos 360 dólares al año.

    El límite del dólar al día marca el umbral del hambre en el mundo. Según datos proporcionados por Ana, por causa directa del hambre mueren al día unas 22.000 personas, de las cuales 15.000 son niños de edades inferiores a los 5 años. Las cifras de personas que carecen de lo básico para sobrevivir con un mínimo que garantice un nivel elemental de salud son también muy altas. Más de 1.200 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable, 1.000 millones carecen de vivienda digna y cuatro de cada diez personas en el mundo no tiene acceso a servicios sanitarios.

    La ponente también ha destacado que la desnutrición crónica combinada con un tratamiento insuficiente aumenta enormemente el riesgo de muerte de un niño. “Por eso, aunque más de la mitad de las camas de los hospitales de los países menos desarrollados están ocupadas por personas que sufren enfermedades prevenibles y que son causadas por falta de agua potable y de higiene, la muerte es el destino más probable de los que se encuentran en dicha situación”, ha explicado. “La falta de salud no es ni la causa ni el efecto de la pobreza, es un componente más de la misma, un hecho consustancial a ella y un parámetro que, quizás como ningún otro, ayuda a identificarla”, ha añadido.

    El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, realizó unas declaraciones en la última reunión del G-20 en torno al crecimiento del PIB de los países menos desarrollados, el cual va a verse reducido hasta el 2,1% en 2009, una caída de más de tres puntos porcentuales con respecto al año pasado. “Esta reducción en las cifras de crecimiento se calcula que generará unos 53 millones más de pobres, que tendrán que subsistir con menos de 1 dólar al día debido a la crisis”, ha explicado Ana de acuerdo a estas declaraciones. Las cifras aportadas se suman a los más de 100 millones de personas que se sumieron en la pobreza en 2008 debido a la crisis alimentaria. Por lo tanto, se espera que en un período más bien corto, la cifra de los más pobres en el mundo supere los 1.000 millones.

    Por su parte, la conferenciante también ha señalado que desde mediados de 2005 hasta septiembre de 2008, los precios de muchas de las materias primas alimentarias sufrieron incrementos espectaculares representando, en algunos casos, subidas de más del 80 y del 90 por ciento. Durante los primeros meses de 2008 los precios nominales internacionales de la gran mayoría de productos básicos alimentarios alcanzaron sus niveles más altos de los últimos 50 años mientras que en términos reales fueron los más elevados desde hacía 3 décadas.

    Aunque los precios actuales se han moderado debido, entre otras cosas, a la caída del precio del petróleo y, teniendo en cuenta que la situación de los mercados de productos alimentarios difiere entre países, todas las proyecciones apuntan a que sus precios se mantendrán más o menos altos en los próximos años (aunque no tanto como en el primer cuatrimestre de 2008). Las elevaciones en el precio de los alimentos han repercutido muy negativamente en algunos países, en especial los de menor renta per cápita y con mayor intensidad en los segmentos de menores ingresos, en la medida que, necesariamente, dichos colectivos deben dedicar un porcentaje mayor de sus rentas al conjunto de productos que configuran su sustento y el de sus familias.

    “¿Qué soluciones nos dan los modelos de crecimiento económico para resolver el problema de la pobreza en el mundo?”, se ha preguntado la ponente. “Los manuales de teoría económica no contemplan, entre otras cosas, la posibilidad del autoempleo, ni tampoco la idea de que los seres humanos tienen una capacidad de superación mucho más amplia que la que les asignan los modelos tradicionales”, ha explicado. “Según Yunus, si la teoría del autoempleo estuviese completamente integrada en el análisis microeconómico, se podrían estudiar y resolver más fácilmente los problemas de la pobreza, el desarrollo, la familia, la población y las diferencias de género”.

    Para muchas personas, la idea de políticas activas de creación de empleo es utilizada como “solución” al problema de la pobreza. Respecto a esta concepción, Ana piensa que “es posible que esta receta pueda tener éxito en las economías avanzadas, sin embargo, la erradicación de la pobreza en los países del tercer mundo necesita de nuevos planteamientos que contemplen la posibilidad de que los pobres puedan mejorar la base inicial de sus bienes de tal manera que éstos aumenten en cada ciclo económico permitiéndoles ganar, ahorrar e invertir”. Y eso sólo se consigue, según ha señalado, favoreciendo sus potencialidades iniciales y rompiendo algunas de las trabas que impiden, desde el mismo origen, su desarrollo, como por ejemplo, a través de la concesión de pequeñas sumas de crédito (microcréditos).

    Para finalizar, la ponente se ha planteado la siguiente cuestión: “¿Podemos reorientar nuestros postulados para crear un mundo sin pobreza?”. “Toda sociedad civilizada tiene la obligación de asegurar la dignidad a todos y cada uno de los miembros que la componen y conseguir que todos y cada uno de ellos tenga las oportunidades para salir de la pobreza”, ha contestado. Este fue el compromiso adquirido en el año 2000 cuando 189 jefes de Estado y de gobierno, en representación de sus ciudadanos, firmaron la Declaración del Milenio. “Tal vez el objetivo de erradicar la pobreza nos parezca demasiado difícil, pero el Grameen Bank consigue sacar de la pobreza cada año casi al 100% de sus prestatarios (7 millones de familias, aproximadamente 40 millones de personas). Por lo tanto, estamos ante una idea que contiene un profundo mensaje de esperanza, la de que tal vez mañana la pobreza y el hambre puedan ser superadas”, ha concluido.

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